Opinión

Con amor extraordinario

Felipe Guerrero:

Recordamos que hace Veinticinco años vivió su pascua de Resurrección Teresa de Calcuta. Partió a la eternidad esta hermana que «hizo cosas ordinarias con un amor extraordinario».

Teresa es una mujer  clave para poder entender en estos tiempos los valores de la solidaridad, la generosidad, la humanidad y el amor

No se llamaba Teresa ni tampoco nació en Calcuta. Su verdadero nombre es Agnes Gonxha Bojaxhiu  y es conocida como de Calcuta por haber dedicado su vida a labores de servicio y de  ayuda a los más necesitados en esa ciudad. Realmente  Teresa nació en Skopje o Escopia​​ la actual capital de la República de Macedonia.

El día de su nacimiento a la vida eterna de esta pequeña mujer, la «Madre de los Pobres» un poderoso medio de comunicación colocó como título de portada: «El mundo quedó huérfano» y desde ese momento comenzamos a identificarla como la Santa de la Post-Modernidad porque tal como lo asegura el Doctor en Derecho Canónico Marcelo Gidi «Un santo no es una persona perfecta sino una persona cuya trayectoria vital tiene sentido desde el punto de vista de la fe y de las obras».

Teresa de Calcuta es un símbolo del tipo de santidad para esta hora. Ella representa el mejor testimonio de que la santidad no es propia de una persona con una vida perfecta, sino de personas de carne y hueso, que viven en el mundo real, con sus dudas y con sus preguntas.

Felipe Domínguez, al señalar una característica del trabajo de la Santa de la Post-Modernidad,  dijo que «Ella hizo cosas muy pequeñas y muy sencillas, pero de una manera extraordinaria, porque lo hizo con mucho amor». Teresa buscó, recibió y acompañó a las personas más humildes, a las últimas entre las últimas de la sociedad, a los intocables, dentro de un país ya pobre. Eran personas que todo lo necesitaban y de Teresa todo lo que recibían ya era más de lo que tenían…

La madre Teresa «Recogió a esas personas y las llevó a un albergue y se quedó con ellas y les dio algo de dignidad para morir. No era un súper hospital, pero ella amó a la gente y cuidó a estas personas hasta que murieron. Su trabajo no tenía milagros o curas. Dio la bienvenida a esas personas en el momento más frágil, que es el final de la vida».

Definitivamente  el amor que enseñó el hijo del Carpintero de Nazareth, define la vida y obra de esta mujer que ante todo es un símbolo cristiano. Con razón afirmó que «Amar es dar y dar hasta que duela»

Hizo la gran revolución del amor para los excluidos y marginados. «Vivió pobre, entre los pobres. Sólo los que viven entre los pobres pueden entender la lógica de esta solidaridad, bastante diferente a los poderosos y a los gobernantes que viven lujosamente en palacios distantes y lejanos de la realidad de los excluidos.

Teresa sigue entre nosotros. Mientras peregrinaba por la tierra, nunca hizo reverencias a quienes detentan el poder. Se inclinó sobre las personas harapientas y desfallecidas, que mueren abandonadas al borde de las calles. En cada excluido reconoció la dignidad que Dios le había dado a esa persona. Fue la misionera que se hizo oír ante los poderosos culpables de crear tanta pobreza.

Hoy le pedimos a la Santa de la Post-Modernidad, a esta incansable trabajadora de la misericordia que nos ilumine para comprender la grandeza de cada marginado. Que despierte en cada uno de nosotros el verdadero amor para «Dar hasta que duela».

Que nos siga iluminando la santa que sirvió con AMOR EXTRAORDINARIO.-

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