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La cruz de los jóvenes que burló al comunismo europeo se alza ante 40.000 españoles en la JMJ

La cruz de los jóvenes posiblemente sea el símbolo peregrino con más historia en las últimas décadas: ya sean lugares inhóspitos como la Antártida, de persecución, como el régmine comunista de Rumanía, o separados a miles de kilómetros, ninguno se le resiste

La cruz de los jóvenes, símbolo peregrino por excelencia de la Jornada Mundial de la Juventud desde 1986, ha concluido una larga travesía que tenía  la JMJ de Lisboa como meta y a la Virgen Salus Populi Romani como compañera de viaje.

Hicieron su aparición estelar este domingo, en el encuentro de jóvenes españoles presidido por el cardenal Omella, si bien llegaron a la capital lusa la primera semana de julio. Desde entonces, la Cruz y la Virgen han recorrido 22 municipios de la capital hasta llegar a la Jornada Mundial de la Juventud.

Sin embargo, su viaje hasta Lisboa comenzó en Angola. Allí permanecieron del 8 de julio al 18 de agosto de 2021. Después se trasladaron a Polonia, donde recorrieron 7.500 kilómetros y todas las diócesis del país del este europeo. Posteriormente, avanzó la peregrinación por 40 diócesis de España, entre el 5 de septiembre y el 29 de octubre, habiendo recorrido hasta aquí más de 14.000 km.

La estancia en Portugal ha tenido lugar entre noviembre del 2021 y julio del 2023, periodo en el que visitaron, nuevamente, todas las diócesis del país como antesala a una inminente Jornada Mundial de la Juventud.

La página oficial de la JMJ de Lisboa informa que los símbolos peregrinaron más de 40.000 km, «entre montañas y llanuras, desde el interior hasta la costa; se hicieron travesías en barco, conexiones en tren, se subió a los santuarios más emblemáticos de las diócesis portuguesas y los lugares históricos para Portugal y su pueblo».

A través de las 21 diócesis, la cruz peregrina y el icono de Nuestra Señora fueron transportados en camiones de bomberos, botes, carrozas creadas para este fin, en un barco de la Marina, en aviones de la Fuerza Aérea Portuguesa así como por miles de jóvenes. Los centros comerciales, iglesias y prisiones, hospitales y residencias, colegios, asociaciones y centros de formación no se quedaron sin contar con la cruz y la Virgen, aunque fuese por breves instantes.

La primera aparición de la cruz en la JMJ, ante 40.000 españoles

Este lunes la cruz también estuvo presente en un multitudinario encuentro de jóvenes españoles en Estoril, con cerca de 40.000 peregrinos llegados de 67 diócesis de España, 64 obispos y 900 sacerdotes, así como con el cardenal Omella, que presidió la misa.

El encuentro finalizó con un festival nocturno llamado Caminos de juventud (aquí en vídeo) con músicos y animadores como DJ Abraham; Unai Quirós; Aisha; Toño Casado; Nico Montero; Celia Salamanca; Marta Mesa; Juan Baena; La Voz del Desierto; Jesús Cabello; Migueli y Grilex, y algunos temas del musical ‘Malinche» de Nacho Cano.

Este es, sin embargo, solo un capítulo más de una cruz que bien podría incluirse en los libros de historia.

Juan Pablo II fue quien entregó este símbolo a los jóvenes, en 1984, y desde ese año no ha faltado a ninguna Jornada Mundial de la Juventud.

Con sus 3,8 metros de altura y confiada a una multitud como para que fuese llevada «como signo del amor de Jesús a la humanidad», ha sido transportada a pie, en barco e incluso trineos, grúas o tractores.

Durante su recorrido se enfrentó a muchos obstáculos: desde ataques aéreos hasta dificultades de transporte, como la imposibilidad de viajar por no caber en ninguno de los aviones disponibles, llegando a pisar incluso la Antártida.

También fue un signo de esperanza ante la amenaza comunista, como ocurrió en Praga en 1984 o en Bucarest en 1988, así como en lugares desolados por atentados y masacres, como fue la «zona cero» de las torres gemelas, en Nueva York. Allí consoló a víctimas, heridos y a quienes perdieron en minutos vida y familias.

La cruz de los jóvenes, en una prisión.

La cruz de los jóvenes, en una de las muchas prisiones que ha visitado a lo largo del mundo. 

Contrabando clandestino para iluminar la Rumanía comunista

El episodio de Bucarest fue especialmente llamativo, pues su introducción al país era a todas luces ilegal bajo el régimen comunista de Nicolae Ceaușescu. Por eso generó sorpresa entre la comunidad católica cuando vieron que el madero se escondía en la casa de Alexandru Todea, obispo y cardenal hasta su muerte en 2002, habiendo sufrido 13 años de prisión durante el régimen. La forma de sortear los controles fue astuta: la parte larga fue enviada como mercancía, mientras que las otras dos partes fueron introducidas en mochilas, en días diferentes, sin que las autoridades sospechasen nada. Desde entonces, la casa de Todea fue un auténtico foco de peregrinación clandestina.

La cruz tiene además una larga conexión e historia con España. Además de recorrer toda la geografía española con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid en 2011, volvió a visitar el país como antesala al evento de Lisboa. Llegó en septiembre de 2021 y durante casi dos meses recorrió al menos 55 puntos del país. –

J.M.C.

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