Trabajos especiales

¿Brasil: Política Exterior desde el año 2023?

La economía brasileña busca insertarse en una economía internacional altamente integrada y competitiva, hoy con fuertes tensiones ocasionadas por el COVID-19, la guerra de Ucrania y la creciente amenaza de estanflación

Jesús Mazzei Alfonzo:

El año pasado, con la dimisión y toma de posesión del nuevo Ministro de Relaciones Embajador Carlos Alberto Franco Franca, hace aproximadamente más de año y medio (perfil más discreto y pragmático), a raíz de la posición insostenible de Ernesto Araújo, por el mal manejo de la obtención de vacunas, el tratamiento de las relaciones con China y EEUU, y el alineamiento con la política exterior de Donald Trump, en una importante contradicción con las mejores tradiciones de la política exterior de ese país, se tuvieron buenas expectativas de un manejo más pragmático y mesurado de las relaciones exteriores por parte del nuevo Ministro de Relaciones Exteriores Franco Franca. En efecto, un canciller muy dogmático en sus posiciones ideológicas, Ernesto Araújo, que era parte del ala olavista del Gobierno de Bolsonaro, su designación hace más de 3 años siempre fue cuestionada, al interno de Itamaraty, pero fue admitida. En fin, muchos frentes abiertos y con el inicio de la campaña electoral en el Brasil, quizás una de las políticas públicas más debatidas es la de relaciones exteriores en el horizonte brasileño, por el contexto electoral y el porvenir de ella, vista un eventual cambio de gobierno en el Brasil el año que viene y el balance que deje Bolsonaro en el frente internacional., donde ha sido muy cuestionado.

En ese sentido, Miriam Gomes Saraiva politóloga resume muy bien, lo que ha sido la política exterior bolsonarista desde su llegada al poder “…Al llegar a la presidencia en 2019, rompiendo con una tradición de continuidad, Jair Bolsonaro estructuró una nueva política exterior, basada en nuevas ideas y poniendo en jaque los estándares que habían guiado la inserción internacional de Brasil durante mucho tiempo. Los temas de política exterior de Bolsonaro, en muchos casos, buscaban satisfacer las demandas de grupos específicos que lo habían apoyado en la campaña electoral, reduciendo la centralidad decisoria del Ministerio de Relaciones Exteriores…”

Ahora bien, la elección probable de Lula el próximo 2 de octubre abre la posibilidad a que se elija a otro profesional de Itamaraty y una de las candidatas más escuchadas o sonadas hasta ahora es la Embajadora María Luiza Viotti, economista y diplomática de carrera y quién ha ejercido algunos cargos importantes como: desde enero de 2017, jefa de gabinete del Secretario General de la ONU António Guterres. Ha sido también, embajadora de Brasil en Alemania (2013-2016), representante permanente de Brasil en Naciones Unidas (2007-2013) y presidenta del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en febrero de 2011 y además, Directora-General del Departamento de Organizaciones Internacionales; Directora-General del Departamento de Derechos Humanos y Asuntos Sociales; Secretaria General de la División de América Del sur; Coordinadora ejecutiva en el gabinete del Ministro de Relaciones Exteriores, Cónsul en Alemania en diversas áreas diplomáticas en el servicio interno brasileño, es decir, tiene amplia experiencia en el manejo de misiones diplomáticas requisito fundamental en Brasil para ser un buen canciller. Repasamos entonces ahora, los principios fundamentales de la política exterior brasileña, por lo menos hasta el año 2018, que hubo para algunos analistas una ruptura no sólo en los principios sino en la forma de ejecución de los mismos.

Efectivamente, los principios rectores que han regido históricamente la política exterior del Brasil y que son sus ejes en la formulación e implementación son los siguientes:

Pacifismo: Se fundamenta en la no-confrontación, la búsqueda de soluciones pacíficas negociadas de las controversias, la condena del uso de la fuerza para la obtención de resultados externos.

El universalismo: entendido este como el todo el acervo de contactos bilaterales que constituyen el patrimonio histórico del Brasil, su vocación universalista. También la diversidad de contactos bilaterales y multilaterales sirve para la realización de los intereses nacionales.

Juridicismo: respeto a los tratados y convenciones, entendidas como manifestaciones sacrosantas del Derecho Internacional y que son asumidas por la voluntad nacional.

Realismo, autonomía heterodoxa, pragmatismo: acciones vinculadas a los intereses nacionales. Se abandona la idea de construcción y el uso del papel de potencia del país, para ganancias internacionales, se despolitiza y desideologiza la acción internacional (cosa que en el gobierno de Bolsonaro no se hizo)

Autodeterminación y no intervención: son alimentados por el carácter pacificista de la política exterior y sobre todo por el realismo que ilumina a su ejecutoria internacional, basado en la cooperación y negociación y en el tratamiento de la diplomacia multilateral.

Por lo tanto, hay una tradición de la praxis diplomática, la cual es radicalmente contraria a la intervención, el rechazo que podría dar el legitimar eventuales intervenciones o acciones correctivas fuera del sistema o ambiente de poder internacional. Se defienden en forma contundente los principios de autodeterminación y no intervención de los pueblos.

 

Si partimos de los años noventa durante los Gobiernos de Collor, Itamar Franco y Fernando Henrique Cardoso, podemos apreciar en esa política pública esos hilos conductores, que se afianzan en la época de Luis Inácio Lula da Silva, Dilma Rousseff y Temer, cuestionados por el canciller saliente.

La economía brasileña busca insertarse en una economía internacional altamente integrada y competitiva, hoy con fuertes tensiones ocasionadas por el COVID-19, la guerra de Ucrania y la creciente amenaza de estanflación.

Además, siempre buscó mantener los márgenes de maniobra, para no inviabilizar su histórico proyecto nacional, con base a los principios arriba enunciados. Ahora bien, la política exterior de este país, tiene tres indagaciones que responder:

En primer lugar, ¿qué es lo que Brasil desea obtener de su relación con el medio internacional en la próxima década luego del gobierno de Bolsonaro? la respuesta evidente y con un claro objetivo, es conseguir el intercambio externo para la realización del desarrollo, tanto en su dimensión económica como social, para lograr profundizar los derechos humanos y medio ambiente, elementos que sirvan y puedan ser complementados con acuerdos y sistemas que ayuden a las políticas internas.

En segundo lugar, ¿cómo el Brasil desea relacionarse con la comunidad internacional?, aquí están los principios que tradicionalmente han orientado su política exterior, tales como la no intervención, el respeto a la autodeterminación, la no injerencia en los asuntos internos y la solución pacífica de las controversias.

La tercera interrogante, cuál es el mundo que ellos desean?, puede estar resumida en algunas ideas fuerzas: paz, desarrollo, y participación amplia, por ello es que el Brasil de acuerdo a los especialistas buscará, esperamos vigorizar los valores de la democracia, los derechos humanos y la preservación del medio ambiente. Estas y otras interrogantes, la tendrán que responder la gestión del nuevo ministro. Será un cambio de las formas, de sustancia más no del contenido. Método, substancia y alcance. Porque el contexto de una probable nueva administración de Lula, será en un entorno, un contexto histórico-político y con una coalición de gobierno diferente a la del año 2002. Veremos como siguen evolucionado los acontecimientos. El actual panorama exige perspicacia y habilidad en la conducción de la política exterior en defensa del interés nacional, de acuerdo a sus preceptos tradicionales.

jesusmazzei@gmail.com

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