Carta de Don Mario Briceño Iragorry a la juventud venezolana

Fernando León González:
En esta carta, Mario Briceño Iragorry trasciende en el tiempo. No se opone al desafío que nos da el avance tecnológico, al contrario, asoma la idea del impacto que vemos hoy en los medios audiovisuales, sobre los niños y los jóvenes. Su escrito refleja ese amor que siente por la juventud, por su espíritu de lucha, por ser irreverentes y por buscar siempre su identidad. La juventud es una etapa maravillosa de la vida y con ella entendemos, a veces por conciencia propia y, a veces, con tropiezos, las crudas realidades de la adultez. Para suerte de don Mario, su juventud lo conduce a conocer la literatura, siempre apoyado por sus padres y maestros. En este texto resalta, indiferentemente, sea cuál sea, la vocación que tenga un joven, siempre debe entender qué fue lo que lo llevo hasta ahí. Debe mirar el futuro sin desconocer su pasado. Concluye su mensaje, advirtiendo que, la cultura hispanoamericana no debe dejarse influenciar por ideas de opulencia anglosajonas y asoma la idea, casi obligada, de leer *Ariel* y adentrarnos en ese modelo que para él representa la salvación de América.
Leamos un extracto de la carta de Mario Briceño Iragorry:
«No os dejéis aplastar por el mundo, ni su avance, marchad con él, pero siempre volviendo la mirada hacia el pasado para escuchar la voz antigua de la tierra, que nos nutra la savia de las raíces dormidas en lo más profundo de nuestra región. No olvidéis rescatar lo nuestro para poder proyectarnos en el futuro con un rostro sólido y firme. Pongamos el progreso y la tecnología a disposición del hombre y para bien de la humanidad. Que el brillo de la opulencia no ciegue nuestros ojos y nos haga caminar por sendas equivocadas que lleven a actuar en contra de nuestros intereses y los de la patria.» (MBI)