Obras de caridad en Las Tejerías: la continuidad al legado de la beata Madre María de San José
Las hermanas de la Congregación Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús llegaron el domingo para asistir con arepas, teteros, sopa y agua potable; así como también con la palabra de Dios en medio de la incertidumbre, el dolor y el miedo
Fabiana Ortega F.:
Fueron las hermanas de la Congregación Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús unas de las primera en llegar a Las Tejerías para brindar apoyo material y espiritual, apenas horas después del deslave del sábado 15 de octubre que arrasó con casas, pasarelas, vehículos, árboles y rocas, tras las intensas precipitaciones registradas en la entidad maracayera.
“Hemos estado desde el primer día de la tragedia. Llegamos el domingo.La Madre General envió a un grupo de hermanas con los primeros insumos de lo mismo que ya nosotras teníamos acá del servicio a los pobres que prestamos en esta comunidad”, explica la hermana Gracelia Molina, religiosa Agustina.
Explica que en los días posteriores se organizaron para recolectar más insumos y sumar más voluntades.
«Ellas han caminado hasta más de una hora para llegar a esos sectores más alejados y recónditos donde no está llegando la ayuda”, señala Molina, quien actualmente también es la Vicepostuladora de la Causa de Canonización de la primera beata de la país, Madre María de San José.
En ese sentido, comenta, la labor que han hecho estos días es la misma que vienen realizando desde décadas atrás para dar continuidad a las obras de caridad que les caracteriza: cuidar, ayudar y atender a los abandonados, marginados, vulnerables, pobres y rechazados.
Durante estos días, con sus hábitos marrones y zapatos negros, han pisado lodo, cruzado ríos y sorteado las estrictas restricciones en el paso de la zona afectada.
“Lo que hemos podido llevar de forma concreta, de forma material, ha sido ropa, alimentos cocinados (arepas rellenas, envases con sopa caliente) y por supuesto alimentos no perecederos y agua porque ellos no tienen servicio eléctrico ni servicio de agua. Las Tejerías colapsó. Hemos también pensado en los más pequeñitos: las Hermanas han preparado teteros. Todo para entregarlos directamente a las personas afectadas”, explica Molina.
Además de la ayuda material también, como Iglesia, llevan un mensaje de consuelo y esperanza en medio del dolor, la incertidumbre y el miedo.
“El trabajo, más allá de lo material que podemos ofrecer, es también un trabajo espiritual. Es ponernos en el lugar del otro. Es saber que esta situación llegó en un instante de una manera inesperada. Es el momento de la desesperación, de mucha gente que vio arrastrar a sus familiares por las aguas. Se trata de un daño espiritual, psicológico y anímico muy fuerte. Y ahí estamos nosotros para acompañarlos como Iglesia que está atenta a las necesidades de sus hermanos. Porque en estos momentos hay personas que han tenido bajones de fe, incluso culpan a Dios. Yo estoy segura que esto no es voluntad de Dios. Eso simple es una constitución humana y sencillamente estos desastres naturales son impredecibles. Se hacen factibles para todos”.
Esta religiosa Agustina destaca que durante esta primera semana, el país ha dado muestra del sentido de la solidaridad y la fraternidad, en medio de la catástrofe.
“Sí se ve allí gran movimiento de ayuda. Mucha gente particular, parroquias, religiosas y sacerdotes nos hemos encontrado aquí, todos unidos en una misma causa. Quizá nosotras como religiosas somos un poco más visibles porque vestimos un hábito o los sacerdotes se llevan su clériman pero sé que hay muchos movimientos en esta loable labor. Porque esta es una situación que en dos semanas se va a solventar. Esto va para mucho tiempo y la idea es que se nos estén enfriando las ganas de ayudar y que ahorita todo el mundo se avoque y a lo que pasen los días ya no tengamos ningún tipo de ayuda para ellos. La idea es caminar un poco en el tiempo con ellos para ayudarles a salir de esta situación tan difícil”, sentencia.
Quienes deseen sumarse a las Hermanas Agustinas Recoletas y llevar su aporte tienen un centro de acopio en Maracay en el Santuario de Madre María de San José y en Los Teques en el Instituto Sagrado Corazón de Jesús a dos cuadras del hospital Victorino Santaella. También pueden ponerse en contacto a través de sus redes sociales @HermanasARCJ