Opinión

Calentamiento Global, AgroCría Regenerativa y tu Salud

 

 

José Antonio Gil Yepes:

 

La lucha contra el calentamiento global se ha enfocado en mejorar la combustión de los hidrocarburos o sustituirlos. Pero poco se habla de la contribución que haría en ello una mejor alimentación y el evitar la desertificación al cambiar prácticas agropecuarias convencionales.

 

¡Sorpresa! El arado es lo que más daño ha causado a la tierra, la agricultura y al ambiente. Voltear la tierra para sembrar o sacarle nutrientes agota la tierra, le somete a temperaturas extremas y la hace polvo, que se lava con las lluvias; en vez de que el agua se infiltre, humedezca la tierra, que las plantas absorban el carbono y liberen el oxígeno (fotosíntesis). De allí desastres ecológicos como la desertificación de más de un tercio de las tierras del planeta; lo cual elimina fuentes de ocupación y dispara migraciones rural-urbanas, la marginalidad e inestabilidad política.

 

Las alternativas al arado empiezan por lo contrario, nunca dejar la tierra descubierta. Sembrar una diversidad de plantas y rotarlas para enriquecer el suelo y los alimentos. En la cría, hay que rotar el ganado en diversos potreros y éstos deben ser utilizados en diversas épocas del año y con diversas cargas de animales para favorecer la diversidad de especies y variar el grado de explotación del pasto, sin agotarlo. Es necesario que se aprovechen la bosta, orina, enzimas de la saliva del animal y su aliento (emite CO2 que absorben las plantas), para lo cual se requiere que los escarabajos, las termitas, las lombrices, los hongos micorrizas y bacterias hagan el trabajo de partir las moléculas y piedras para que las plantas puedan absorber los nutrientes; algo similar al trabajo que hacen las bacterias en nuestro estómago. Lo que supone eliminar los fertilizantes sintéticos y pesticidas que matan a esos organismos.

 

El mejor pasto tiene hojas más grandes porque hace más fotosíntesis ya que sus raíces son más profundas y cuentan con más microorganismos, aire y agua. Esto aumenta la proporción de sólidos solubles en la planta (el Grado Brix), alimentando más y mejor con menos pasto consumido. Y, en la medida que mejoran los suelos, los animales comen más minerales a través de mejores pastos y no necesitan comer minerales suplementarios.

 

Los microorganismos que fraccionan las moléculas de CO2 oxigenan la tierra y fijan en ella el carbono, permitiendo que las plantas lo absorban, contrarrestando el efecto invernadero. Pero, nada pasa si los matas echándole los “cidas”. 

 

En el caso de que tu tierra ya esté desmejorada, puede que observes que el suelo desnudo se haya sellado. ¡Dale gracias a Dios! Ese sello refleja el sol para bajar la temperatura y conservar nutrientes y semillas. Pero, si el suelo ya se hizo polvo, reza, porque las lluvias y el viento se llevarán lo que quede de vida. En ambos casos, necesitas meter animales para que partan el suelo con las pezuñas y lo rieguen. Para que esos animales coman, es necesario esparcirles heno, el cual también va a permitir conservar la humedad y sujetar el suelo ante la lluvia. La corrección del suelo es progresiva: hierbas, malezas, pastos anuales y luego pastos y árboles perennes. En Netflix (“Kiss the Ground”) vi la recuperación de un caso extremo, una mina de oro a cielo abierto, reconvertida en un predio para la cría de ganado.

 

En los suelos sanos o recuperados, el pasto regula las temperaturas: más frío en verano y más caliente en invierno; la mayor parte del agua no se evapora desde un charco muerto sino que parte se infiltra en la tierra y parte va a la atmósfera vía la evapotranspiración de las hojas. Este proceso envía H2O a la atmósfera mezclada con microorganismos (carbono) y cada molécula de carbono funciona como un “núcleo de condensación” porque atrae 10 moléculas de vapor de agua, formando la gota que precipita la lluvia sobre el predio. “Lluvia efectiva” significa lo que puede infiltrar la tierra para alimentar vegetales y animales. La “lluvia no efectiva” no se infiltra, lava el suelo o se encharca, pudre las plantas y enferma las patas del ganado y, cuando se evapora, no induce la lluvia.

 

La agrocría regenerativa no inventó nada, sólo copia la naturaleza. Estas técnicas contrarrestan el efecto invernadero; elevan el poder alimenticio de los productos, los hace orgánicos al eliminar pesticidas y fertilizantes químicos, evitando enfermedades; elevan la productividad (más producción, más alimenticia, en menos espacio); bajan los costos (menos fertilizantes, “cidas”, alimentos complementarios, agua por riego, etc.) y elevan los beneficios; arraigando la gente al campo y evitando migraciones. No tienes que cambiar todo lo que haces, empieza experimentando con los principios que te resulten más accesibles y vas aprendiendo. Vé el video “Kiss the Ground” o asiste a los cursos de AgroCría Regenerativa de la Fundación Nadbio, Yaracuy.-

@joseagilyepes

 

Publicaciones relacionadas

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba