Ecuador reza para que la violencia no se apodere de la sociedad
Los fieles católicos ecuatorianos cumplieron, ayer, una jornada de oración convocada por los obispos ante la creciente violencia, especialmente del crimen organizado, que les ha costado la vida a numerosas personas, entre ellos policías, en la última semana
No es la primera vez que los obispos de la Conferencia episcopal ecuatoriana (CEE) se pronuncian firmemente contra la espiral de violencia que se ha apoderado del país en los últimos meses. A final de su Asamblea Plenaria, el pasado 20 de octubre, el presidente del episcopado y arzobispo de Guayaquil, monseñor Luis Cabrera, en un videomensaje manifestó la preocupación de la Iglesia y su dolor por las víctimas inocentes y sus familias.
La Jornada de Oración por la Paz, que tuvo lugar este domingo, fue convocada en medio de una situación de emergencia que ve a tres provincias declaradas, desde el pasado 1 de noviembre, bajo estado de excepción tras los repetidos atentados con explosivos y coches bomba cometidos por el crimen organizado que había amenazado una “guerra” ante el posible traslado de presos a otras cárceles y en represalia por la intensa operación del Estado contra el narcotráfico.
No bajar los brazos
En la declaración, los obispos la CEE, “como pastores de la Iglesia católica, con el corazón herido por la violencia que busca apoderarse de nuestra sociedad” invitan a unirse “como hermanos” para “combatir a los verdaderos enemigos del presente y del futuro.
“Exhortamos a no bajar los brazos, a no ceder a la tentación de ser parte de la violencia, a no hacerle el juego al miedo” – se lee en la nota publicada en el portal del episcopado – en la que recuerdan las palabras del Papa al afirmar que “las mafias vencen cuando el miedo se apodera de la vida, razón por la cual se apoderan de la mente y del corazón, despojando a las personas de su dignidad y libertad”
Más cordura, menos demagogia
Al dirigirse a los actores sociales y políticos, los obispos ecuatorianos advierten que está en riesgo el futuro del país, pues cuando se busca “sembrar la muerte y el caos se atacan los valores comunes”, una lucha que se debe enfrentar con “cordura” y “valentía”, en respeto de la Constitución y de la democracia, sin “hacerle el juego a la demagogia, el populismo y a la búsqueda de intereses personales o partidistas”, sino en «defensa de los más pobres y vulnerables».
“Es hora de la unión nacional, de reconstruir el pacto social que nos une y combatir a ese enemigo común que es el crimen organizado, el tráfico de drogas, la delincuencia, la inseguridad, que buscan destruir el tesoro más valioso que tenemos, nuestros niños y jóvenes, y que encuentran terreno fértil en una sociedad en la que lastimosamente la pobreza y la desigualdad parece no tener fin”.
La fraternidad triunfa sobre la división
El episcopado también manifiesta su solidaridad “con quienes han perdido a una persona querida, víctima de la violencia asesina de estos días en las calles, en las cárceles, civiles y policías”. En este contexto, también agradece “a quienes cumpliendo su deber” ponen en riesgo sus vidas.
“Queremos compartir con todos ustedes una esperanza, y es esta: que el sentido de fraternidad poco a poco triunfe sobre la división, en todas las conciencias y corazones… solo desde allí podremos curar, volver a sanar los comportamientos, las relaciones, las decisiones, el tejido social, de modo que la justicia y la paz ganen espacio, se amplíen, se arraiguen, y ocupen el sitio de la iniquidad y la violencia”.
Estado de excepción
Tras los múltiples ataques con explosivos y coches bomba ocurridos el 31 de octubre y parte del 1 de noviembre y que causaron la muerte de dos policías, el Presidente de Ecuador, Guillermo Lasso declaró el estado de emergencia durante 45 días y el toque de queda en las provincias de Guayaquil, Esmeraldas y Santo Domingo. El mandatario explicó que la medida se basa en la necesidad de mantener la presencia del Estado en el territorio, reforzar el orden público y limitar escenarios de violencia. Lasso afirmó que la situación es una respuesta terrorista del crimen organizado a su lucha contra el narcotráfico y una reacción contra los traslados de narcotraficantes presos a penitenciarios en otras provincias.-
Vatican News