El Papa

El Papa: La polarización no es católica

El Santo Padre ha concedido una amplia entrevista a la revista jesuita estadounidense "America Magazine", publicada este lunes 28 de noviembre. Entre los temas tratados, destacan el rol de las mujeres en la Iglesia, el acuerdo con China, la guerra en Ucrania, los abusos sexuales y el aborto

El 22 de noviembre, cinco miembros de America Magazine, la revista fundada por los jesuitas de Estados Unidos en 1909, entrevistaron al Papa Francisco en su residencia de Santa Marta en el Vaticano. Se trata del padre Matt Malone, director saliente; el padre Sam Sawyer, editor entrante; Kerry Weber, director ejecutivo; Gerard O’Connell, corresponsal; y Gloria Purvis, conductora del «Podcast Gloria Purvis». Con el Papa discutieron sobre una amplia gama de temas, incluyendo la polarización en la Iglesia estadounidense, el racismo, la guerra en Ucrania, las relaciones del Vaticano con China y el papel de las mujeres en la Iglesia. El Papa habló en español con la ayuda de Elisabetta Piqué para la traducción.

Dios me hace feliz

«¿Qué es lo que lo hace tan feliz, tan sereno y alegre en su ministerio?». Con esta pregunta se abrió la proficua entrevista, de la que publicamos amplios extractos,  y esta fue la respuesta del Papa:

«Cuando estoy con la gente yo estoy feliz, siempre. Una de las cosas que como Papa me cuesta más, es no andar por la calle, con la gente, porque acá no se puede salir, es imposible andar por la calle. Pero yo no voy a decir que estoy feliz porque esté bien de salud, o porque como bien, o porque duermo bien o porque rezo mucho. Estoy feliz porque me siento feliz yo, Dios me hace feliz. Yo no tendría que reprocharle nada al Señor de alguna cosa que me haya hecho mala. A lo largo de mi vida siempre me llevó por su camino a veces en momentos difíciles, pero siempre está la seguridad de que uno no camina solo. Yo tengo esa seguridad. Yo no camino solo, Él está al lado mío. Uno tiene sus equivocaciones, también sus pecados, yo me confieso cada 15 días, pero no sé, yo soy así».

El pueblo de Dios es uno solo

Refiriéndose al reduccionismo simplista que divide la realidad entre buenos y malos, el Papa afirma que «la polarización no es católica».

«Un católico no puede pensar aut-aut y reducirlo todo a polarización. La esencia de lo católico es et-et».

El Pontífice reivindica que «lo católico une lo bueno y lo no tan bueno. El pueblo de Dios es uno solo. Cuando hay polarización entra una mentalidad divisoria, que privilegia unos y deja de lado a otros. Lo católico siempre es armónico de las diferencias. Si vemos como actúa el Espíritu Santo, primero hace el desorden: pensemos en la mañana de Pentecostés, el lío que se armó allí. Y después hace la armonía».

«El Espíritu Santo en la Iglesia no reduce todo a un solo valor, sino que hace armonía de las diferencias de los opuestos. Y ése es el espíritu católico. Cuanto más armonía con las diferencias y con los opuestos se hace más católico. Cuanto más polarización, se pierde el espíritu de lo católico y se cae en espíritus sectarios. Esto no es mío, pero lo repito: lo católico no es aut-aut, sino que es et-et, sumar las diferencias. Y así se entiende el modo de tratar el pecado en lo católico, que no es puritano. Santos y pecadores, los dos juntos».

Los obispos, la fe y la moral

En un sondeo de 2021, se preguntó en quiénes confiaban los católicos como guía-líderes en fe y moral. De los grupos que pusieron en la lista, la Conferencia Episcopal de Estados Unidos quedó última: solo un 20% de los católicos la consideró “muy confiable”. Ante la pregunta sobre el modo en que los prelados americanos pueden recuperar la fe de los católicos, el Papa considera que «la pregunta es buena porque se habla de los obispos».

«No licuemos la potestad episcopal, reduciéndola a la potestad de la Conferencia Episcopal», dice. «Porque ahí luchan las tendencias, más de derecha, más de izquierda, más de aquí, más de allá y de alguna manera no hay una responsabilidad de carne y hueso como la de su obispo con su pueblo, pastor, con su pueblo», agrega.

«Jesús no creó la conferencia espiscopal, Jesús creó a los obispos y cada obispo es pastor de su pueblo. Sobre esto, evoco a un autor del siglo V que a mi juicio escribió el mejor perfil de un obispo, que es San Augustín en su tratado “De pastoribus”. Entonces la pregunta es ¿cómo es la relación de un obispo con su pueblo? Y me permito citar un obispo que yo no sé si es conservador, si es de avanzada, si es de derechas, si es de izquierdas, pero es muy buen pastor. Seitz, en la frontera con México, es un hombre que toma en mano todas las contradicciones de ese lugar y las lleva adelante como pastor. No digo que los demás no sean buenos, pero este es el que conozco. Hay algunos buenos obispos que son más de derecha, algunos buenos obispos que son más de izquierda, pero son más obispos que la ideología, son más pastores que la ideología. Y ese es el secreto. La respuesta a su pregunta es: la Conferencia Episcopal puede variar, es una organización de ayuda y de unir, símbolo de unidad. Pero la gracia de Jesucristo está en la relación entre el obispo y su pueblo, su diócesis».

El aborto

Al ser consultado sobre la politización del aborto en Estados Unidos y sobre si los obispos deben darle prioridad al tema en relación con otras cuestiones de justicia social, Francisco es enfático y repite, como ha dicho en otras ocasiones:

«En cualquier libro de embriología se dice que un poco antes del mes de la concepción ya están delineados los órganos en el feto chiquitito y el DNA. Antes que la madre se dé cuenta. Por tanto, es un ser humano vivo. No digo una persona, porque se discute eso, pero un ser humano. Y me hago dos preguntas. ¿Es justo eliminar un ser humano para resolver un problema? Segunda pregunta: ¿es justo alquilar un sicario para resolver un problema?».

Para el Pontífice, «el problema es cuando esta realidad de matar a un ser humano se transforma en un problema político. O Cuando un pastor de la iglesia entra en una categorización política. Cada vez que un problema pierde pastoralidad, ese problema se transforma en un problema político. Y pasa a ser más político que pastoral. O sea, no dejemos que nadie se apropie de esa verdad que es universal. No es de tal partido o de tal otro. Es universal. Cuando yo veo que un problema como este, que es un crimen, adquiere una intensidad fuertemente política, yo digo, ahí falta pastoralidad en el modo de abordar ese problema. Sea en este problema del aborto como en otros problemas, no hay que perder de vista la pastoralidad: un obispo es un pastor, una diócesis es el santo pueblo fiel de Dios con su pastor. No podemos tratarlo como si fuera una cosa civil».

Los abusos sexuales

En cuanto al flagelo de la pederastia en la Iglesia, el Sucesor de Pedro lo describe como «una de las cosas más monstruosas» y menciona los avances que se han dado, por ejemplo, a través de los procesos judiciales, de la creación de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores.

«La Iglesia se hace cargo de su proprio pecado y seguimos adelante, pecadores, confiando en la misericordia de Dios. Cuando viajo, generalmente recibo a una delegación de víctimas de abusos. Una anécdota sobre esto cuando estaba en Irlanda pidieron audiencia personas abusadas. Eran seis o siete y vinieron un poco así (enojados) al inicio y tenían razón. Yo les dije: ‘miren, hagamos una cosa, mañana tengo que decir el sermón. ¿Por qué no lo preparamos juntos, sobre este problema?’. Y entonces ahí se dio un fenómeno lindo porque lo que era simplemente la protesta se transformó en algo positivo y todos juntos hicieron la homilía conmigo del día siguiente. Esa fue una cosa positiva, en Irlanda, uno de los lugares más calientes que tuve que enfrentar. ¿Qué tiene que hacer la Iglesia entonces? Seguir adelante con seriedad y con vergüenza».

La guerra en Ucrania

El coloquio continúa hablando sobre «el martirizado pueblo ucraniano», como el Pontífice lo ha dicho en múltiples alocuciones públicas, retoma la visita que efectuó a la Embajada rusa en el segundo día de la guerra. Lo ha vuelto a describir como un «gesto inusual porque un Papa nunca va a una embajada», y allí le dijo al embajador «que le dijera a Putin que yo estaba dispuesto a viajar, a condición de que me dejara una ventanita chiquita para negociar».

«Me contestó el canciller Lavrov, con mucha altura, una linda carta, donde comprendía que por el momento no era necesario», añade, y recuerda que ha hablado con el presidente de Ucrania tres veces.

Acota que su trabajo en general es recibir listas de presos, sean civiles o militares, y hacerlas llegar al gobierno ruso.

«Y la respuesta fue siempre muy positiva. También pensé viajar, pero tomé la decisión: si viajo, voy a Moscú y a Kiev, a las dos, no a un solo lugar. Y nunca di la impresión de estar tapando la agresión. Recibí acá, en esta sala, tres o cuatro veces a delegados de Ucrania, del gobierno. Y trabajamos juntos. ¿Por qué no lo nombró a Putin? Porque no era necesario, ya se sabía. Pero a veces la gente agarra un detallito y… Todos saben cuál es mi postura, con Putin o sin Putin, sin nombrarlo. Fueron varios cardenales a Ucrania: el cardenal Czerny fue dos veces, monseñor Gallagher, que es el encargado de los Estados, estuvo cuatro días en Ucrania y me llegó el relato de lo que vio; el cardenal Krajewsky viajó cuatro veces. Él va con su camioneta cargada de cosas y pasó toda la Semana Santa en Ucrania. O sea que la presencia de la Santa Sede con los cardenales es muy fuerte y estoy en contacto continuo con personas informadas. Y quisiera que mencionara que en estos días es el aniversario del Holodomor, el genocidio que Stalin hizo con los ucranianos (en 1932-33). Creo que eso conviene mencionarlo como un antecedente histórico de la lucha. La postura de la Santa Sede es buscar la paz y buscar un entendimiento. Y la diplomacia de la Santa Sede se está moviendo en esa dirección y por supuesto siempre está dispuesta a una mediación».

Las mujeres en la Iglesia

Ante la pregunta «¿Qué le diría a una mujer que ya está sirviendo en la vida de la Iglesia, pero que siente específicamente estar llamada al sacerdocio?», el Pontífice sostiene que «es un problema teológico», insiste en que «creo que amputamos el ser de la Iglesia si consideramos solo la vía de la ministerialidad» y desglosa una categorización teológica de tres principios. El primero, el principio petrino, es el de la ministerialidad; el segundo, el principio mariano, el de femineidad de la Iglesia; el tercero, el administrativo. Sobre este último, cree que hay que dar más lugar a la mujer y cita diferentes ejemplos, como el Consejo de la Economía, que son seis cardenales y seis laicos, hace dos años nombró a cinco mujeres entre los seis laicos y «eso es una revolución», manifiesta.

Para el Papa, «que la mujer no entre en la vida ministerial no es una privación, no. Tu lugar es aquello, que es mucho más importante y eso es lo que nosotros no hemos desarrollado todavía, la catequesis sobre la mujer en la línea del principio mariano». Tras relatar una experiencia personal, sostiene: «La mujer es madre y ve mejor el misterio de la Iglesia que nosotros los varones. Por eso el consejo de una mujer es tan importante. Y la decisión de una mujer es mejor».

El reduccionismo socio-político del Evangelio

El Papa también responde a quienes lo acusan con distintos calificativos ideológicos del siguiente modo:

«Yo siempre me pregunto ¿de dónde viene la calificación? Por ejemplo, cuando regresábamos de Irlanda en el avión, había explotado una carta de un jerarca americano, que me decía de todos los colores. Yo trato se seguir el Evangelio. A mí me ilumina mucho las bienaventuranzas, pero sobre todo el protocolo con el cual vamos a ser juzgados: Mateo 25. Tuve sed y me diste de beber, estuve preso y me visitasteis, estuve enfermo y me cuidaste. ¿Jesús es comunista entonces? El problema que está detrás de esto, que usted tiene razón en tocarlo, es el reduccionismo sociopolítico del mensaje evangélico. ¿Y si yo veo el Evangelio, solamente en modo sociológico, y, sí, soy comunista y Jesús también. Detrás de esas bienaventuranzas y de Mateo 25 hay un mensaje que es propio de Jesús. Y eso es ser cristiano. Los comunistas nos robaron algunos valores cristianos (risas). Algunos otros, un desastre lo que están haciendo».

China

Sobre China y los derechos humanos, Francisco considera que «no es problema de hablar o silencio, Eso no es la realidad. La realidad es dialogar o no dialogar. Y uno dialoga hasta el punto que se puede».

«Con China yo he optado por la vía del diálogo. Es lento, tiene sus fracasos, tiene sus éxitos, pero no encuentro otra vía. Y esto quiero subrayarlo: el pueblo chino es un pueblo de gran sabiduría y que merece mis respetos y mi admiración, chapeu. Y por eso trato de dialogar, porque no es que vamos a conquistar gente, no. Hay cristianos ahí, hay que cuidarlos, que sean buenos chinos y buenos cristianos. El diálogo siempre abre puertas, siempre». –

Sebastián Sansón Ferrari – Vatican News

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