Opinión

¿Cuál será el Nuevo Modelo Económico de Venezuela?

José Antonio Gil Yepes:

La minimización de la producción petrolera y las dificultades que está encontrando esta industria para recuperarla nos pone frente al fin del modelo rentista establecido desde que los ingresos por exportaciones petroleras superaron a las del café en 1926. A pesar de sus limitaciones, bajo este modelo el país se convirtió en el Milagro Económico del mundo hasta 1973; creció 6,6% promedio por más de tres décadas. Pero, a partir de ese año, el modelo rentista fue “revisado” por uno en el que los aumentos de ingresos petroleros, en vez de provenir de crecimientos de la producción, se obtendrían por aumentos de precios. Grave error. A partir de ese año, Venezuela no ha conocido equilibrios ni estabilidad macroeconómica; ni se hizo más, sino menos democrática y, a quien trató de implantar un modelo alternativo lo removieron del poder sus propios compañeros con excusas sobrevenidas.

Si bien podemos afirmar que el siglo petrolero rentista ha terminado (el Arco Minero, ni bien ni mal manejado, no lo puede compensar), no hemos definido ni acordado un modelo alternativo. 

En el régimen anterior, cuando los precios del petróleo subían, los gobiernos incrementaban el gasto público para mover el consumo y crecían las importaciones. Esto provocaba inflación, sobrevaluación, subempleo, subsidios, déficits, endeudamiento y fuga de capitales; pero se le echaba la culpa al sector privado recurriendo a controles de precios y de cambio. Cuando los precios petroleros bajaban, se estimulaba la inversión y oferta privada para mover la economía, usando como atractivos la liberación de precios y del tipo de cambio.

Chávez se mantuvo dentro de este enfoque hasta 2002, cuando los precios petroleros estaban bajos. Pero, en 2003 recurrió a los controles de precios y del cambio por razones políticas. Luego tuvo la suerte de que subieran los precios petroleros hasta 2012 y se mantuvo dentro del modelo rentista, añadiéndole la minimización de la empresa privada. Cuando los precios del petróleo cayeron en 2013, el gobierno de NM cometió el error de no cambiar el modelo por cinco años. Perdimos el 75% del PIB, decreció PDVSA, alcanzamos la inflación más alta del mundo: 1.690.000% en 2018 y ha emigrado más del 21% de la población.

Ahora tenemos el reto de escoger entre tres modelos económicos alternativos: 1. El de Crecimiento Diversificado y Sostenido; el que nos imaginamos que podía ocurrir a partir del 2019; pero nos quedamos “pegados” en 2. Un modelo Contradictorio; en el que nos encontramos desde 2019, con variantes; y 3. El Modelo de Empobrecimiento Sostenido; parecido a 2013-2018, que no le conviene a nadie. 

Siguiendo la vieja receta, en 2019, el gobierno recurrió a la liberación de precios, del cambio, libre circulación de divisas y reducción de aranceles. Acto seguido, la empresa privada, importó y llenó los anaqueles después de una acentuada escasez; se reactivó la industria nacional y hasta han proliferado las exportaciones privadas. No es cierto que se trataba de “una burbuja”; todos los sectores crecieron, excepto el petrolero. Este ensayo nos entusiasmó porque apuntaba hacia la diversificación de la producción y de las exportaciones y, por ende, hacia una economía más equilibrada con un crecimiento sostenible. Sin embargo, todavía el Modelo era Contradictorio porque, a las medidas mencionadas, había que añadir otras políticas para hacerlo coherente y orientarnos al Modelo 1, el de crecimiento sostenido: La reducción del encaje bancario para rescatar el crédito, profundizar la dolarización, la restitución de los aranceles a niveles internacionales, la Democratización del Capital de las empresas del Estado o contratar su gestión a empresas privadas expertas, y subir los sueldos públicos. Necesitamos superar la política antiinflacionaria -exitosa, pero empobrecedora- basada en recortar la liquidez por otra basada en el incremento de la oferta privada y de empresas mixtas. Así compensaríamos la sobrevaluación incrementando la productividad y, en su defecto, mantendríamos un crawling peg. Este conjunto de políticas generaría ingresos fiscales y le devolvería, orgánicamente, el poder económico al gobierno.

Pero el ensayo de 2019 se está haciendo más incoherente al buscar recuperar el gasto público incrementando impuestos, tasas y precios para cobrarle mucho a pocos, en vez de cobrarle poco a muchos. Este enfoque es recesivo e inflacionario y se aplica mediante el IGTF, los incrementos de impuestos municipales, de precios y tarifas públicas y de FOSPUCA. A lo cual se suma la corrupción. Es decir, que estamos en una versión desmejorada del Modelo 2, el Contradictorio. Lo único que le falta para caer en el Modelo 3, de Empobrecimiento Sostenido, es controlar los precios y el cambio. Pero esto no le conviene al proyecto electoral del gobierno, por lo que, el próximo jueves, hablaremos sobre la relación entre los votos y la economía.-

@joseagilyepes

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