Ocurre durante una fiesta que se lleva a efecto el día de Año Nuevo en los hermosos pueblos andinos de los Estados Mérida y Trujillo, al occidente de Venezuela. La tradición la ha denominado «La Paradura del Niño». La gente supone que, habiendo nacido el Niño la noche del 24 de diciembre, ya para enero puede pararse solo y caminar. La paradura es, pues, la fiesta de los primeros pasos que evoca los de cada niño que viene al mundo sin saber hablar ni andar.
Para María y José debe haber sido, como para todos los padres, un momento de júbilo y alegría cuando Jesús logró tenerse en pie y dar sus primeros pasitos. Eso es, justamente, lo que se celebra en estos pueblos, con una fiesta que reviste especial belleza en el Estado Mérida.
La familia invita a los amigos y parientes a su casa sobre las siete de la noche. Todos acuden vestidos con sus mejores ropas. El pesebre resplandece bajo la luz de las lamparitas y de las velas, muchas veces en candeleros de humilde hojalata. Se hacen presentes los padrinos del Niño y comienzan los rezos, no sin antes haber brindado a la salud el infante. Después de las oraciones se cantan aguinaldos (villancicos) al son de los instrumentos típicos, el cuatro –una especie de pequeña guitarra de 4 cuerdas- las maracas, el furruco (1) y la charrasca (2).
Todos se arrodillan ante el Niño y, con las manos envueltas en blancos y grandes pañuelos, lo pasean en procesión alrededor de la casa y lo dejan, finalmente, a los pies de José y María.
El niño se ha parado. Se escuchan gritos de alegría y aumenta el regocijo en la voz de los cantantes. Los instrumentos suenan con fuerza y se reparten hallacas, bizcochuelos, se come majarete (3) y se bebe mistela (4) dulce. Pero la cosa no acaba allí.
También se conmemora el episodio en el que Niño Jesús se perdió, para angustia de sus padres. Lo escenifican bajo el nombre de «Robo y Búsqueda del Niño». Consiste en que varios conjurados –gente de la casa o amigos cercanos- sigilosamente se acercan el pesebre, toman el niño y huyen. Lo esconden en algún lugar. Cunde la preocupación en la casa pues el niño se ha perdido, lo comentan con los vecinos, celebran los Velorios por el Niño Perdido y se cantan versos al son de guitarras y maracas.
Pasan algunos días y sale todo el mundo a buscar al Niño: San José, la Virgen montada en un borrico, los dueños de la casa, los tres reyes mago; salen pastores, indios y ángeles. La Virgen, dolorida, pregunta por su niño perdido de puerta en puerta. La procesión avanza con los giros bailando alrededor de un mástil mientras se tejen cintas.
Los cantantes, al abrir la puerta, acusan al dueño:
“Dennos nuestro Niño
Que usté es el ladrón.
Dénoslo por Ella
Tenga corazón”
El acusado se defiende señalando otra casa:
“Lo tiene Ramiro
Ése es el ladrón.
Asalten su casa:
No tiene perdón”
La saga continúa hasta que llegan al lugar donde escondieron el Niño y el dueño admite:
“Pues qué conmovido
Con llantos estoy!
Abriré la puerta,
Daré al Niño Dios”
Entran en la casa, encuentran al Niño y la alegría estalla en nuevos cantos, suenan cohetes mientras emprenden el regreso a casa con el ladrón amarrado que camina con la cabeza gacha al final de la comitiva. Al llegar a la casa de donde sustrajeron al Niño, todos serán obsequiados con licores y comidas propias de la región.
Y así termina la «Búsqueda del Niño», en días de enero de cada año, en esos pequeños pero cantarines pueblos de los altos Andes venezolanos, cerca de la Sierra Nevada que domina todo, altiva e imponente, con sus hielos perpetuos.
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(1) Instrumento musical compuesto por un tambor de madera y cuero de animal, adicional a eso tiene una varilla de madera con punta encerada la cual al ser frotada de arriba hacia abajo produce el sonido.
(2) Instrumento musical de percusión que consiste en una caña de madera o un tubo de metal provisto de una serie de ranuras transversales sobre las que se desliza un palillo, produciendo un sonido vibrante.
(3) Es una especie de flan de coco. Su origen se remonta a la época de la colonia y su preparación y degustación ha trascendido de generación en generación, convirtiéndose en un dulce tradicional de la cocina venezolana.
(4) Es un licor elaborado con la mezcla de mosto de uva y alcohol. Generalmente de sabor dulce, se toma como acompañamiento de los postres.-
Macky Arenas – publicado el 28/12/17 – actualizado el 30/12/22