Lecturas recomendadas

Tres acercamientos a Benedicto XVI: su fe y su circunstancia

Jesús María Aguirre s.j.

“Quien actúa para Cristo deja en manos del Señor lo que haya de venir

y él hace lo suyo, liberado y alegre  por ser parte del todo

y estar albergado en él (P. Seewald: Una vida, p.76)

 

No pretendo presentar una biobibliografía de Benedicto XVI, labor que dejo para los teólogos y especialistas de la Iglesia contemporánea, sino recomendar las tres publicaciones más significativas para definir su perfil de hombre de fe en las circunstancias que le han tocado.

EL acercamiento a la persona

Para conocer a la persona de Joseph Ratzinger y sus inquietudes nada mejor que la conversación con Peter Seewald, “Luz del mundo. El Papa, la Iglesia y los Signos de los tiempos” (Ed. Herder, 2010). El periodista alemán proviene de una larga experiencia en los medios alemanes, especialmente en los diarios y revistas Der Spiegel, Stern y Süddeutsche Zeitung, había seguido estrechamente el itinerario del Papa emérito y anteriormente  había publicado con el entonces cardenal Ratzinger, dos diálogos “La Sal de la Tierra” y “Dios y el mundo”. Lleva veinticinco años entrevistando a Ratzinger, y úlimamente ha publicado su biografía: “Benedicto XVI. Una vida” (Mensajero, 2020)..

Como señala en el prefacio de la entrevista, describiendo el rapport y tono de las conversaciones, Peter Seewald comenta que su talante no es el de un príncipe de la Iglesia, sino un servidor, un gran hombre que se da, que se vacía totalmente en su acto de don, y añade:

“A veces lo mira a uno de forma un poco escéptica. Por encima de las gafas. Serio, atento. Y cuando se lo escucha e ese modo y se está frente a él, se percibe no sólo la precisión de su pensamiento y la esperanza que proviene de la fe, sino que se hace visible de forma especial un resplandor de la Luz del mundo, del rostro de Jesucristo, que quiere salir al encuentro de cada ser humano y no excluye a nadie”.

El libro expone en tres partes los siguientes temas: Signos de los tiempos, el Pontificado, y Hacia dónde vamos con unos anexos que no escatiman los problemas y escándalos de su pontificado: De la carta pastoral a los católicos de Irlanda en el año 2010 sobre el grave pecado contra niños indefensos; del discurso de Ratisbona sobre Fe y Violencia en el 2006. Una biografía y breve crónica del pontificado, hasta la fecha de la entrevista en el 2010, cierran el libro.

A Ratzinger le gustaba llamarse, nos dice Seewald, “el humilde servidor de la verdad”, más que el Mozart de la teología, con que lo denominaron algunos, y tímidamente le confió: “Siendo indiscreto, yo diría que permanezco en la Iglesia porque la amo”.

Su fe en Jesús de Nazaret

Ante el cúmulo de obras sobre Jesús, sobre todo de tipo histórico y exegético, basados en los nuevos hallazgos lingüísticos y arqueológicos, por no hablar de las versiones más cínicas o esotéricas, el teólogo Joseph Ratzinger, ya Benedicto XVI, en un marco en el que no habla como pontífice “ex cathedra”, da razón de su fe

Si en algún libro asienta su perspectiva antirelativista ante la médula de sus convicciones es en el libro “Jesús de Nazaret” ((Ed. Planeta, 2007). Y no porque profundice en los debates epistemológicos como el que tuvo con J. Habermas, sino porque aplica sus criterios de verdad a su concepción  exegética del Evangelio de Jesús y a su condición de hombre creyente en Jesucristo.

Refiriéndose al nudo del problema entre el Jesús histórico y el Cristo de la fe, y en alusión a los resultados de las nuevas exploraciones positivistas sobre el judío Jesús de Nazaret afirma:

“La investigación crítica se plantea con razón la pregunta: ¿Qué ha ocurrido en esos veinte años desde la crucifixión de Jesús? ¿Cómo se llegó a esta cristología? En realidad, el hecho de que se formaran comunidades anónimas, cuyos representantes se intenta descubrir, no explica nada. ¿Cómo colectividades desconocidas pudieron ser creativas, convincentes y, así imponerse? ¿No es más lógico también desde el punto de vista histórico, pensar que su grandeza resida en su origen, y que la figura de Jesús haya hecho saltar en la práctica todas las categorías disponibles y sólo se la haya podido entender a partir del misterio de Dios.

A partir de esta premisa recorre en diez capítulos una cristología que parte del Bautismo de Jesús, pasando por las tentaciones y el evangelio del Reino, y desarrolla sus contenidos fundamentales basados en el sermón de la montaña y las parábolas, para concluir con las grandes imágenes de Jesús y los nombres con los que Jesús se designa a sí mismo. Posteriormente siguiendo la misma perspectiva creyente de esta obra inicial, se publicarán por último La infancia de Jesús, (Planeta 2012). Jesús de Nazaret. Desde la entrada en Jerusalén hasta la resurrección. (Ediciones Encuentro, 2011).

En resumen como hombre de fe y teólogo en esta trilogía desarrolla su itinerario intelectual, según el principio de su primera Encíclica “Dios es Amor”: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”.

Un pontificado tempestuoso en el mar de los medios y de las redes sociales

La historia de un pontificado por más que quiera marcarse la personalidad y el protagonismo del Papa de turno con sus encíclicas, no puede comprenderse como un fenómeno de influencia de ideas o de liderazgo intraeclesial. Su acción y más ahora en la sociedad-red que en el pasado, está expuesta no solamente a las tensiones y ataques de diversos sectores ideológicos y políticos, sino al escrutinio de los medios de difusión y de las redes sociales.

Por eso hay muchas imágenes, representaciones y figuras del Cardenal Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, devenido después en Benedicto XVI.

La obra En defensa del Papa (Ediciones Planeta, 2011)   de Paolo Rotari y Andrea Tornielli, quien fuera también biógrafo del Papa Benedicto XVI, nos presenta la gestión del papado desde el negativo de los múltiples ataques al que estuvo expuesto desde su asunción del cargo.

El Papa que, según un cardenal italiano influyente, sería una figura transitoria: “dos o tres años, solo durará dos o  tres años”, gobernó desde el 2005 al 2013. Pero, como señalan Rotari y Tornielli, un pontificado no largo no significa que no haya dejado huella.

Obviando la debilidad inicial de su equipo comunicativo o una teoría del complot, la esquematización inicial de su figura como inquisidor,  perseguidor de teólogos, contrario a la teología de la liberación, antivaticanista retrógrado y otros clichés a los que se unieron los desaciertos del cardenal Sodano el día de Pascua –manifestación de defensa­– y las declaraciones del secretario de Estado Tarsicio Bertone en su viaje pastoral a Chile –escándalos sexuales­–, dejaron al Papa en descampado.

Digamos que no tuvo de entrada un cheque extendido en blanco, ni una de miel, extendida ordinariamente, a cualquier mandatario que se estrena.

Su talante afirmativo sobre la búsqueda de la verdad expresado en las encíclicas Dios es Amor (2005), Salvados en Esperanza (2007) y La Caridad en la Verdad (2009) en el ambiente postmoderno, donde se erigía el monumento a la postverdad, no se adaptaba al clima hedonista y relativista de la época.

Eran propuestas más difíciles de vender en el mundo occidental que el anticomunismo de San Juan Pablo II, nutrido por el liderazgo carismático y de masas de este antecesor, a quien había servido.

Y, siguiendo a Rotari y Tornielli, hay que destacar que Ratzinger fue atacado a fondo. Ya no se trataba de escrutar en el presunto pasado nazi de su juventud, sino de socavar su figura y mensajes por cualquier flanco polémico:

“Las críticas y polémicas suscitadas por el discurso de Ratisbona –sobre la violencia islámica­–  ; el caso clamoroso de la dimisión del nuevo Arzobispo de Varsovia, Stanislaw Wielgus, a causa de su antigua colaboración con los servicio secretos del régimen comunista polaco (…); el caso del levantamiento de la excomunión de los obispos lefevrianos, que ha coincidido con la emisión en vídeo de la entrevista negacionista sobre las cámaras de gas concedida a la televisión sueca por uno de ellos; la crisis diplomática por las palabras papales sobre el preservativo durante el primer día del viaje a África; la difusión del escándalo de los abusos a menores, que aún no amaga aplacarse y amenaza con extender una sombra sobre los últimos años del pontificado wojtiliano.”

Como concluyen ambos periodistas de tormenta en tormenta el efecto ha sido el de anestesiar el mensaje, debilitando su alcance, silenciando las aperturas acometidas y olvidando los grandes temas que abordó como la pobreza, la salvaguardia de la creación o la globalización.

En el curso de esas crisis se ha manifestado también una alianza entre ambientes diversos anticatólicos para reducir al silencio la voz de la Iglesia, disminuyendo su autoridad moral y su influencia popular, acaso con la secreta esperanza de que con el tiempo acabe reduciéndose a una secta más en el escenario internacional.

De ahí, pues, que el mensaje del testamento espiritual del Benedicto XVI: “Manténgase firmes en la fe”, siga más vigente que nunca y sea un legado recogido por su sucesor el Papa Francisco, a pesar de los falsos profetas del divisionismo en el magisterio petrino, fuego que atizan contra el actual Pontífice.-

 ENLACES DE INTERÉS SOBRE BENEDICTO XVI

UN DOCUMENTAL DE DW:

https://youtu.be/KFpCpOBJ7uU

 

TESTAMENTO ESPIRITUAL:

https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2022-12/benedicto-bxi-mi-testamento-espiritual.html

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