Lecturas recomendadas

El modo en que se nos pide vivir

Padre Alberto Reyes Pías, sacerdote cubano:

 

Evangelio: Mateo 4, 12-23

 

Jean Paul Sartre escribió que “la vida es una pasión inútil”. Yo no estoy de acuerdo, pero reconozco que, por momentos, la realidad parece darle la razón. A veces tenemos la impresión de que vivimos en un mundo dominado por la oscuridad, en medio de la cual el mismo Cristo parece impotente.

 

Pero tal vez miramos mal, porque miramos buscando un amanecer pleno, eterno, impecable, que no pertenece a este mundo, y nos perdemos los destellos que no son aparatosos pero que, sin embargo, son los que impiden que la oscuridad reine sobre este mundo.

 

Cristo es la luz, pero no se impone como luz. Acogido, va generando en el que lo recibe la capacidad serena de ser luz, porque:

 

Cuánta gente a diario pone lo mejor de sí para sonreír, ser amable y tratar bien a los que encuentra, empezando por casa, ¿y si eso no es ser luz, qué es entonces la luz?

 

Cuánta gente busca hacer bien su trabajo, para servir al otro lo mejor que puede y no sólo por el dinero que pueda recibir a cambio, ¿y si eso no es ser luz, qué es entonces la luz?

 

Cuántos padres esconden los sacrificios que hacen por la felicidad de sus hijos. Cuántos hijos asumen serenos las fragilidades inevitables del tiempo en sus padres, ¿y si eso no es ser luz, qué es entonces la luz?

 

Cuánta gente se detiene y ofrece su tiempo para escuchar, para dar un consejo, para abrazar, para consolar, ¿y si eso no es ser luz, qué es entonces la luz?

 

Cuánta gente se hace presente en la soledad de un enfermo, en el encierro de los presos, en las carencias de los pobres, ¿y si eso no es ser luz, qué es entonces la luz?

 

Cuánta gente se da tiempo para rezar, para apoyar su cabeza en el hombro de Dios, y poner en sus manos a los que ama, encomendar lo mejor de sus proyectos, o decirle que no puede más y que necesita una fuerza que siente que no llega, ¿y si eso no es ser luz, qué es entonces la luz?

 

No son amaneceres aparatosos, sino personas que día a día, aportan su luz y, momento tras momento, rompen la oscuridad.

 

Es el modo en que vivió Cristo, luz de este mundo, que día a día enseñó, sanó, consoló, perdonó… en definitiva, amó.

 

 Es el modo en que nos pide vivir, dando hoy la luz de hoy, siendo hoy, serenamente, luz en medio de las sombras.-

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba