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Nicaragua: Dictadura confisca monasterio de monjas trapenses

El edificio que pertenecía a las religiosas pasó a manos del Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria (INTA)

El 24 de febrero de 2023 fue el día en que las hermanas trapenses de Nicaragua abandonaron el país luego de más de 20 años de presencia misionera y en medio de una escalada de hostigamientos contra la Iglesia.

«Nosotras, las hermanas trapenses de Nicaragua, hemos dejado voluntariamente el país por motivos de la Orden, falta de vocaciones, ancianidad de varias hermanas», expresaron en aquel momento las religiosas a través de las redes sociales.

«Seguiremos siempre unidos en la oración, en la amistad y el cariño que el Señor nos ha regalado durante estos 22 años», comentaron las religiosas, quienes el 25 de febrero llegaron a Panamá para proseguir con su labor misionera.

NICARAGUA
Espacio religioso vinculado a las monjas trapenses en Nicaragua

Monasterio confiscado

El mensaje de las religiosas trapenses también había sido acompañado de imágenes y un video de la situación en que dejaron el monasterio –ubicado en San Pedro de Lóvago, Chontales-  y los bienes e inmuebles a manos de la Diócesis de Juigalpa.

Sin embargo, en las últimas horas las propias religiosas volvieron a emitir un comunicado a través de sus redes en el que confirmaron la confiscación de esos espacios de parte del régimen encabezado por Daniel Ortega y Rosario Murillo.

NICARAGUA
Hermanas trapenses señalaron que las autoridades informaron al obispo local que ya no podían ir desde la diócesis al monasterio

«El 01 de marzo se presentó ante Migob (Ministerio de Gobernación) la escritura de cierre voluntario y el 03 de marzo se presentaron las autoridades del Gobierno para informar verbalmente, a nuestro obispo (monseñor Marcial Guzmán), que ya no podían ir al monasterio», indicaron las religiosas.

Esta confiscación sucedió, agregan medios locales como Confidencial, antes del rechazo al cierre voluntario o la cancelación de forma unilateral de la personería jurídica. Además, se agrega que esta confiscación se agrega a las más de 150 propiedades que la dictadura de Ortega ha tomado en los últimos años.

Provenientes de Argentina en 2001, estas religiosas trapenses se transformaron en un nuevo ejemplo de personas vinculadas a la Iglesia que tuvieron que abandonar Nicaragua. Uno de los ejemplos más emblemáticos fue el de las 18 monjas de la congregación de las Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta, quienes en julio de 2022 tuvieron que emprender un éxodo hacia Costa Rica. Sus propiedades también fueron confiscadas por el Migob.

En el hogar de ancianos administrado por las Misioneras de la Caridad, informó también Confidencial, la dictadura anunció la instalación un Centro de Desarrollo Infantil (CDI).

Comenzar de nuevo y de cero

«En Panamá fuimos acogidas con gran cariño y generosidad y el Señor nos llama a comenzar de nuevo y de cero…», expresó la congregación de las monjas trapenses recientemente a través de sus redes sociales.

Según se indicó en esa publicación, están buscando un lugar donde poder construir el Nuevo Monasterio Santa María de la Paz. Y lo hacen en «continuidad con las insondables gracias vividas en Nicaragua», a cuyo pueblo siempre llevan en el corazón y en la oración.

Por último, las religiosas también publicaron los medios a través de los cuales es posible colaborar con ellas para el establecimiento definitivo en Panamá.

Semana Santa «mutilada», hostigamiento y «mafia»

La semana más importante para los cristianos fue vivida de manera «especial» en el país centroamericano, donde la Iglesia volvió a ser perseguida por el régimen de Ortega. Los últimos reportes desde Nicaragua dan cuenta de procesiones y tradiciones afectadas, pero también de varios secuestros de personas vinculadas a la Iglesia, tal cual informóAleteia.

Lo acontecido con las procesiones y gestos vinculados a Semana Santa coincide con un tiempo de máxima hostilidad hacia miembros de la Iglesia católica de parte del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

En las últimas semanas, como un capítulo más sobre la difícil situación para los católicos en Nicaragua (además de la «suspensión de relaciones con el Estado Vaticano» o cancelación de universidades católicas y ONG como Cáritas), hubo un nuevo discurso cargado de críticas y agravios contra la Iglesia –a la que se la calificó de «mafia»– de parte de Ortega.

«Son una mafia, miren los crímenes que han cometido, cuántos crímenes han cometido y siguen saliendo crímenes todos los días», expresó Ortega durante la conmemoración del 89 aniversario de la muerte de Augusto C. Sandino este martes 21 de febrero.

En noviembre de 2022, Ortega también había acusado de «dictadura perfecta» a la Iglesia, concepto que de alguna manera volvió a defender:

«¿Quién elige al Papa? ¿Cuántos votos consigue el Papa entre lo que es el pueblo cristiano? Si vamos a hablar de democracia el pueblo debería elegir en primer lugar a los curas del pueblo (…)  Que sea el pueblo el que decida y no la mafia que está organizada en el Vaticano».

En tanto, el propio papa Francisco en una extensa entrevista otorgada hace algunas semanas al portal Infobae hizo referencia a un «desequilibrio» de Ortega y expresó lo siguiente:

«Ahí tenemos un obispo preso, un hombre muy serio, muy capaz. Quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio. Es una cosa que está fuera de lo que estamos viviendo, es como si fuera traer la dictadura comunista de 1917 o la hitleriana del 35, traer aquí las mismas… Son un tipo de dictaduras groseras (…)».-

Pablo Cesio – publicado el 12/04/23-Aleteia.org

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