Opinión

Canto de sirena ilustra encuentro de cancilleres de Bogotá

¿Cómo superar la situación dictatorial que asfixia a los ciudadanos que están y a los que se fueron?

Egildo Luján Nava:
Con fecha previa, el Presidente de Colombia,  Gustavo Petro, asistió en Washington a una reunión con el Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden. Y, obviamente, ambos funcionarios trataron sobre el tema venezolano; también sobre la situación en Colombia y, posiblemente, acerca de  sus consecuencias, si ese país se suma al camino tomado por Venezuela.
Fue un encuentro en el que,además, se recordó que Colombia es miembro de la OTAN; que en su territorio están instaladas varias Bases Militares Norteamericanas. Pero, además,  que el período presidencial de Petro es de tan sólo 4 años, lo cual perecisa que únicamente le quedan 3.
Asimismo,  que la institucionalidad funciona en Colombia y que,  además, dicho país dispone de unas Fuerzas Armadas apegadas a su Constitución. Asimismo,  que los Colombianos, seguramente,  teniendo como espejo lo que ha sucedido en Venezuela, donde un llamado Socialismo del Siglo XXI arruinó al país más rico de América del Sur, no permitirán un desvío que los conduzca por esa misma vía.
Recientemente, el Presidente Petro convocó a una reunión de Cancilleres, a sabiendas de que no habría ningún arreglo o avance   en lo relativo a Venezuela. Aunque funcionó para hacer sentir  que sí lograría demostrar un poder de convocatoria a nivel mundial, además  de un importante avance en su menguado prestigio en la región. Sin duda alguna, esto último lo alcanzó, si como tal propósito hay que atribuírselo  al hecho de que a la cita acudieron 20 Comisiones de importantes países del mundo Occidental.
En cuanto al propósito de la reunión en relación  con la situación de  Venezuela, no hubo convenimiento alguno, ni la reunión privada del Presidente colombiano con la Comisión de las 4G funcionó para reiniciar las ansiadas reuniones en México. Por el contrario, el hecho no dio ningún resultado y Venezuela y sus penurias quedaron en lo mismo: «Tal Vez», «Puede Ser», «Quizás».
Lo cierto es que, entre convocatorias y discursos, bonitos trajes de avanzada y expectativas cargadas de interés, el tema que le interesa a los venezolanos, desde luego, no es otro que aquello mismo que registra espacios y expectativas en el espíritu criollo: ¿Cómo superar la situación dictatorial que asfixia a los ciudadanos que están y a los que se fueron?.  Cada encuentro entre gobiernos produce un  innegable interés, pero encuentro sin registrar lo que traduce el hecho de la ruina que  agobia y que obliga a una cuarta parte de la población a huir del país, no obliga lo que más y también pesa, y, como es, la  creación de una difícil y complicada situación internacional.
Ahora, ¿qué hacer?; ¿cómo hacerlo?. Desde luego, de las dos maneras que existen para lograrlo, y que no son otras como las que describe la exigente realidad de los cambios: 1- Bien provocando una explosión social y una guerra civil con cruentas consecuencias,  y  2- Por la vía más razonable y apropiada, como es que ambas partes lleguen a un ACUERDO DE PAZ Y DE  CONVIVENCIA.
Para llegar a Acuerdos, las partes tienen que ofrecer y recibir algo a cambio. LA OPOSICIÓN (Innegable Mayoría) pide el regreso a la constitucionalidad democrática, además de elecciones libres, libertad de presos políticos y el retorno al país de los venezolanos que hoy están en el exilio.
Pero la otra gran pregunta que está planteada y que emerge como posibilidad  y necesidad de salir en procura de la conquista de soluciones, es: ¿Y QUÉ SE LE OFRECE AL RÉGIMEN A CAMBIO?. Hay que ser pragmáticos y realistas. La obvia realidad que está planteada y que ocupará espacios en cualquier mesa de negociación, lo que deja entrever es que: Para los integrantes del régimen a título personal, PROCEDER A LA ENTREGA DEL PODER (QUE ES LO QUE SE LES PIDE), implica serias complicaciones y riesgos a nivel nacional e internacional. Y sobre eso está lo otro que se plantea  de fondo, es decir,  la manera como la oposición podría influir o dar a cambio de su salida.
TODO ACUERDO SE TRADUCE EN UN  TOMA Y EN UN DAME. Porque la realidad de toda negociación  lo plantea así. En todo Acuerdo, ambas partes tienen algo que ceder y recibir a cambio; es que, de no ser así, no habría ningún Acuerdo. El tema no es ¿QUIÉN SE MERECE QUÉ?. Ni pensar en quién salió ganando o perdiendo. Lo importante siempre será que el país recupere su Democracia y la  institucionalidad. Pero, además, que el esfuerzo se traduzca en el verdadero logro  de la paz, para que esos más de 30 millones de venezolanos que están sufriendo, puedan recuperar al país y la esperanza.-

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