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El Papa alerta sobre la falsa idea de libertad que comparten comunismo y consumismo

La Facultad de Informática y Biónica de la Universidad Católica Péter Pázmány de Budapest ha sido el escenario del último acto del viaje apostólico a Hungría del Santo Padre

El Papa Francisco ha alertado durante un encuentro con universitarios en Budapest de que hay una idea falsa de libertad tanto en el comunismo (libertad frenada) como en el consumismo (libertad sin frenos).

La Facultad de Informática y Biónica de la Universidad Católica Péter Pázmány de Budapest ha sido el escenario del último acto del viaje apostólico a Hungría del Santo Padre, 41º de su pontificado, que se ha desarrollado desde el pasado viernes.

En esta institución académica se forman ingenieros informáticos que aplican sus conocimientos al campo de la Biología molecular y neuronal y la Medicina.

A su llegada al recinto, el Santo Padre ha bendecido desde su silla de ruedas a un bebé al que ha besado. Un cerrado aplauso ha acompañado la entrada del Pontífice en el recinto universitario, donde le aguardaban unas 250 personas entre personal docente y alumnos.

El Rector Magnífico de la Universidad, P. Géza Kuminetz saludó la presencia del Papa Francisco “como signo del importante papel de la ciencia no sólo en la vida eclesiástica, sino también en la vida social”.

También ha señalado que en las universidades católicas tratan de “captar las semillas de Dios” que están ocultas “en la creación y la revelación”.

Así, “con la ayuda de la ciencia, no sólo queremos comprender, también queremos hacer lo correcto, es decir, construir una civilización humana y solidaria”, ha señalado.

Tras escuchar con atención el testimonio de un profesor y una alumna, el Papa ha disfrutado de un breve intermedio musical.

A continuación, ha reflexionado sobre la cuestión cultural, el peligro de la técnica que instrumentaliza al hombre, la misión de la universidad y el riesgo de las ideologías que falsean la libertad.

“De una libertad frenada a una libertad sin frenos”

El Pontífice ha tomado la frase de Cristo “La verdad os hará libres” como pórtico a una disertación sobre la libertad auténtica desde la propia historia de Hungría que “ha visto subseguirse ideologías que se imponían como verdad, pero no daban libertad”.

El Santo Padre considera que ese riesgo no ha desaparecido: “Pienso en el paso del comunismo al consumismo” en los que “hay una falsa idea de libertad”.

Por una parte, “la del comunismo era una ‘libertad’ forzada, limitada desde fuera, decidida por otro” mientras que la del consumismo es “libertina, hedonista, aplanada, que nos vuelve esclavos del consumo y de las cosas”.

Para el Pontífice es fácil pasar “de los límites impuestos al pensar” del comunismo al “pensarse sin límites” de las sociedades consumistas. O, de otro modo, “de una libertad frenada a una libertad sin frenos”.

La respuesta a ambas interpretaciones la da Jesús, ha dicho el Papa: “La verdad es todo aquello que libera al hombre de sus dependencias y de sus cerrazones”.

La clave para alcanzarlo es “un conocimiento que nunca se desvincula del amor relacional, humilde y abierto, concreto y comunitario, valiente y constructivo” que es, “lo que las universidades están llamadas a cultivar y la fe a alimentar”, ha concluido el Papa.

La cultura según Guardini

El Pontífice se ayudó del pensamiento de Romano Guardini para analizar el concepto de cultura: “es como un gran río: recorre varias regiones de la vida y de la historia poniéndolas en relación”, permite navegar en el mundo y abrazar países y tierras lejanas, sacia la mente, riega el alma, hace crecer a la sociedad”.

El Papa considera que Guardini tuvo “una gran intuición cultural” al comprender que existen dos modos de conocer. El primero, “nos conduce a sumergirnos en las cosas y su contexto” y, el segundo, en “tomar posesión del objeto, dominarlo”, escribió el filósofo alemán.

A este respecto, el Santo Padre sostiene que Guardini “no demoniza la técnica, que permite vivir mejor, sino que advierte el riesgo de que esta se vuelva reguladora, si no dominadora, de la vida”.

Esta técnica dominadora lleva “a la erosión de los vínculos comunitarios”, por la que las circunstancias existenciales de la soledad y el miedo se convierten en “condiciones sociales”.

“Cuántos individuos aislados, muy de ‘redes sociales’ y poco sociales, recurren como en un círculo vicioso, a los consuelos de la técnica para llenar el vacío que experimentan”, ha lamentado el Papa.

Tomando como referencia la novela “Señor del mundo”, el Pontífice ha proseguido reiterando su conocida advertencia sobre la colonización ideológica.

“Ideologías opuestas convergen en una homologación que coloniza ideológicamente; el hombre, en contacto con las máquinas, se achata cada vez más, mientras la vida común se vuelve triste y enrarecida”, detalló.

La universidad, “templo” del conocimiento

El Papa justificó “este análisis sombrío” porque así “los roles de la cultura y la universidad brillan mejor”.

A su juicio, esta institución académica es el lugar en el que “el pensamiento nace, crece y madura, abierto y sinfónico”.

“Es el ‘templo’ donde el conocimiento está llamado a liberarse de los límites estrechos del tener y del poseer para convertirse en cultura, es decir, en ‘cultivo’ del hombre y sus relaciones fundamentales: con el trascendente, con la sociedad, con la historia, con la creación”, ha subrayado.

El Papa Francisco también reflexionó sobre cómo “la cultura nos acompaña en el conocimiento de nosotros mismos”, a partir de las célebres palabras del oráculo de Delfos, “conócete a ti mismo”.

El Pontífice considera que esto significa “saber reconocer los propios límites y, en consecuencia, frenar la propia presunción de autosuficiencia”.

Este planteamiento beneficia al hombre “porque es sobre todo reconociéndonos criaturas cuando nos volvemos creativos”.

“La frase del oráculo de Delfos invita a un conocimiento que, partiendo de la humildad del límite, descubre sus maravillosas potencialidades, que van más allá de la técnica”, aseveró el Papa.

El discurso fue respondido por los presentes con un caluroso aplauso.

El encuentro concluyó con el rezo del Padre nuestro y la impartición de la bendición apostólica del Papa.

A continuación algunos miembros de la comunidad académica presentaron sus respetos al Pontífice. Al salir para poder dirigirse hacia el aeropuerto y retornar a Roma, numerosas personas esperaron al Pontífice al que vitorearon al grito de «¡Santo Padre!».-

Nicolás de Cárdenas

Nicolás de Cárdenas/Aciprensa

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