Trabajos especiales

La física cuántica tiene el secreto de cómo cambiar el pasado ¿te imaginas?

Sugiere que una decisión tomada en el presente puede influir en algo que ya pasó

Desde que se descubrió a comienzos del siglo XX, la física cuántica no ha dejado de proporcionar sobresaltos, particularmente porque cada vez que hablamos de ella se tambalea todo lo que damos por cierto acerca del conocimiento del mundo.

Un nuevo sobresalto lo han proporcionado ahora dos físicos de renombre, Huw Price, profesor de la facultad de Filosofía de la Universidad de Cambridge y miembro del Trinity College (Cambridge), y Ken Wharton, profesor de física y astronomía en la Universidad Estatal de San José, en California, mediante un artículo publicado en The Conversation que no tiene desperdicio.

En 2021, ambos firmaron un artículo publicado en la revista Foundations of Physics, que gira en torno a la así llamada retrocausalidad, una idea que viene obsesionando a los físicos desde que el irlandés John Bell atribuyera en los años 70 del siglo pasado el extraño comportamiento de las partículas elementales a la aleatoriedad intrínseca del universo, tal como explicamos en otro artículo.

Price figura además como uno de los organizadores del encuentro “Superdeterminismo y retrocausalidad” desarrollado en Bonn en mayo del año pasado, que puso de manifiesto la actualidad de este debate, objeto también del artículo en The Conversation: lejos de poner punto final a la discusión, este artículo lo que hace es avivar aún más la polémica.

El núcleo de la cuestión

En lo que no se aclaran los físicos es en la posible explicación de la extrañeza del mundo cuántico, donde (entre otras muchas cosas) se plantea una y otra vez si la causalidad puede remontar el tiempo en dirección al pasado.

Se trata de un proceso hipotético denominado retrocausalidad, según el cual un efecto puede preceder a su causa. Es como admitir que una decisión tomada en el presente puede influir en algo en el pasado.

Aunque la física actual generalmente no contempla la retrocausalidad, algunas teorías señalan que las partículas elementales viajan hacia atrás en el tiempo, rompiendo la linealidad de los procesos tal como los conocemos en el mundo ordinario: sólo avanzan del pasado al presente y del presente al futuro.

Localidad y realismo

Los físicos no se ponen de acuerdo sobre las paradojas cuánticas: unos piensan que algunos de los experimentos violan el principio de localidad de la física, según el cual dos objetos alejados entre sí no pueden influirse mutuamente de manera instantánea si no media algo entre ellos.

El entrelazamiento cuántico es un claro ejemplo de esta violación, ya que dos partículas que han estado entrelazadas cambian simultáneamente, aunque estén separadas entre sí, independientemente de su distancia.

Otros físicos piensan que los experimentos cuánticos violan el realismo, que considera a las partículas elementales con suficiente entidad para existir por sí mismas, sin necesidad de que ningún observador o aparato de medición intervenga.

La experiencia ha demostrado, sin embargo, que, en el universo cuántico, al medir lo que pasa, las ondas se convierten en partículas y forman la realidad que perciben nuestros sentidos. Ahora hasta se ha dicho que los agujeros negros son los observadores del universo que convierten las ondas en partículas a nivel cósmico.

Las tecnologías cuánticas pueden ayudar a entender los misterios cuánticos.

Las tecnologías cuánticas pueden ayudar a entender los misterios cuánticos. PEACE, LOVE, HAPPINESS EN PIXABAY.

Retrocausalidad como explicación

La conciliación de ambas posturas, según Price y Wharton, la aportaría la retrocausalidad, al introducir en el debate que las acciones presentes pueden impactar en el pasado porque al micromundo de las partículas no le importa la diferencia entre el pasado y el futuro.

La retrocausalidad admite que las opciones de medición (que sacan a las partículas de su ambigüedad ondulatoria) y las propiedades subyacentes de las partículas, que violan la linealidad temporal, están de alguna manera correlacionadas.

Y aquí se lía un poco más el debate porque, además de la retrocausalidad, otra idea (que en realidad es una derivada suya) plantea que todo lo que hacemos y descubrimos en el mundo cuántico está predeterminado.

Según esta teoría, tanto la medición como la violación de la flecha del tiempo no son aleatorias, sino que responden a las estrechas relaciones subyacentes que explican, tanto el entrelazamiento cuántico como la indiferencia de las partículas por el pasado o el futuro.

¿Superdeterminismo?

A esta cuarta posición se la denomina superdeterminismo, que ha sido muy criticado porque no solo socava los supuestos básicos de la investigación científica (investigar cada uno lo que quiera), sino también el libre albedrío del que tanto presumimos en el mundo de cada día.

Price y Wharton ponen de manifiesto, ante esta deriva epistemológica, que la retrocausalidad está libre de los condicionantes del superdeterminismo y que tiene su fundamento en la misma experiencia cuántica.

Destacan que esta opción ha sido indirectamente galardonada con el Premio Nobel de Física del año pasado, que distinguió sin ambigüedades tanto el entrelazamiento cuántico como la teletransportación cuántica (que permite trasladar el estado cuántico de una partícula a otra partícula distante gracias al entrelazamiento).

Nobel como respaldo

Para Price y Wharton, el Nobel supone un respaldo importante a este debate sobre las extrañezas del mundo cuántico, pero reconocen que eso no significa que la retrocausalidad se haya consagrado todavía como la mejor explicación de los misterios cuánticos.

Principalmente porque asumirla implica abrir la puerta a las paradojas de los viajes en el tiempo y aceptar que, en virtud de su atemporalidad, de alguna forma la retrocausalidad permite medir a la vez la posición y el momento de una partícula, contradiciendo así el indeterminismo cuántico, consagrado por el principio de incertidumbre de Heisenberg.

No estamos en la Edad Media

A primera vista, puede parecer que todo este debate teórico no tiene mucho sentido porque recuerda más bien las estériles discusiones escolásticas de la Edad Media.

Sin embargo, la realidad es que la ciencia no tiene otros mecanismos mejores para abrir nuevos espacios al conocimiento que especular con las cosas más inverosímiles para explorar su eventual realismo.

Esa búsqueda, en el presente caso, supone replantearnos nuestra visión del mundo, del universo y de nosotros mismos, porque eso es lo que parece sugerirnos el mundo cuántico.

Un mundo que no solo subyace a todo lo que pasa en el universo, sino que también es la base de la potencia tecnológica que estamos desarrollando y que puede proporcionarnos las herramientas que necesitamos para entender mejor el fenómeno cuántico en toda su complejidad.

Referencia

Quantum mechanics: how the future might influence the past. Huw Price, Ken Wharton. The Conversation, March 8, 2023.

 

Levante-EMV

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba