Opinión

El Señor Presidente de Fedecámaras está al frente del Movimiento Empresarial Venezolano y no del Titanic

Egildo Luján Nava:

LA FEDERACION VENEZOLANA DE CÁMARAS DE COMERCIO Y PRODUCCIÓN (FEDECAMARAS) es el máximo organismo cúpula empresarial representativo de todos los sectores privados formales de la economía nacional, constituida en Asociación Civil sin fines de lucro.

Dicha institución está integrada por entidades económicas gremiales privadas que agrupan personas naturales o jurídicas, y que,  conjunta o individualmente, representan a sus afiliados en todo tipo de actividades o sectores económicos a nivel nacional.

Su finalidad institucional es defender el derecho al desenvolvimiento  de la libre empresa, de la economía  de mercado, como de promulgar el respeto y cumplimiento de la vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, es decir, de El Imperio de la Ley, como de facilitar  y de contribuir, dentro de sus atribuciones,  con el desarrollo  económico de la Nación y del  bienestar de la ciudadanía.

Hoy se convierte en un hecho inevitable y que lo debe tener presente todo emprendedor venezolano o que se ha formado en el territorio nacional, y se trata de lo siguiente: Es obligante para la Nación recordarle al actual Presidente de Fedecámaras,  Señor  Adán Celis Michelena, hijo del  Honorable y querido ex Presidente del organismo,  Adán Celis González (1983-1985) que, según las disposiciones estatutarias, normas y costumbres  vigentes hasta el año 1999, las funciones y acciones descritas anteriormente respondían a principios y valores que se honraban con la reciedumbre propia de la mayor de las palabras comprometidas en el ámbito empresarial.

Tales palabras eran las que regían el desempeño de todas las Cámaras y organizaciones empresariales que normaban la actividad empresarial venezolana, más allá del alcance constitutivo de lo comercial e industrial, y  que integraban a Fedecámaras como organismo cúpula empresarial a nivel nacional.

Inclusive,  con base en dicha verdad registrada en donde los empresarios representados en un amplio Directorio velaban por el fiel y buen funcionamiento y desarrollo de la economía nacional, el liderazgo privado siempre estaba dispuesto a discutir temas pertinentes en armonía, a colaborar con planes, presentar propuestas y proyectos, además de aportes técnicos con todos los gobiernos democráticos o con quien fuera necesario.

Se trata, en fin, de las acciones que, para el día de hoy, han quedado reducidas a titánicos esfuerzos planteados para subsistir, mientras que las autoridades se las ingenian para no descansar en su incansable empeño de imponer constantemente su vocación destructiva.

Al inicio del Siglo XXI, Venezuela comenzó un nuevo ciclo gubernamental  comandado por el Presidente Hugo Chávez, quien impuso un cambio de ideología que denominó SOCIALISMO DEL SIGLO XXI. Es cuando se hace sentir la voluntad del mentor Fidel Castro Ruz, quien no titubeó en calificarlo de  COMUNISMO.

Junto con dicho viraje del país, en contraposición con la vía Democrática y aprovechando un fantástico boom petrolero que les permitió CONTAMINAR y comprar voluntades en casi todo el Continente Suramericano, lo que se vino fue lo que ya se ha sabido y vivido:  imponer gobiernos tiránicos, dictatoriales, promotores de la  ruina y de la destrucción. La misma situación que está activa  en Venezuela en rol de ruina del país,  y obedeciendo al desempeño de lo ya conocido por la Nación entera, dentro y fuera de la Nación,  como es el desquicio de  todo concepto democrático.

Mejor dicho, alcanzar el gran logro que,  hasta el día de hoy, se traduce en la causa del mayor dolor nacional, entre otros hechos:  la conversión de un 25% de la población venezolana en la diáspora más voluminosa en el registro de la historia del Continente.

Durante los más de los años del siglo XXI, INCAUTARON y mal llamaron EXPROPIACIONES a  miles de fincas, de negocios e industrias. También eliminaron y maniataron al sector bancario privado, ingeniándoselas para  eliminar la figura del crédito. De igual manera, destruyeron la economía nacional, además de arruinar la empresa bandera de la industria petrolera, PDVSA, a la vez que vendieron refinerías y empresas sectoriales en el exterior, mientras convirtieron en chatarra las industrias básicas que estaban en poder del Estado. Y no se diga lo adicional:  invadir y destruir miles de hectáreas productiva del ámbito agrícola y ganadero, a la vez que echaron raíces a su gusto para criminalizar, de manera fraudulenta, lo que había sido concebida como viable para convertir en hecho positivo la  explotación minera.

ESTO, DESDE LUEGO, ACTUAL  SEÑOR PRESIDENTE DEL MÁXIMO ORGANISMO EMPRESARIAL VENEZOLANO,  OCURRIÓ ANTES DE QUE SE LE IMPUSIERAN AL PAÍS A NIVEL INTERNACIONAL  SANCIONES Y DEMANDAS JUDICIALES POR LA AVALANCHA DE CAUSAS CONOCIDAS.

Señor Presidente de Fedecámaras: fiel a los principios que rigen el desempeño de dicha institución, usted está llamado a velar y a propiciar el respeto a la propiedad privada en Venezuela; asimismo, a  robustecer la economía de mercado en el país, como la libertad empresarial y la libre competencia.

De igual manera, a hacer posible que el país dependa del desempeño de una banca privada robusta. Todo, desde luego, en respuesta a lo que traducen  los acuerdos legales, y  velando por el respeto, además del estricto cumplimiento de lo que contempla la vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Desde luego,  puede Usted  estar seguro que, si esa fuera la respuesta que recibieran el país y los venezolanos,  no existiría sanción alguna de  carácter personal, ni mucho menos otras acciones como las que motivaron su reciente y desafortunada exposición pública.-

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