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«La sociedad civil tiene que crear movimientos que apoyen una concienciación social»

Conclusiones IV Congreso Internacional Pobreza y Hambre, de la Universidad Católica de Valencia

El director del IV Congreso Pobreza y Hambre de la Universidad Católica de Valencia (UCV), D. José Luis Sánchez García, Vicario de Cultura de Valencia, ha dado a conocer esta mañana las conclusiones finales del IV Congreso Internacional Pobreza y Hambre

 

Toda la sociedad debe participar en la lucha contra la pobreza y el hambre, cada uno desde su trabajo y misión, desde su responsabilidad, porque el problema tiene muchas dimensiones: económicas, políticas, humanas, educativas, éticas, científicas, técnicas y espirituales, que nos incumben a todos.

Los gobiernos de todo el mundo han de ser los primeros agentes implicados, promoviendo relaciones justas entre los países. Las instituciones y empresas deben desarrollar e implementar la responsabilidad social corporativa. La sociedad civil tiene que crear movimientos que apoyen una concienciación social sobre este tema.

El Papa Francisco es una voz profética ante la pobreza y el hambre en el mundo. Debemos reflexionar sobre sus cartas y encíclicas. Su magisterio nos ayuda a descubrir las múltiples dimensiones que tienen los problemas de la pobreza y el hambre en el mundo. Escucharle, reflexionar sobre ello, será importante para nuestro mundo.

Enrique Benavent y José Luis Sánchez, en un momento del Congreso

Enrique Benavent y José Luis Sánchez, en un momento del Congreso

Hacer una reflexión sobre las instituciones económicas internacionales sería de gran valor, ya que se podrían renovar teniendo en cuenta el principio de subsidiariedad, dando voz en estas instituciones a todas las naciones garantizando su representatividad.

Más protagonismo desde las empresas

Las empresas han de tener un mayor protagonismo en la solución al tema de la pobreza y el hambre en el mundo. Como emprendedores y creadores de nuevas ideas, ha de contarse con ellas en esta reflexión y colaborar desde la RSC en la medida de sus posibilidades.

El desarrollo humano integral ha de tener en cuenta las dimensiones de crecimiento económico, las relaciones interpersonales y la dimensión espiritual, que pertenece a todo hombre, no solo a los creyentes.

El Premio Nobel, Richard J. Roberts, durante su intervención en el Congreso

El Premio Nobel, Richard J. Roberts, durante su intervención en el Congreso UCV

La «paradoja de la abundancia» señala que la producción actual de alimentos es suficiente para atender a toda la población mundial y, sin embargo, no llega a todos. Amplios grupos de población se ven excluidos de un reparto equitativo acorde a sus necesidades nutricionales, perteneciendo muchos de ellos a los países productores.

Al ser limitados los recursos naturales, se hace necesario aceptar un decrecimiento en su consumo, que haga posible un crecimiento más equilibrado y sostenible, más respetuoso con el medio ambiente y guiado por el bien común. Esto supone comportarse con austeridad, moderándose en el consumo de recursos, económicos, energéticos y naturales.

Dr D. José Luis Sánchez García, director del congreso

Dr D. José Luis Sánchez García, director del congreso

Necesitamos un nuevo proyecto cultural que redescubra los principios que han hecho posibles los Derechos Humanos: persona, verdad, libertad, razón y felicidad; que tienen como oponentes al relativismo, ideologías que desenraizan al ser humano y el consumismo. Teniendo en cuenta el desarrollo de una educación integral que esté abierta a la dimensión transcendente de la persona que se deriva del concepto de razón: “aprehensión de la realidad en su conexión”.

Los avances en la agricultura de precisión, con más de 30 años de recorrido y avalados por 160 Premios Nobel, constituyen una fuente de recursos valiosa, segura y suficiente para atender las necesidades alimentarias y nutricionales de la población mundial, en su dimensión actual y en su crecimiento esperado a futuro.

Acceso a financiación básica

Es necesario poner a disposición de toda la población la capacidad de acceso a servicios financieros básicos, desde los que poder realizar pagos, recibir ingresos, ahorrar o pedir créditos, permitiendo un desarrollo económico inclusivo que contribuya a paliar la pobreza.

Este proceso debe ir acompañado de una educación financiera básica para las personas, así como de programas de financiación al desarrollo que permitan acometer las infraestructuras necesarias en sus comunidades de origen.

Llenar nuestras vidas de sentido y propósito es un objetivo fundamental de todo ser humano, ya que perteneciendo al 0,1% más rico de la humanidad tenemos que hacer partícipes a nuestros hermanos de nuestro bienestar, reduciendo los desequilibrios socioeconómicos existentes, teniendo muy presente que la pobreza no es solo material: porque “no solo de pan vive el hombre” (Mt 4, 4) sino también de Esperanza.

| UCV/RD

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