Macky Arenas/eneltapete:
Lo llaman “sorpresa” pero en realidad no lo es para quien siga los pasos al Papa Francisco desde que llegó al Vaticano. Este sucesor de San Pedro se lo ha tomado en serio y quiere poner de su parte para que la barca deje los puertos y se haga a la mar. Desde el comienzo ha usado términos como “Iglesia en salida”, “periferias”, «olor a oveja» y “cultura del descarte” lo cual, se veía venir, significaría un remezón para fortalecerse ante las resacas que vendrían, de adentro y de afuera.
Y han llegado. Como lo advirtió la Virgen de Fátima, basta consultar la prensa diaria para constatar que hoy tenemos -muy lamentable- obispos contra obispos y cardenales contra cardenales. Fuera, un mundo turbulento, desenfrenado y enfrentado de una manera tan global como quizá jamás lo vivimos. En el fondo del cuadro, un papa que intenta generar algunas reformas y aportar algunos pertrechos a fin de capear los temporales y salir más fortalecidos.
La Iglesia es plural, demasiado plural. Por ello es bueno preservar la cabeza, el Papa, y gobernar con mano firme y sabia compasión. Alberga un complejo caleidoscopio de culturas, idiosincrasias, carismas y compromisos. Es inevitable preguntar cómo es que todo esto – a pesar de los conflictos y los desencuentros- ha permanecido básicamente unido, remando para un mismo lado por tantos siglos. Y la respuesta no puede ser otra: la amalgama ha sido, sin lugar a dudas, el Espíritu Santo. Porque bien lo decía Chesterton: “La Iglesia no es la asamblea de los puros sino el hospital de los pecadores”.
LO INESPERADO
Es verdad que nadie esperaba un anuncio en julio con la creación de 21 cardenales a finales de septiembre, en vísperas del inicio del primero de los dos Sínodos sobre la sinodalidad. Pero lo que no es nuevo ni extraño es el empeño del Papa en abrir el Colegio, la Curia, la Iglesia y cuanta ventana esté cerrada. Y eso se traduce, en este caso, en una representación más proporcional de las iglesias del mundo.
Hoy, tras 10 años de papado, vemos cómo los sectores más conservadores del catolicismo se llevan las manos a la cabeza y los radicales del otro lado quieren andar a zancadas lo que requiere prudencia y buen hacer en una institución que lleva más de 2000 años y, si bien requiere de constantes “aggiornamentos”, no puede asimilar los cambios, por más leves que sean, como si de variar el menú de un restaurant se tratara.
Mons. Diego Padrón Sánchez
LAS TENSIONES
El Papa Francisco, ha sido un pontífice cuyo estilo ha resultado inédito en Roma. Abierto, a veces desafiante y sin dejar nada a la imaginación. Después de todo, es latinoamericano. Habla claro sobre los vicios y desafíos de la Iglesia pero, en rigor, no hay nada que pueda semejarlo a un “hereje” -disparate que ha sido escuchado- y menos se ha colocado al margen o por encima o lejos de la doctrina. Antes bien, ha resultado bastante ortodoxo en los temas neurálgicos eclesiales. Pero hay desaforados que prefieren descartar y condenar a consultar y discernir sobre lo que el Papa dice o hace.
A veces cuesta procesar las fallas y asimilar las críticas. Pero, en realidad, era necesario a tanta distancia del Concilio Vaticano II que tan amplios caminos abrió, buscar aire fresco y señalar las rutas para que la Iglesia saliera de las sacristías y se fuera al mundo; que recorriendo las periferias oliera a oveja; y que incluyera en lugar de descartar. Que se discutieran los temas que hoy palpitan en una humanidad dolida y doliente para que el Evangelio brillara y la pastoral se llenara de un nuevo sentido. Eso entendemos que quiere el Papa, pero no se logra sin tensiones y resulta del todo obvio que los cambios en el colegio cardenalicio las reflejaría.
En su apuesta por una Iglesia cada vez más global, incluye a las periferias en cada nueva jornada de creación de cardenales. Son cinco de América Latina y los hay de Sudán, Tanzania, Malasia, China, Sudáfrica lugares, donde, por cierto, el crecimiento del catolicismo es considerable y admirable en medio de las persecuciones. Pero también vienen de varios países de Europa y Estados Unidos. Como bien se ha dicho, su procedencia expresa la universalidad de la Iglesia, que sigue proclamando “el amor misericordioso de Dios a todos los hombres de la tierra». Una inclusión con la que también pretende manifestar el vínculo inseparable entre la Sede de Pedro y las Iglesias particulares extendidas por todo el mundo. Para ello, es preciso integrar a las Iglesias de frontera.
PRUDENTE “PULSEO”
En el análisis del vaticanista Andrea Tornielli se lee: «Dos nuncios electores constituyen la novedad más significativa, cuyo precedente hay que buscarlo en el consistorio de noviembre de 2016, cuando fue creado el cardenal Mario Zenari, embajador del Papa en Siria, donde ha permanecido». También, por primera vez, se concede la púrpura a Pierbattista Pizzaballa, el primer Patriarca latino de Jerusalén en recibir el birrete.
Esta vez -anota desde El Vaticano Hernán Reyes Alcaide, corresponsal de Religión Digital- “La fuerza del número de cardenales creados por el Papa en sus diez años como pontífice está fuera de discusión. Son 142 los religiosos que accedieron a su birrete por nómina de Jorge Bergoglio. Para fines de este año, sobre los 132 electores totales que tendrá el Colegio Cardenalicio en caso de cónclave, 96 habrán sido creados por el actual Papa”. De ellos, el 73% tendrá derecho a voto -a razón de su edad- pero ello no significa que todo ese bloque responda a las preferencias electorales del Papa Francisco, quien, de paso, se ha cansado de advertir el daño que producen las polarizaciones en la Iglesia. De manera que el pulseo es prudente.
No obstante, hay quienes se han esmerado en imponer un clima de cónclave, apoyados en los problemas de salud que últimamente han aquejado al Santo Padre aunque ellos no comprometan su existencia por los momentos. Continúa Reyes Alcaide: “Los mismos los mismos sectores que acusan a Jorge Bergoglio de desgobierno en la Iglesia los que afirman que está diseñando a gusto propio el fermento para su sucesor; son también los que lo acusan de despreciar a Europa los que omiten el creciente porcentaje de algunos países del Viejo Continente en el Colegio Cardenalicio”.
LAS CIFRAS
En honor a la verdad, con las estadísticas de finales de septiembre, Europa contará con 53 electores (15 de ellos italianos); 15 electores en América del Norte (11 Estados Unidos y 4 Canadá); 24 electores en América Latina; 19 electores en África; 23 electores en Asia y 3 electores en Oceanía. Las tres sedes metropolitanas africanas tendrán por primera vez un cardenal.
Porque, si bien Francisco ha “desitalianizado” de forma objetiva el Colegio, buena parte de esa merma la han tomado otros países europeos, en particular España: el país ibérico tendrá a partir de fines de septiembre 12 cardenales electores, más del doble que los cinco que votaron en 2013. Hay una merma en la proporción europea, pero básicamente por la baja italiana que contaban con 28 de 115 votantes en 2013. Y en caso de cónclave a fines de 2024 serán solo 13 de 119.
En esta oportunidad, desde el 30 de noviembre, cuando el Papa ha anunciado el Consistorio, vestirán de rojo algunos emblemáticos personajes como el humilde capuchino argentino, de 96 años Luis Dri, “el confesor que pidió perdón a Jesús por perdonar demasiado”; el Rector Mayor de los salesianos, el español don Ángel Fernández Artime; y el Arzobispo emérito de Cumaná, el venezolano Diego Padrón Guevara, quien no tendrá -como otros- derecho a voto por razones de edad pero al que el Papa quiere implicar en el gobierno de la Iglesia Universal.
Imaginar tantos cardenales no italianos era impensable hace poco tiempo. Hoy, la Curia se ha salido de la órbita exclusivamente romana, lo que la hace más sana e inclusiva. La coloca “en salida”.
Esos birretes rojos -el llamado rojo-cardenal que simboliza estar dispuesto a dar hasta su sangre por la Iglesia- acaban con el descarte que prevalecía con respecto a las periferias. Hacen que el sacrosanto recinto del Colegio Cardenalicio huela menos a incienso y más a oveja. Y todo esto está en línea con los grandes trazados de este papado. No hay sorpresas.-
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