Iglesia en América Latina responde al desafío de la Inteligencia Artificial con nuevo documento

El fenómeno de la Inteligencia Artificial (IA) es analizado desde la perspectiva de la Iglesia Católica en América Latina en un nuevo documento, que apunta a brindar “una reflexión a fondo e interdisciplinar”, y que plantea recomendaciones que se pueden poner en práctica en la región.
Así lo asegura el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM) en su documento titulado La Inteligencia Artificial. Una mirada pastoral desde América Latina y el Caribe.
El fenómeno de la IA, aunque presente en las últimas décadas en la tecnología que se usa cotidianamente, ha tomado un mayor impulso con la difusión de herramientas como ChatGPT, en el campo de los generadores de texto, o Dall-E, en los que generan imágenes.
Desde el pontificado del Papa Francisco ya se habían expresado diversas preocupaciones sobre la Inteligencia Artificial, y el propio pontificado de León XIV podría tener el foco en este tema pues, como dijo Mateo Bruni, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, sobre la elección del nombre del nuevo pontífice, es una clara “referencia a las mujeres, a los hombres, a su trabajo y a los trabajadores en un tiempo de inteligencia artificial”.
Lejos de ser “un análisis exhaustivo de la temática en cuestión”, como advierte en su introducción, el documento del CELAM busca “proporcionar puntos de reflexión que manejen la tensión entre la complejidad que esta reclama y la sencillez capaz de brindar líneas para la reflexión, el discernimiento y la acción”.
Se propone así “una mirada crítica y profética, donde los valores evangélicos ayuden a promover un desarrollo tecnológico que contribuya al reconocimiento de la dignidad de las personas y el cuidado de la casa común”.
¿Qué es la IA y por qué preocupa a la Iglesia Católica?
El documento del CELAM retoma la definición esbozada en 1956, entre otros, por John McCarthy —considerado por muchos como el “padre” de la IA—: “una máquina capaz de mostrar un comportamiento que se calificaría de inteligente si fuera un ser humano quien lo produjera”, al tiempo que recuerda que el Papa Francisco, en su mensaje para la 57 Jornada Mundial por la Paz, señalaba que la inteligencia artificial “debe ser entendida como una galaxia de realidades distintas”.
Así, el libro aborda conceptos de uso cada vez más común, como “IA generativa” y “machine learning”
“Se trata de un campo en pleno desarrollo donde convergen esfuerzos de universidades, gobiernos y empresas privadas enfocadas en la generación de capital”, anota.
Además, advierte, “los distintos avances en el desarrollo de la IA son orientados por ideologías que potencian y quizá sobrevaloran algunos planteamientos”.
Entre ellos, señala “el progreso y el optimismo tecnológicos (la creencia de que el mundo será mejor gracias a la tecnología), la globalización y la conectividad (integración de culturas, economías y personas), el ‘dataísmo’ (los datos se considerarán centrales en el conocimiento y en la toma de decisiones), el incremento de la eficiencia y la productividad (como valores últimos que realiza la IA), la competencia y la maximización de beneficios (como valores de las empresas y corporaciones, grandes
impulsoras de la IA), el individualismo y autonomía personales (potenciados por los sistemas de IA), el racionalismo instrumental y la objetividad (relegando aspectos subjetivos), etc.”.
Para el CELAM, es importante no “caer en la engañosa comparativa ‘IA / ser humano’, ni en la pretensión de sustitución del quehacer propiamente humano por programas informáticos”. Retomando el mensaje del Papa Francisco para la 57 Jornada Mundial por la Paz, recuerda que “no se trata, pues, de exigir que las máquinas parezcan humanas; sino más bien de despertar al hombre de la hipnosis en la que ha caído debido a su delirio de omnipotencia”.
Inculturar el cristianismo en lo digital, incluida la IA
El documento del CELAM aborda también la necesidad de “la inculturación del cristianismo”: “Es necesario el discernimiento para identificar y asumir esos valores y formas positivas presentes en los procesos digitales, incluyendo la IA, a fin de enriquecer la acción evangelizadora”.
“En la cultura digital, el cristianismo está llamado a realizar un ejercicio de traducción: la componente escatológica de la fe cristiana nos hace ver que la comprensión de la revelación no está cerrada; podemos acceder al Logos con las dinámicas propias de este nuevo contexto, y así ofrecer una síntesis que pueda hacer visible y vivible el mensaje evangélico en las culturas contemporáneas, sabiendo que ninguna mediación cultural podrá abarcarlo nunca en su totalidad”.
“Para lograrlo, es indispensable comenzar a pensar teológica y pastoralmente la IA, pero también lo es repensar la teología y la pastoral desde el fenómeno de la IA”, señala.
La revolución de la IA y su impacto en la economía y la democracia
El CELAM advierte en su texto que “la IA está transformando de manera radical y acelerada las estructuras económicas en muchas partes de nuestro planeta”, algo que marca “el comienzo de una nueva era, comparable con revoluciones tecnológicas pasadas como la introducción de la máquina de vapor, la electrificación industrial o la construcción de las redes de carreteras”.
“La aplicación de la IA a diversos sectores económicos genera tanto oportunidades como desafíos, y su impacto se siente en las dimensiones clave de la economía, tales como la productividad, los mercados laborales, la distribución de los ingresos, el comercio y los mercados financieros globales”.
En América Latina, señala, “una región caracterizada por la diversidad sociocultural y por la complejidad de sus sistemas democráticos, un buen uso de la IA tiene el potencial de mejorar la participación ciudadana, fortalecer la transparencia gubernamental y optimizar la toma de decisiones”.
Sin embargo, continúa, el uso de la IA “también plantea riesgos significativos en materia de manipulación de la opinión pública, erosión de la privacidad y concentración del poder en manos de actores que controlan la tecnología y los datos”.
“Los riesgos asociados al uso de la IA en la política no puede ser ignorados”, subraya.
Haciéndolo concreto: Las propuestas de la Iglesia en América Latina de cara a la IA
En la parte final del documento del CELAM presenta una serie de recomendaciones y propuestas prácticas para que la Iglesia Católica en la región haga frente a la IA.
El primer punto destacado es “Inculturar la IA en la Iglesia latinoamericana y caribeña”, señalando que “tanto en nuestra predicación eclesial como en nuestras obras (parroquias, escuelas etc.), debemos ser conscientes de que la IA no es solo un instrumento, sino que su configuración tiene una pretensión sistémica en la que el ser humano corre el riesgo de ser absorbido”.
“La IA es aceptable en la medida en que su uso promueve el respeto de la dignidad de la persona humana e inaceptable en la medida en que su implementación la rebaja”, subraya.
Además, hace un llamado a “evitar los extremos de la tecnofilia y la tecnofobia”. Mientras que en lo primero se puede caer en la ingenuidad de “que estaremos más cerca de la gente, que seremos más modernos y socialmente mejor aceptados si nos entregamos acríticamente a las nuevas tecnologías”, la tecnofobia lleva a pensar “que las nuevas tecnologías no traerán sino catástrofes”.
“El reto es mantener un equilibrio entre el uso de la tecnología y la preservación de la autenticidad y profundidad de la fe vivida en comunidad, lugar privilegiado para el encuentro con la Persona de Jesucristo y la comunidad eclesial de las hermanas y hermanos en la fe. El uso de la IA no debe sustituir el encuentro entre el creyente y la Palabra de Dios”, asegura.
Como segundo punto, el documento del CELAM plantea propuestas para los obispos de la región, alentándoles en primer lugar a trabajar en la “sensibilización y formación sobre IA”, con “instancias de formación para el laicado, la vida consagrada y el clero”.
También aconseja “producir materiales educativos para las familias sobre cómo educar a los hijos en la cultura digital, enfatizando los valores cristianos”.
Luego el texto anima a una “organización y planeamiento pastoral sobre IA”, que puede incluir la creación de “una comisión sobre IA y ética digital en cada Conferencia Episcopal y en las diócesis en que sea posible, compuesta por expertos en tecnología, teólogos y pastoralistas”.
Se alienta luego a la “articulación y acompañamiento de iniciativas ligadas a la IA”, así como a la “investigación sobre IA a la luz del Magisterio de la Iglesia”, para finalmente promover la “inclusión digital en las periferias geográficas y sociales”.