María Elena Coronil Imber

Alfredo Coronil Hartmann:
En la madrugada de hoy, después de larga y calamitosa enfermedad, dejó de existir mi bien amada prima-hermana María Elena Coronil Imber, mi compañera de juegos en la infancia y mi amiga entrañable toda la vida, lúcida y pro-activa contraparte en cualquier diálogo meduloso o simple ejercicio cordial de sobremesa o en cualquier escenario.
Desde siempre la llamé Lenka, vocablo que presumo perteneciente al rico arsenal de sobrenombres, diminutivos y epítetos rusos que debo haberle escuchado a Pap o Mam, los amados abuelos rusos de María Elena, que amaron y adoptaron a Venezuela, aunque no dominaron nunca la lengua cervantina, construyendo a ratos deliciosas expresiones, para muchos intraducibles, que aún hoy utilizamos entre unos pocos “iniciados”, incorporados a la fabla Coronil.
Ella, su hermano Fernando y yo compartíamos muchas cosas, entre ellas –y no era la menos importante- el ser hijos de padre y madre médicos y que además de compartir la profesión donde ninguno de los cuatro pasó por debajo de la mesa, fueron entrañables amigos. Cuando una de las dos parejas viajaba al exterior, la otra se mudaba a la casa de los viajeros, con plenos poderes sobre la prole, el domicilio y los enceres. Ya adultos Lenka me contó que fué mi mamá –por designación de los suyos- quien le explicó y la “preparo” sobre temas, considerados difíciles o escabrosos por los padres de entonces.
Tantas son las vivencias, ella se apaga a los 82 años, ya yo cumplí ochenta, que se agolpan en mi memoria añadiendo al dolor que me ahoga, confusión y desasosiego. Estamos haciendo cola para una salida siempre inquietante, por natural y esperada que sea, así es la condición humana.
Ciertamente el estar “haciendo la misma cola” envuelve una sensación de proximidad tranquilizante, pero la ausencia nos va pesar igual mientras dure.
Nada he dicho de su rica formación profesional,de su dedicación sin vacilaciones a los niños del JM de Los Ríos, de su activa juventud en la política, el teatro, el arte, la vida enfrentada con valor,con coraje y con clara inteligencia, prístina inteligencia sin desplantes, pero esta no es una biografía, son apenas unas palabras surgidas de un alma rota, que sangra aunque no se vea.
Ya me hace falta. Dios te bendiga Lenka, tu sello fue la autenticidad, por ella te respeté siempre, mi cariño, admiración y abierta amistad te pertenecen. Dios te bendiga.-
Ítaca 5 de agosto de 2023.