¿Sabrá el Presidente Boric y su ministro comunista cuál es el objetivo de la educación?
¡Obviamente, no lo saben, sino se habrían abocado a mejorarla!
Francisco Javier Vargas Galindo (*):
En efecto, el objetivo de la educación -según los expertos- «es que cada ciudadano desarrolle su inteligencia al máximo de su capacidad». Sin embargo, estos mismos expertos dicen que estamos todos lejos de lograr este objetivo, pero para algunos, la brecha es preocupante. Muchos compatriotas-entre ellos muchas autoridades de este nefasto gobierno – ni siquiera alcanzan un nivel suficiente para disfrutar una novela, leer un periódico, o seguir las instrucciones de una receta médica. Son analfabetos funcionales.
Nuestro país ha producido grandes escritores, entre ellos, dos premios Nóbel, científicos conocidos mundialmente, educadores y un sinnúmero de personas destacadas en diversos campos, pero una gran proporción de la población no tiene una educación mínima aceptable para la democracia y para una economía creciente. Lo lamentable que esto se ha agravado en estos últimos 33 años del retorno de la democracia, sobre todo, en los gobiernos de MBI y II y peor aún, en el gobierno de Boric al nombrar a un comunista como Ministro de Educación. Obvio que agravará la mala educación y la inestabilidad del país. ¡Qué duda cabe!
La ignorancia es la base de la marginalidad y la desigualdad y la extrema izquierda (PC/FA), se esfuerzan por agravarla con fines dominación ideológicos . Si bien no se puede buscar el progreso en fórmulas sencillas – el aprendizaje es un proceso complejo, largo y multifacético – es primordial que la Oposición, el empresariado y el futuro gobierno democrático fije la meta para los próximos años de asegurar que la población entera tenga las competencias básicas necesarias para que pueda seguir aprendiendo durante toda su vida y enfrentar los desafíos tecnológicos.
El destacado economista fallecido Gary Becker de la Universidad de Chicago, Premio Nóbel de Economía 1992, nos hablaba del término «capital humano» para referirse a la acumulación de conocimientos adquiridos por una persona o una sociedad en su conjunto. En su obra «Capital Humano», el profesor Becker plantea que cuando la fuerza de trabajo está adecuadamente capacitada, ello se transforma en un activo para el país y, en consecuencia, en un pilar de desarrollo económico.
El concepto destaca el papel central que tiene la calidad del recurso humano en la producción de bienes y servicios. Cuando los economistas de antaño hablaban acerca de la capacidad productiva, daban como insumos las cantidades de mano de obra(trabajo), máquinas(capital) y recursos naturales(tierra). El problema era que esta simplificación no tomaba en cuenta la calidad de la mano de obra: el capital humano permite distinguir la calidad de la mano de obra, que varía de país en país. El premio Nóbel de 1998, Amartya Sen, insiste que esta manera de concebir el capital humano queda corta porque reduce su valor a su contribución a la producción. Como bien observa el profesor Sen, el enriquecimiento de los conocimientos y de las destrezas sirve para mucho más. El producto interno bruto sólo refleja una parte de lo que es la riqueza de una nación, dejando fuera su acervo cultural, la calidad de sus comunidades, la belleza de sus vecindarios, la intensidad de las relaciones sociales, lo amplio de sus actividades deportivas y de recreación y toda la gama de elementos que forman el carácter de una nación. La posibilidad de desarrollar una sociedad donde provoca vivir depende del capital humano en su sentido más completo y ésta depende de la educación, tanto la formal como la informal.
La educación enfocada en el desarrollo de la gente requiere apuntar a la preparación de los estudiantes para una multiplicidad de necesidades, pero no por ello, debería multiplicarse el número de materias o textos escolares. Los objetivos, propósitos y lineamientos políticos planteados en la Comisión de reforma educacional y plasmados en el Acuerdo Nacional de Educación durante el gobierno SPI, reflejan un razonable consenso sobre la necesidad de rescatar la educación con énfasis en la idea de «volver a lo básico».
Hay que lograr una educación con libertad, que incentive la creatividad y valorice la responsabilidad personal, en base a un perfeccionamiento constante del servicio educativo y al otorgamiento de mayores posibilidades de elección a los padres. Por ello, urge revertir la desastrosa reforma educacional del gobierno MBII
ü Educación con mayor libertad: dar un mayor énfasis a la escuela y su profesorado, en lugar de a las estructuras con grandes presupuestos; es necesario lograr una efectiva y plena descentralización, reforzando y perfeccionando la acción de las municipalidades y de los establecimientos particulares subvencionados. Para ello, es imprescindible derogar el nefasto Estatuto Docente (legado del ex ministro de Educación Ricardo Lagos Escobar), que es el principal culpable de la mala educación.
ü Educación para la creatividad: favorecer la generación de nuevas metodologías y planes de estudios que faciliten la acción del profesor y lo comprometan, más profundamente, con el desarrollo personal y valórico de cada alumno. La respuesta de la escuela debe ser innovadora y sugerente para los niños y jóvenes, quienes perciben la actividad escolar como algo lejano y distante del fascinante y cambiante mundo de la TV y la tecnología.
ü Educación para la responsabilidad personal: la gran tarea para el futuro consiste en formar jóvenes muy conscientes de los valores y deberes que deben orientar su vida. (Más ahora con el mal ejemplo de una creciente y obscena corrupción). Ello se logra con escuelas como entes activos, con programas propios acordes a los requerimientos de los alumnos que a ellas acudan. Incorporar desde la Básica el ramo de ÉTICA y Reinstalar el ramo de Educación Cívica.
ü Educación que ofrezca alternativas: la rapidez de los cambios y las características personales de cada joven exigen que el sistema educacional ofrezca diversas opciones de especialización y pronta vinculación al mundo del trabajo. Para ello, es fundamental fomentar una gran diversidad de planes y programas educativos.
Adicionalmente debemos recordar que la extensión del horario escolar ha sido clave para la ampliación del concepto de educación integral. Estas horas adicionales no deben ser para alargar las clases actuales, sino para complementarlas. En ellas, cada alumno participe en actividades diversificadas: estudios dirigidos para quienes tengan fallas en sus materias, música, deportes, clubes de teatro, de arte, de oficios, de ciencias, de lectura o de cine. En fin, podemos imaginarnos un estudiantado ocupado en su escuela y no suelto en la calle, donde el aprendizaje suele ser negativo.
Obviamente, si logramos aprovechar esta ampliación del horario escolar, sus beneficios van mucho más allá de tener una sociedad mejor educada. Sin duda, significará una disminución de la delincuencia, un mejoramiento en la vida familiar actualmente presionada por el conflicto entre el trabajo de los padres y la necesidad de atender a los hijos, así como una socialización mejor lograda de la población joven. Más que todo, una educación mejor distribuida conducirá a una sociedad más justa, porque acortará las distancias entre las personas en cuanto a sus ingresos.
Para finalizar, quisiera recordar que la educación tiene que ser un proyecto de todos, por ello, exigir a las futuras autoridades(las actuales no lo harán) se aboquen a mejorar la calidad de la educación para seguir aminorando las desigualdades y ampliando la protección social se requieren avances previos sustantivos en educación y capacitación, así como una modernización del Estado que mejore su capacidad de gestión, que está ya tensada al límite”.-
9/9/2023
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(*) Francisco Javier Vargas Galindo, ex Profesor Universidad Católica Andrés Bello(UCAB), Caracas. Magister en Ciencias Militares, Mención Conflictos y Negociación Internacional, Academia de Guerra del Ejército de Chile (ACAGUE 2006). fjavier.vargasg@gmail.com