¿Sabes qué fue la Haganá?
Compuesto por mujeres y hombres, operó como fuerza judía de autodefensa para después convertirse en la columna vertebral del Ejército del nuevo Estado
Desde su creación, en 1920, siguió una estrategia progresiva hacia la independencia, cooperando incluso con los británicos como en la Segunda Guerra Mundial para hacer frente a las potencias del Eje.
Surgida en clandestinidad, se autoadjudicó el rol de fuerza de defensa armada de la población y tierra judías. Rápidamente creció en efectivos (para 1936, contaba con unos 10.000 hombres en activo y otros 40.000 en la reserva), creó brigadas de control territorial, adquirió armamento por la vía ilegal y «dejó de ser una agrupación de jóvenes soñadores para convertirse en una verdadera fuerza armada, disciplinada y lista para el combate», según el escritor Nicolás Gibelli en su obra ‘Las luchas de posguerra’.
Hablamos de la Haganá (‘Defensa’, en hebreo), una organización militar secreta de la Comunidad Judía de Palestina anterior al Estado (el ‘Yishuv), que aspiraba al renacimiento nacional del pueblo judío en Palestina (de ‘Eretz Yisrael’, la Tierra de Israel) y que tuvo sus raíces en los grupos de autodefensa de Rusia y demás países de Europa del Este para defender a las poblaciones judías de los pogromos. Se crea el 15 de junio de 1920 tras los disturbios de Nabi Musa o Pogromo de Jerusalén, que tuvieron lugar en la parte británica de la Administración del Territorio Enemigo Ocupado (OETA, por sus siglas en inglés), que posteriormente, en 1922, se convertiría en el Mandato Británico de Palestina hasta 1948. Estos disturbios afianzaron la idea de que el Yishuv necesitaba crear una fuerza de defensa independiente libre de autoridad extranjera.
Durante los primeros nueve años, se organizó en pequeños grupos de defensa locales en las grandes ciudades y los kibutz (colonías agrícolas). Pero a partir de 1929, la cosa cambia y el estatus de la Haganá también. La Matanza o Masacre de Hebrón (23 de agosto de 1929), en la que una masa de árabes armados asesinaron a 67 judíos de Jerusalén y alrededores, es considerada por historiadores israelíes como Hillel Cohen como el «punto de no retorno» en las relaciones entre árabes y judíos en Palestina. Sobre todo fue el Irgún, formado en 1931 tras una escisión de la Haganá, el grupo que decidió que había que comenzar la lucha armada contra árabes e ingleses. A partir de entonces, la Haganá también se convertiría en una gran organización: inició un programa integral de capacitación para sus miembros, se establecieron depósitos centrales de armas y se comenzó con la producción clandestina de las mismas.
Entre 1936 y 1939, tuvo lugar la Gran Revuelta Árabe de Palestina. Una intifada que constituyó una de las más duras pruebas a las que fue sometido el Yishuv que, en lugar de debilitarse, salió fortalecido. Fueron años de maduración y desarrollo para la Haganá, que pasó de milicia a cuerpo militar, contando incluso con la aquiescencia británica. En el verano de 1938, incluso se formaron fuerzas auxiliares británicas judías como los Escuadrones Nocturnos Especiales (SNS).
Soldados judíos en los Ejércitos aliados
Jugó un papel fundamental en la llegada de judíos europeos que escapaban de los nazis en la Segunda Guerra Mundial (1939-45). Especialmente, cuando el Gobierno británico endureció su posición y prohibió la llegada de refugiados judíos. La política antisionista de Londres en Palestina quedó reflejada en el Libro Blanco de 1939 (pretendía establecer un Estado conjunto judío y árabe, restringir la inmigración de judíos y la compra de tierras por parte de estos). Gran Bretaña se alejó así de sus compromisos asumidos por la Declaración de Balfour de 1917 (primera vez que los ingleses respaldaron el sionismo) y de la propuesta de partición territorial de la Comisión Peel de la ONU en 1937 (comité interno británico para analizar su mandato en Palestina), que privilegió a judios europeos dándoles las tierras más fértiles y marginó a la población palestina. Algo que muchos consideraron un acto de traición. Los británicos intentaron así retractarse, apostando sin mucha convicción por un estado único.
A finales de la Segunda Guerra Mundial, la Haganá encabezó un movimiento de más de 36.000 voluntarios a partir del cual se formó la Brigada Judía en 1944, una unidad de Infantería del propio Ejército británico, de los cuales murieron 734. Entre sus tareas destacaban; luchar contra las fuerzas del Eje en Italia, Yugoslavia, Austria, Bélgica y Holanda; búsqueda de supervivientes del Holocausto y ayuda en caso de que estos quisieran emigrar a Palestina. También cooperó con la Inteligencia británica mediante el envío de personal a las líneas enemigas en los Balcanes.
La población judía en Palestina había crecido desde los 85.000 habitantes de 1920 hasta los 560.000 una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial. De este modo, la tarea de la Haganá consistió en proteger a estos miles de inmigrantes judíos (la mayoría, residentes en los kibutz) procedentes sobre todo de Alemania y Polonia de la creciente enemistad árabe que se vivía en Palestina. Un desarrollo que la dirigencia musulmana no veía con buenos ojos: el hecho de que se materializara un Estado judío quebrantaba su visión de que una tierra que tiempo atrás ue gobernada por el Islam pasase a mano de los infieles.
Su cuerpo de élite: el Palmaj
Como se ha dicho, la Haganá se hizo aún más fuerte durante la contienda bélica, afianzando su independencia. Tanto es así que comenzaron incluso a instruir a la juventud del país a través de un programa sistemático de formación. En 1941, nace el primer regimiento movilizado de la Haganá, el Palmaj (unidades de comando) que en los últimos seis años del mandato inglés instruyó a cerca de tres mil soldados. Fue creado para hacer frente a dos amenazas principales: la invasión de Palestina por parte de las fuerzas del Eje en caso de que los británicos fueran vencidos en el norte de África y la defensa de los asentamientos judíos de los ataques árabes en caso de finalizar el Mandato británico de manera abrupta. El Palmaj se transformó así en la fuerza de choque para misiones especiales de la Haganá, que veían el peligro de una invasión alemana en Oriente Medio. Los británicos accedieron a realizar operaciones conjuntas contra las fuerzas de Vichy en Líbano y Siria hasta la victoria de El Alamein de 1942, cuando, no dispuestas a permitir un desarrollo del poder militar judío, dejaron de colaborar y ordenaron su disolución.
El Palmaj pasó entonces a la clandestinidad y su papel giró en torno a la lucha armada contra los ingleses y la defensa de los asentamientos judíos de los ataques de los hombres al servicio del Gran Muftí de Jerusalén, Haj Amin al-Hussein (un controvertido a la par que violento líder religioso palestino, conocido por su apoyo declarado al nazismo y su obsesión con la eliminación de los judíos de Palestin que llegó a impulsar unidades musulmanas de las SS. En pocas palabras, fue el hombre que puso a los árabes al servicio de los nazis.
En octubre de 1945, los tres grupos paramilitares judíos -Haganá, Irgún y Lehi (creado en 1940 por Abraham Stern, un judío radical exmiembro del Irgún)- deciden iniciar una ofensiva conjunta contra las autoridades británicas. Durante un año perpetraron numerosos ataques armados contra instalaciones británicas en Palestina como puentes, vías de tren o comisarías. Hasta el atentado del Hotel Rey David de Jerusalén el 22 de julio de 1946. Hace casi 80 años, una explosión a manos de Irgún destruyó los siete pisos de su ala sur y acabó con la vida de 91 personas. Entre ellos, efectivos del Cuartel General del Ejército Británico. El espanto generado supuso la condena del presidente de la Organización Sionista Mundial y futuro presidente de Israel, Caim Weizmann, quien pidió un alto al fuego al que sólo se acogió la Haganá pese a no estar implicado en el atentado. Ben Gurion, líder la Haganá, condenó públicamente el atentado y aseguró su milicia sionista se oponía a la filosofía política y a las actividades terroristas del Irgún.
El Palmaj, la unidad de élite de la Haganá creada en 1941, se encargaba del rescate de judíos prisioneros en los campos británicos. La mayoría, eran supervivientes del Holocausto
El rescate de judíos sin papeles a manos de los británicos también fue otra de las tareas del Palmaj. La inmigración ilegal de estos fue organizada por el Mossad, rama de la Haganá y actual Inteligencia israelí, mientras que el Palyam, rama marina del Palmaj, navegaba los barcos que entre 1945 y 1948 transportaron a más de 70.000 personas hacia Israel. Pero una de las operaciones más sobresalientes del Palmaj fue, sin duda, la liberación de 208 personas del campo de prisioneros de Atlit, donde el Mandato Britànico internaba a los judíos que trataban de entrar ilegalmente en Palestina. La mayoría de ellos, eran supervivientes del Holocausto.
La Asamblea General de la ONU votó a favor de la partición de Palestinaen noviembre de 1947, otorgando menos de la mitad del territorio a la comunidad árabe. La puerta a la confrontación bélica quedaba abierta. Y ambos bandos no tardaron en traspasar el umbral. Las hostilidades se iniciaron en diciembre de ese mismo año y se prolongaron hasta el 14 de mayo de 1948, fecha del fin del Mandato británico en Palestina tras la declaración unilateral del Estado de Israel a manos de Ben Gurion. De este modo, las ‘Zeva Haganá Le-Yisrael’ (en español, Fuerzas de Defensa de Israel o más conocidas como FDI) nacieron formalmente el 31 de mayo y fueron incorporando las organizaciones previas existentes como el Irgún, la Haganá o el Palmaj (años después de la independencia, muchos de sus integrantes conformaron el núcleo de la cúpula militar), que jugaron un papel esencial en la guerra «de la Independencia» para israelíes y «de la catástrofe» para palestinos. «Tanto el Yishuv como el pueblo judío están muy en deuda con la Haganá por su contribución al Estado de Israel», dijo Ben Gurión.
El barco que casi hunde al recién nacido Estado
Ni los nazis, ni las revueltas árabes, ni la guerra de independencia. Si hubo un episodio que realmente estuvo a punto de hacer volar por los aires el recién nacido Estado de Israel fue el hundimiento del Altalena. La nueva nación necesitaba un Ejército unificado. La Haganá se convirtió así en su columna vertebral, mientras los otros dos grupos paramilitares, Lejí e Irgún (que funcionaba más como guerrilla) también fueron absorbidos por el recién creado Ejército israelí. En la práctica no fue así: el Irgún mantuvo en un primer momento sus propios batallones, convirtiéndose en un ejército dentro de otro ejército. Hasta el 22 de junio de 1948, fecha en que la rivalidad entre Ben Gurion y Menahem Beguin, líder del Irgún, llegó a su punto álgido.
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Pocos días después de la proclamación de la independencia, y con un recién acordado alto al fuego en la guerra entre Israel y sus vecinos árabes por la ONU, el Irgún fletó desde Francia un barco, el Altalena, lleno de armas (5.000 rifles, 450 metralletas, una decena de carros blindados y cinco millones de balas) y más de 900 voluntarios para unirse a sus filas. Los de Beguín pidieron permiso a Ben Gurion para desembarcar en Tel Aviv. Ante la negativa del recién nombrado primer ministro de Israel, exigieron que el armamento fuera destinado a las unidades del Irgún dentro de las FDI. Ben Gurion sabía que, de no pararles los pies, Israel tendría dos ejércitos y como consecuencia una guerra civil, por lo que rechazó sus condiciones.
Los milicianos de Irgún desobedecieron las órdenes y comenzaron a desembarcar la munición frente a las costas de Tel Aviv. A las cuatro de la tarde del 22 de junio, Ben Gurion ordenó abrir fuego sobre el barco, que fue alcanzado por uno de los proyectiles y se prendió fuego. Murieron 17 combatientes del Irgún. Beguin decidió rendirse, asegurando que «judíos no matarán a otros judíos» y convirtió lo que quedaba del Irgún en un partido político, Herut (formación que llegó a ser mayoritaria en Likud, cuyo presidente es el actual primer ministro israelí Benjamin Netanyahu).
«Lo más interesante de la batalla de Altalena no es tanto lo que pasó, sino lo que no pasó»
Derek Penslar (Historiador experto en Judaísmo)
Entre 1920 y 1949, 5.151 miembros de la Haganá perdieron la vida, 3.952 de los cuales murieron combatiendo en la Guerra de Independencia israelía de 1948.-
PATRICIA ROMERO/ABC, Madrid
Realmente enriquecedor el intercambio de opiniones de estos...
Estimado Sr Editor: leo diariamente vuestros excelentes, obj...
Nosotros somos la semilla enviada por el Gran Espiritu a tra...
“el pueblo está harto de sufrir y hay que escucharlo”, dice...
Ya que he leído este artículo de Oswaldo Páez Pumar y siendo...