Opinión

Comiendo de la Basura y las Políticas Económicas Contradictorias

José Antonio Gil Yepes_

Hoy volví a ver gente comiendo de la basura. Tenía tiempo que no veía algo tan degradante y triste.

Este empeoramiento se debe a que el gobierno no ha incorporado al sector empresarial, efectivamente, a la recuperación económica.

Cierto, se discuten leyes como la de Promoción de Exportaciones No Petroleras, pero todavía no se ha aprobado. Se aprueban leyes, como la de las Zonas Económicas Especiales, y se estudian sus proyectos. Pero hechos, muy pocos.

Los principales facilitadores de la modesta recuperación económica que vivimos hasta agosto de 2022 han sido la desregulación de precios, del tipo de cambio y de la circulación de divisas; el creciente abastecimiento de combustibles. A lo que, más recientemente, se le suman la apertura con Colombia y la flexibilización de sanciones y la consiguiente reactivación de CHEVRON y otras petroleras como exportadoras de hidrocarburos. También ha contribuido, desde 2019, el que algunas oficinas de gobierno han mantenido una mejor comunicación con el empresariado, lo que recupera confianza. Sin embargo, se habla más pero no se hace mucho y eso cansa.

Pero estas medidas, dirigidas a hacer crecer la economía real, son sólo una de las cuatro puntas de un tablero incoherente de políticas económicas. Siendo las otras tres patas las medidas que apuntan a bajar la liquidez para bajar la inflación, los impuestos crecientes y el ataque a la circulación de las divisas.

El enfoque monetarista de la lucha antiinflacionaria redujo el gasto público y con ello la capacidad de consumir de más de 2.000.000 de empleados públicos y la demanda de bienes y servicios por parte del Estado. A lo que se suma el alto encaje bancario para secar liquidez y, con ello, minimizar el crédito bancario, lo cual reduce la inversión, la producción y el consumo. La sobrevaluación de la moneda es una engañosa forma de bajar la inflación incentivando la importación de bienes que el consumidor compraría barato, pero a costa de perder su empleo y los mejores salarios que recibiría si, en vez de consumir importaciones, produjéramos y exportáramos lo Hecho en Venezuela. El empresario reconoce que la solución contra la sobrevaluación de la moneda no es devaluar (el 84% dice, en la Encuesta Multinacional Empresarial de Escenarios Datanalisis) que lo perjudica). La solución es incrementar la productividad de cada empresa. De la misma manera, la solución a los problemas por desequilibrios macroeconómicos no es un Plan de Ajuste, mediante endeudamiento y recortes de gasto y liquidez, sino un Plan de Reestructuración Económica que cure de raíz la hemorragia de los recursos públicos.

La andanada de impuestos municipales y nacionales ya extrae cerca del 50% de las rentas, uno de los niveles impositivos más altos del mundo. Siendo que todo impuesto es recesivo y tiende a ser inflacionario, son un desestimulo a la recuperación de la confianza del inversionista y del consumidor. Son tan marcados dichos impuestos que parece que casi todos nuestros gobernantes, nacionales, regionales y municipales, “se quieren salvar solos”. Ya no les importaría si crecemos o no o si baja o no baja la inflación; mientras ellos puedan incrementar sus ingresos y gastos. Los impuestos sólo se justifican cuando la población recibe servicios en contrapartida. Pero, aquí, éste no es el caso.

El colmo de la contradicción a la recuperación es el ataque al dólar a través del IGTF. Este impuesto, del 3% sobre cada transacción en divisas, tiene efecto sobre los costos en cada eslabón de las cadenas productivas, por lo que su efecto sobre los precios de venta al público puede ser hasta de un 12% en las cadenas de más eslabones. Atacar la circulación del dólar para rescatar el valor del bolívar, siendo todavía parte de la recuperación y sin haber logrado bajar la inflación, es extemporáneo. Así lo muestran las experiencias de errores similares en Latinoamérica.

El valor del bolívar se rescata invirtiendo, produciendo, subiendo la productividad; devaluando la moneda en proporción a la inflación, aunque la corrección de la enorme sobrevaluación que está acumulada (el tipo de cambio de equilibrio hoy es de Bs. 212/US $) hay que hacerla muy progresivamente; democratizando el capital de las empresas del Estado total o parcialmente en las cerca de 1.000 empresas del Estado; descentralizando para elevar la calidad de los servicios; rescatando la seguridad jurídica; y diversificando las exportaciones. El valor del bolívar, ni el de ninguna moneda, se puede rescatar por decreto ni discursos, sobrevaluando la moneda quemando divisas ni, mucho menos, alimentando la inflación con el IGTF y otros impuestos, por demás recesivos.-

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