Cría cuervos y te sacarán los ojos
No deja de inquietar la penosa realidad que describe una desafortunada verdad
Egildo Luján:
Sinceramente, a «Fornato del Futuro» hoy se le hace difícil abordar un delicado tema, y de reciente data, además de decepcionante, por el hecho de tratarse de su componente xenofóbico, de acuerdo a lo que se manifestó en Perú, en contra de un grupo de compatriotas que viajó a Lima a intervenir en una confrontación futbolística.
Ahora, ¿en dónde, cómo y por qué se manifiesta en el hecho de lo difícil?. Sin duda alguna, en que, lamentablemente, situaciones o casos de ese tipo, poco a poco, han ido convirtiéndose en un componente en varios países de nuestro Continente, y expresándose en contra de los compatriotas uniformados con el color vinotinto. Desde luego, la apreciación del tema Venezuela, bajo ningún concepto, guarda relación con la deliberada intención de magnificar una situación de víctima en un terreno deportivo. No es así. Pero no deja de inquietar la penosa realidad que describe una desafortunada verdad.
Se trata de que, dolorosamente, hechos, sucesos y componentes cuya motivación provoca pena y sorpresa al por mayor, pone sobre el tapete público lo que inquieta a «Formato del Futuro», sobre todo, porque se está dando una verdad innegable. Y se trata de que, a la par de los sucesos, se suscita una verdad : el olvido conveniente de que Venezuela, el mismo país que, alguna vez, fue en Centro y en Sur América el sitio distinguido por ser el mayor receptor de extranjeros de toda la región Latino América en busca de refugio, ahora es acusado y señalado de lo contrario.
¿Y qué es lo contrario?: lo que cada indicación, acusación, campaña o descalificación es válida cuando se trata de ubicar a Venezuela en el sitio de lo peor de lo peor, según sea el gusto de quien lidera el oportuno señalamiento del momento en activación.
Es inevitable que así sea. Pero, con tristeza y repudio, por lo reciente de lo sucedido, emerge la referencia al vergonzoso, desleal y humillante atropello del que fueron objeto los atletas venezolanos, jugadores integrantes de nuestro equipo «LA VINO TINTO» en Lima, Perú. Sobre todo cuando la presunción de lo acontecido coloca ante los ojos de asistentes y de observadores, a lo peor: la situación que ocupa la reflexión describe que lo acontecido fue promovido y cometido por ¿ciudadanos? y ¿autoridades policiales? represivas del vecino país.
Pero ¿y por qué?. Quizás porque, como lo expusieron observadores en distintos medios de comunicación social, todo obedeció a que se trata de quienes, definitivamente, sufren de «BIPOLARIDAD Y AMNESIA RETRÓGRADA» (Agresividad compulsiva e Incapacidad de recordar). Sí, de eso mismo que fue ignorado por el hecho de que, independientemente del obligatorio respeto y hospitalidad que cualquier país anfitrión le debe dispensar a visitantes, delegaciones deportivas o de cualquier tipo, igual le debe expresar respeto y protección a todos sus integrantes.
Les guste o no admitirlo, lo cierto es que a los anfitriones peruanos hoy no se les hace fácil desestimar una gigantesca verdad: cometieron una vergonzosa demostración de ingratitud, indecencia, xenofobia y falta de respeto para con una delegación de atletas visitantes para competir en un campeonato internacional. Desde luego, por lo menos, a las autoridades de las competencias internacionales les corresponde actuar: deberían descalificarlos como sanción y ejemplo de repudio por su comportamiento.
Los irrespetuoso y mal agradecimiento de los anfitriones se hizo sentir: olvidaron que, durante muchos años de dificultades en su país, Venezuela fue la anfitriona preferida por los peruanos migrantes de su país en ruinas. Ellos sólo recibieron buen trato, respeto y oportunidades de trabajos dignos, durante toda su permanencia en Venezuela, permitiéndoles legalmente, igualdad de oportunidades y condiciones a las de cualquier ciudadano venezolano.
Adicionalmente, debo mencionar y recordarle a los peruanos, que ellos tienen, una eterna deuda de gratitud para con los venezolanos. A quienes le deben su independencia y libertad del imperio español. Muy especialmente a nuestro ilustre y respetado Libertador Simón Bolívar y sus valientes guerreros, y quien, como Jefe Máximo del Ejército Libertador en Perú, les dio su independencia.
Triunfador en la batalla de Junín en el mes de agosto de 1824 y dándole continuidad a su heroica campaña Libertadora, el 5 de diciembre de ese año, entro triunfante en Lima y cuatro días después, el 9 de ese mes del mismo año, bajo las órdenes del Libertador, otro ilustre prócer venezolano, el General Antonio José de Sucre, triunfa en la sierra central del Perú, en la célebre batalla de Ayacucho. Poniéndole el sello definitivo a la libertad Americana. SEÑORES PERUANOS, HAGAN MEMORIA. EL AGRADECIMIENTO DEBERÍA ESTAR INTRINSECO Y NUNCA OLVIDADO.
Finalmente, los peruanos tampoco deberían olvidar las célebres palabras de nuestro Libertador Simón Bolívar a su despedida del Perú cuando les dijo después de haberlos liberado del yugo imperialista español y declaró con profundo sentimiento: PERUANOS, tenéis derecho a mi corazón que os lo dejo para siempre. Vuestros bienes y vuestros males, serán siempre los mismos míos.» Demostrando así, su profundo respeto y sentido de humildad y amor por el pueblo peruano. Ese es el mismo sentido de cariño, respeto y hermandad, que los venezolanos hemos dado y le continuamos dando a todos los peruanos que aún siguen residenciados en nuestro país y que muchos de ellos han echo familia con esposas e hijos venezolanos, que les exigimos como reciprocidad.
NOTA: PARA LOS CIUDADANOS VENEZOLANOS Y SU FUERZA ARMADA, ES UNA «OBLIGACIÓN CONSTITUCIONAL» LA DEFENSA DE NUESTRO TERRITORIO. «ESTO, NO PUEDE SER MATERIA DE CONSULTA».-