Trabajos especiales

Brasil Política Exterior y G-20

Presidir el grupo del G-20, es un reto indudable para la diplomacia brasileña, no solamente por la temática, sino lo complejo de armonizar los intereses de los integrantes del G-20 y el contexto donde este se va a efectuar el año que viene

Jesús Mazzei:

Inicio este artículo, con la elección de Lula el pasado 30 de octubre del año 2022, que abrió a un viraje de la política exterior brasileña que efectivamente fue así sino también, a la posibilidad a que se eligiese a otro profesional de Itamaraty y entre varios candidatos(as) más escuchados o sonadas en los corrillos del Palacio de Itamaraty o la prensa sonaron en diferentes ocasiones, las Embajadoras María Luiza Viotti y María Laura Rocha, (finalmente escogida como segunda a abordo en el Palacio de Itamaraty) pero nunca se mencionó el nombre de Mauro Viera, y quien fue el finalmente el designado, para desempeñar el cargo. Debo hacer un paréntesis, todos tienen una amplia experiencia y hoja de servicios en el manejo de misiones diplomáticas en el exterior y una hoja de vida interesante de trabajo y experiencia vital, al interno de la corporación diplomática brasileña, uno de los requisitos fundamentales en Brasil para ser un buen canciller, como lo ha comprobado hasta ahora la amplia historia diplomática brasileña. Esto fue una de las variables para que se retomen los temas tradicionales de la política exterior brasileña, que exponemos más abajo y que sustentan la acción exterior de Brasil y en el reto importante de liderar el G-20, en el próximo año, en el hacer política exterior multilateral.

Ahora bien, sí repasamos entonces, ahora, los principios fundamentales de la política exterior brasileña, por lo menos hasta el año 2018, que hubo para algunos analistas una ruptura no sólo en los principios sino en la forma de ejecución de los mismos, lo que algunos diplomáticos jubilados o expertos en relaciones internacionales en Brasil, estimaron acertadamente y que, fueron retomados, y para ello, tenemos dos muestras; por un parte, Lula viajo a la reunión del COP27, sobre Clima en Egipto, como presidente electo y luego este año hace unos días, a Dubái al COP28, sobre el tema del cambio climático y el desarrollo sustentable, que es de alta prioridad para Brasil, en lo que se denominan los temas blandos de la agenda internacional. Al tal respecto, a Lula el tema internacional le gusta, por ello él ejerce una activa diplomacia presidencial, estimo, que tuvo una intensa diplomacia presidencial, en el primer año, como lo muestran los intensos contacto bilaterales y multilaterales.

Efectivamente, los principios rectores que han regido históricamente la política exterior del Brasil y que son sus ejes en la formulación e implementación son los siguientes:

Pacifismo: Se fundamenta en la no-confrontación, la búsqueda de soluciones pacíficas negociadas de las controversias, la condena del uso de la fuerza para la obtención de resultados externos.

Universalismo: entendido este como el todo el acervo de contactos bilaterales y multilaterales que constituyen el patrimonio histórico y acervo del Brasil, que ponen de manifiesto su vocación universalista en la política exterior. También la diversidad de contactos bilaterales y multilaterales, sirve como sumatoria positiva para la realización de sus intereses nacionales.

Juridicismo: respeto a los tratados y convenciones, entendidas como manifestaciones sacrosantas del Derecho Internacional y que son asumidas por la voluntad nacional.

Realismo defensivo, autonomía heterodoxa, pragmatismo: acciones vinculadas a los intereses nacionales. Se abandona la idea de construcción y el uso del papel de potencia del país, para ganancias internacionales, se despolitiza y desideologiza la acción internacional (cosa que en el gobierno de Bolsonaro no se hizo)

Autodeterminación y no intervención: son alimentados por el carácter pacificista de la política exterior y sobre todo por el realismo que ilumina a su ejecutoria internacional, basado en la cooperación y negociación y en el tratamiento de la diplomacia multilateral.

Por lo tanto, hay una tradición de la praxis diplomática, la cual es radicalmente contraria a la intervención, el rechazo que podría dar el legitimar eventuales intervenciones o acciones correctivas dentro del sistema o ambiente de poder internacional. Se defienden en forma contundente los principios de autodeterminación y no intervención de los pueblos. Todo esto unido a un balance entre el ejercicio tanto de la diplomacia bilateral y multilateral, a lo largo de su historia diplomática y sobre todo, asentado en los últimos años de experiencia democrática.

Si partimos de los años noventa durante los Gobiernos de Collor, Itamar Franco y Fernando Henrique Cardoso, podemos apreciar en esa política pública esos hilos conductores, que se afianzan en la época de Luis Inácio Lula da Silva, Dilma Rousseff y Temer, cuestionados por el presidente Jair Bolsonaro.

En los próximos años la economía brasileña buscará reinsertarse en una economía internacional altamente integrada y competitiva, hoy con fuertes tensiones ocasionadas por el COVID-19, la guerra de Ucrania y los imponderables del conflicto israelí-palestino, que ha quebrantado las cadenas de suministro y de valor y, además, por la creciente amenaza de estanflación, para el año 2023, como pronosticaron organismos internacionales y entre expertos como Nouriel Roubini. Queda ver como será el horizonte del año 2024.

Al respecto Brasil, asumió recientemente y más específicamente el 1 de diciembre pasado, la presidencia del Grupo G-20, reto importante para la diplomacia brasileña, que, en anteriores oportunidades, se ha lucido en la organización y preparación de este tipo de citas internacionales y que muestran el alto nivel y calidad del diplomático brasileño. Por ello, el pasado 1 de diciembre del 2023, en ese sentido, el presidente Lula organizó una reunión de alto nivel, donde enfatizo que las líneas de acción brasileña en el tema del G-20, las llevara Itamaraty y el Ministro de Hacienda, a través de sus ministros, deseo citar directamente a los actores involucrados al respecto. Mauro Vieira. «Queria lembrar que, possivelmente, esse seja o mais importante evento internacional que o Brasil vai assumir a responsabilidade de coordenar. São as 20 maiores economias do mundo», disse aos ministros.

Segundo Lula, serão criadas duas forças-tarefa, sendo uma contra as desigualdades e outra voltada para as mudanças climáticas, além de uma iniciativa pela bioeconomia. Para o presidente, não há explicação para ainda haver pessoas passando fome, com «tanto dinheiro atravessando os Atlânticos». Destacou, também, que o uso de energia verde é a oportunidade para que o Brasil se destaque e atraia investimentos estrangeiros.
Haddad, por sua vez, disse que é preciso reaproximar os países e criar uma «nova globalização», que leve em conta aspectos sociais e sustentáveis. Ele defende criar um ambiente financeiro mais justo, que reduza desigualdades…” y cito de nuevo»…Será uma ocasião ímpar para projetar uma imagem renovada do Brasil e apresentar a visão de liderança em termos de cooperação internacional e no debate das grandes questões econômicas e sociais. Será, portanto, uma das principais prioridades da política externa nos próximos 12 meses», explicou o chanceler Mauro Vieira.


Na pauta do Ministério da Fazenda, um dos objetivos da gestão brasileira será trazer o tema da inclusão para a agenda. Foi o que assegurou a coordenadora da Trilha de Finanças e chefe da Secretaria de Assuntos Internacionais da pasta, Tatiana Rosito. A outra trilha do G20, a de Sherpas — que ficará a cargo do Ministério das Relações Exteriores —, terá a coordenação do embaixador Maurício Lyrio, secretário de Assuntos Econômicos e Financeiros do MRE.

Em conversa com jornalistas, na quarta-feira, os dois diplomatas ressaltaram que, nesses canais, serão negociadas as declarações e os atos a serem adotados pelos líderes na cúpula do G20, que será no Rio de Janeiro, entre 18 e 19 de novembro de 2024. Ao longo do mandato de um ano, estão previstas mais de 100 reuniões dos grupos de trabalho e forças-tarefa que compõem a cúpula do grupo.


O Brasil ainda vai apresentar, durante a presidência do colegiado, o G20 Social, espaço de participação e contribuição da sociedade civil nas discussões e formulações de políticas relacionadas à Cúpula. A iniciativa abrangerá 12 grupos de engajamento, além de propostas e eventos realizados em coordenação entre as trilhas política e financeira, e atores não governamentais dos diferentes países do G20…”

Cómo observamos de estas largas, pero necesarias citas serán tres los ejes de la acción internacional del Brasil, en el año 2024 y concretamente en lo que implica el reto de presidir el G-20, a saber: combate al hambre, pobreza y desigualdad, desarrollo sustentable, y uno muy ambicioso, reforma de la gobernanza global. Se organizarán encuentros temáticos y sectoriales, entre los países componentes del grupo y la cumbre a nivel de Jefes de Estado se convocará para realizarse entre el 18 y 19 de noviembre en la ciudad de Río de Janeiro, del año 2024. Todos estos objetivos de la presidencia del Brasil, en el G-20, serán los ejes que guiarán su conducta, falta saber que países, no pertenecientes al grupo invitará Brasil, como anfitrión de esta Cumbre presidencial, para los próximos años.

Presidir el grupo del G-20, es un reto indudable para la diplomacia brasileña, no solamente por la temática, sino lo complejo de armonizar los intereses de los integrantes del G-20 y el contexto donde este se va a efectuar el año que viene. Estaremos atentos, al desarrollo de cómo este tema se va a desarrollar.-

jesusmazzei@gmail.com

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