Trabajos especiales

Kissinger 1923-2023

Jesús Mazzei Alfonzo:

La culminación de la parábola vital del Dr. Henry Kissinger, el pasado 29 de noviembre a la edad de 100 años, lo retratan como una figura singular en los últimos 65 años de la política mundial, mostrando una de las mentes y plumas más lúcidas del acontecer internacional en su acción y reflexión, combinando ambos roles en forma excelsa. Desde su tesis doctoral El Mundo Restaurado del año 1957, hasta su más reciente texto Liderazgo, del año 2021, deja una obra intelectual impecable y de gran vigencia en el mundo de hoy, y hacia el porvenir, en los estudios de las relaciones internacionales y la ciencia política.

En efecto, es una pluma esencial para entender la dinámica, tendencias del mundo contemporáneo desde los años 60. Henry Kissinger, el político e intelectual más polémico de nuestro tiempo, acaba de morir a los 100 años. En meses recientes, las revistas y periódicos más prestigiosos de la prensa occidental han publicado infinidad de artículos sobre su vida y obra para discutir su centenario; desde las revistas de la izquierda más ortodoxa y rancia como The Nation o Jacobin condenando categóricamente al personaje, hasta el semanario Der Spiegel, celebrando el origen alemán de Kissinger, pasando por el análisis de periódicos más serios como Financial Times, Le Monde y Washington Post. Desde luego, las publicaciones y think tanks especializados en temas internacionales como Foreign Affairs, The Economist, Foreign Policy, el Council on Foreign Relations o el Atlantic Council también se dieron una fiesta con mesas redondas, coloquios y ponencias para discutir el legado de quien probablemente fue el más controvertido ex secretario de Estado de Estados Unidos y premio Nobel de la Paz, de los últimos años. Cómo afirmo la organización COVRI, a la cual pertenezco como parte de su consejo asesor, a raíz de su fallecimiento, lo definió como” … Uno de los grandes thinkers del realismo político y “consigliere” de diferentes Administraciones…”

Académico de una sólida formación intelectual, unió a ello estar en el centro del poder en las decisiones políticas más debatidas de los EE. UU en la era de Nixon y Gerald Ford, en la cual ocupo los cargos más importantes en materia de política exterior, como Asesor de Seguridad Nacional y Secretario de Estado. Compagino la teoría y la práctica del hacer política internacional, como pocos académicos en forma eficaz, vio y vivió los laberintos del aparato político estadounidense como pocos e interactuó, con las personalidades más importantes de nuestro tiempo en el hacer política internacional, como queda de manifestó en su última obra sobre liderazgo, en la cual me impactaron sus reflexiones fundamentalmente, sobre Adenauer, De Gaulle y Nixon fundamentalmente.

Sus últimos escritos de los últimos años igualmente, sobre Diplomacia, China y Orden Mundial, nos muestran al intelectual que analiza y reflexiona sobre diversos asuntos con propiedad y conocimiento de causa probada en el análisis y descripción de los asuntos internacionales, debido a su experiencia y conocimiento adquirido a lo largo de una extensa hoja de servicio en la academia y luego en el making policy de la política internacional en los EE.UU. Pues bien, sí Tres textos clásicos.

Como expresa en un excelente artículo Raudel Ávila Solís …” Durante mi vida profesional seguí topándome con los libros de Kissinger. En el tiempo que participé como asesor de la Presidencia de la República, los libros China y Orden mundial de Kissinger desataron importantes debates a escala internacional. Debates restringidos a ciertos círculos, claro está, pero muy significativos a la hora de considerar el futuro de la política exterior. En ellos, Kissinger ya plantea sus inquietudes sobre el acuerdo que deberá establecerse entre las dos grandes potencias de nuestro tiempo: Estados Unidos y China. Vuelve a sus clásicos y propone, igual que en Un mundo restaurado, la prioridad de alcanzar el equilibrio de intereses entre estos dos gigantes. Cualquier arreglo entre los grandes es preferible a las destructivas consecuencias de su pleito, parece dar a entender Kissinger. El orden mundial del siglo XXI ya no podrá estar regido exclusivamente por Estados Unidos, pero tampoco estará marcado necesariamente por su declive.

 

Consecuentemente, dentro de la rivalidad y competencia natural por la hegemonía económica, la convivencia armónica entre norteamericanos y chinos es indispensable. De otra manera, la humanidad se expone a una guerra de proporciones desconocidas y posiblemente, a la extinción…”

Durante décadas, Kissinger se convirtió en un auténtico gurú de las relaciones internacionales, ya no por su prestigio académico o intelectual, sino por haber sido artífice del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y China, las dos naciones decisivas de nuestro tiempo. Kissinger cree que la diplomacia del siglo XXI puede funcionar igual que la del siglo XIX, pero pasa por alto que ya existen otros actores en la estructura internacional, como las transnacionales, las ONG, las redes sociales, la opinión pública internacional y que los gigantes digitales tienen tanto o más poder que el Estado. No se trata de que ya no tengamos estadistas y diplomáticos, afirman sus estudiosos, es que ya no tienen el mismo poder ni protagonismo que antes. No basta con una cumbre de los titulares de gobierno de las mayores economías del mundo, es insuficiente para resolver problemas de la dimensión que enfrentamos. Es la crítica más atinada y constante a la doctrina realista de las relaciones internacionales: el Estado ya no lo puede todo. Y sin embargo, se mueve. Sin esas cumbres, sin el encuentro y el cultivo de relaciones y conversaciones presenciales entre líderes de las grandes potencias, sabemos que todo lo demás fracasará. A pesar de los avances de las telecomunicaciones, nada se compara con una charla cara a cara entre jefes de estado. Por eso el enfoque de Kissinger mantiene vigencia y lo siguen leyendo aún sus críticos más viscerales, por ello es tal actual. Como afirmó para CNN en el 2008 “…Para negociar hay que entender la percepción del otro lado del mundo. Y tienen que entender nuestra percepción…”

 

Finalmente, unas reflexiones sobre Kissinger y Venezuela, en efecto, relación que nace en el primer período presidencial del Rafael Caldera, ( a los largo de los años Caldera y Kissinger conversaron en varias ocasiones en los años 80 y 90) en los años 70, tanto en su rol como asesor de seguridad nacional se entrevistó cuando este ilustre venezolano, visitó oficialmente los EE. UU en 1970, y se reunió con Kissinger, igualmente, interactuó con otro gran venezolano el gran canciller que fue Arístides Calvani, posteriormente en el gobierno del presidente Pérez, visitó Venezuela en 1976, para intercambiar opiniones sobre petróleo, el SELA y el tema del canal de Panamá, conoció y trató a los Cancilleres Efraín Schat Aristigueta, Ramón Escovar Salom y Simón Alberto Consalvi, fue un hueso duro de roer. El intelectual y académico venezolano el Dr. Aníbal Romero, redactó su tesis doctoral en el King´s College de la Universidad de Londres, en 1983, sobre Henry Kissinger, tesis, lamentablemente no publicada, estimo que es el venezolano que más ha trabajado intelectualmente a este personaje clásico y académico y político de los últimos años, en las relaciones internacionales y ciencias políticas. Recomiendo, además, de Aníbal Romero un texto sobre el personaje sobre: El Intelectual y el Estadista: Reflexiones sobre Kissinger del año 1986, texto que recomiendo leer, que se encuentra en sus obras selectas. Recientemente público, un artículo en papel Literario acerca de Henry Kissinger, que no tiene desperdicio, cinco ideas sintetizan a Kissinger, según este estudioso de su obra intelectual: sentido de las proporciones, equilibrio, balance de poder, intereses vitales y secundarios.

En ese mismo orden de ideas, el Dr. Henry Kissinger, tambien fue amigo de varios empresarios venezolanos entre los que destaca Gustavo Cisneros, con quien estuvo muy vinculado posteriormente, al dejar el cargo, visito Venezuela, en varias ocasiones en los años 80, allí se reunió entre otros con el Presidente Jaime Lusinchi y mostro sus dotes de gran conocedor de la política mundial. A Kissinger en lo particular, lo admiro y estudio; un personaje que me imagino que para los decisores de los años 70, no fue fácil en tratar y negociar, en una época marcada por la guerra fría y la contraposición del modelo democrático venezolano a la experiencia autoritaria-marxista-leninista cubana y al experimento del socialismo chileno en democracia, donde se afirma que Kissinger, fue un duro opositor y contendiente, que estuvo involucrado en el derrocamiento de Allende, como se puede ver en la desclasificación de los archivos del gobierno de los EE. UU ahora.

Por otra parte, en los años 80, presidió una comisión bipartidista que estudio formular una política estadounidense hacia Centroamérica a mediados de los años 80 y también, luego, de los terribles atentados de las Torres Gemelas en el año 2001, Kissinger fue llamado por el gabinete de George W. Bush para liderar un comité de crisis internacional a causa de los ataques del 11-S, así como para que (a través de su firma) prestase asesoría diplomática y política al gobierno. Kissinger, pues, pasa a la historia y desde hace años es un clásico incomparable de consulta obligatoria de los making policy y de los académicos, hoy más vigente que nunca, con una importante trayectoria tanto intelectual, como política, es un gran estadista. Tuvo un liderazgo y una estatura internacional excepcional. Kissinger subió a las cimas del poder gracias sobre todo a la calidad de su intelecto, tuvo una extraordinaria habilidad diplomática y que gracias a que como estadista tenía objetivos claros y un sentido de dirección definido entre otras cualidades.-

jesusmazzei@gmail.com

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