Los grandes retos humanitarios que marcan 2024
El hambre, los conflictos y la emergencia climática son claves para entender las crisis a las que el planeta se enfrentará en este año
Hacer borrón y cuenta nueva con el año nuevo es algo muy tentador para los propósitos personales, pero muy poco factible a la hora de afrontar las crisis humanitarias. Como deja claro el ‘Panorama Global Humanitario 2024’, el estudio que la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios realiza sobre los retos que marcarán la agenda durante los próximos doce meses, el hambre, las desigualdades y la crisis climática seguirán afectando al planeta.
Ya 2023 fue, según sus conclusiones, «otro año inmensamente desafiante». Su cierre deja casi 30 millones de personas más en el mundo que necesitan asistencia humanitaria —y que se suman a las que ya estaban en esa situación en enero del año pasado— y una situación que «como siempre» perjudica especialmente a las niñas y a las mujeres. Y mientras esto ocurre, lamenta el informe, la ayuda humanitaria se enfrenta a una crisis en el acceso a fondos. Las cuentas del informe hablan de que en 2023 solo se lograron un tercio de los fondos que realmente se necesitaban para responder a las necesidades globales.
Naciones Unidas estima que se necesitarían 46.400 millones de dólares para ayudar a las personas en situación crítica durante este año. «El personal humanitario está salvando vidas, luchando contra el hambre, protegiendo a niños y niñas, frenando epidemias y proporcionando albergue y saneamiento en muchos de los contextos más inhumanos del mundo», explicaba en la presentación del informe Martin Griffiths, secretario general adjunto de Asuntos Humanitarios de la ONU. «Pero el apoyo necesario de la comunidad internacional no está siguiendo el ritmo de las necesidades», lamentaba.
Esto ocurre a pesar de que las cosas no parecen mucho mejores para 2024. El informe cifra en casi 300 millones de personas el número de quienes necesitarán asistencia humanitaria. África se llevará la peor parte, pero el estudio ha encontrado situaciones de necesidad en todos los continentes. Ahora mismo, de hecho, el volumen de gente desplazada forzosamente de sus lugares de origen es el más alto desde que se inició el siglo.
Los conflictos, los efectos de la emergencia climática y la economía son las tres piedras angulares que explican por qué, en el siglo XXI, tantas personas siguen necesitando de la asistencia humanitaria. Son los tres conceptos clave que ayudan a entender una situación compleja. Aun así, el informe ha desgranado en seis grandes tendencias clave los retos que marcarán la agenda de este 2024 que acaba de empezar y que podrán agravar las crisis humanitarias en todo el globo.
Panorama más conflictivo
«La intensidad de los conflictos se ha incrementado con el paso del tiempo, con más con muertes relacionadas con batallas en 2022 que en cualquier año desde 1984», se lee en el informe. Son también conflictos cada vez más internacionalizados.
El informe alerta de que el cierre de 2023 ya dejó muchos puntos calientes en muchas zonas y que se espera que siga siendo uno de los grandes vectores en 2024. El 60% de todos los conflictos de 2022, recuerdan (es el último año del que hay cifras completas), ya se lucharon de forma violenta. Esta escalada bélica global impacta en los civiles —las bombas se lanzan en zonas pobladas y tienen daños colaterales—, crea cifras masivas de refugiados y complica el trabajo del personal humanitario.
Vulnerabilidad y emergencia climática
El cambio climático es uno de los grandes problemas de nuestro tiempo. También lo es a nivel humanitario: sus consciencias aumentan las vulnerabilidades. Según el informe, está influyendo en el avance de las enfermedades —y esto no solo afecta a quienes las sufren, sino que también complica las cosas para los sistemas sanitarios— y en el aumento de las vulnerabilidades y los riesgos.
Al mismo tiempo, los desastres conectados a episodios de clima extremo son más habituales: frente a los años 80 las inundaciones se han triplicado y los días de temperaturas extremas cuadriplicado. Todo esto es de por sí peligroso, pero además también conecta con otros factores ya existentes haciendo que las situaciones se vuelvan extremas. Por ejemplo, agrava conflictos o impacta de forma especialmente brutal en quienes ya eran población vulnerable.
Incertidumbre económica
Desde casi el arranque del siglo, se ha hablado de crisis económica. La de 2008 marcó las agendas y la que siguió a la pandemia frenó la recuperación. La inestabilidad económica continúa: según el informe, a pesar de que se está recuperando post-covid, la incertidumbre económica se mantiene y sigue afectando a la población.
Para aquellos países que están en la parte baja de la tabla económica, alertan, esta situación se puede convertir en un problema serio en términos humanitarios. Su crecimiento económico se ralentizará más y la situación de sus poblaciones más vulnerables seguirá siendo precaria. Los problemas no afectarán solo a estas economías. La inflación sigue «alta en general», advierte el estudio, lo que reduce el poder adquisitivo de los hogares. Todo ello ha condenado a millones de personas a vivir en la pobreza extrema, pero también podría llevar a que el trabajo de décadas anteriores para reducirla se vea en peligro.
Riesgo de enfermedades
La pandemia del coronavirus evidenció ante la población el potencial disruptor de las crisis sanitarias. El covid-19 fue un aviso a navegantes de lo que podría ser una tónica en el futuro. El informe alerta de que el mundo está viviendo un aumento de las emergencias sanitarias, uno que está conectado con el contexto. El cambio climático, la inseguridad alimentaria o los conflictos están echando leña al fuego de las enfermedades. Además, las epidemias no afectan a países o zonas aisladas, sino que se convierten en problemas internacionales en los que las fronteras no importan.
El mundo seguirá con hambre
A pesar de que se lleva mucho tiempo hablando del hambre en el mundo y de cómo acabar con ella, cientos de millones de personas en todo el planeta siguen pasando hambre. El problema no se acabará en este año. Es, de hecho, uno de los grandes temas humanitarios globales que apunta el informe. La inseguridad alimentaria ha «alcanzado nuevos picos», recuerdan, y si nada cambia algunas zonas llegarán en primavera de este año a niveles catastróficos. Burkina Faso, Mail, Sudán, Sudán del Sur y Palestina son los territorios que más preocupan.
A los puntos calientes del hambre también se suma el hecho de que los precios de la comida se han mantenido altos a nivel global (a pesar de que sí han registrado caídas), lo que hace que exista una presión generalizada en el coste de la alimentación.
Cifras récord de refugiados
2023 dejó un número histórico de personas desplazadas: se han superado los registros desde el arranque del siglo. El 40% de todos los refugiados son niños y niñas. Dos millones ya nacieron, directamente, como refugiados. La mitad de los refugiados globales proceden de Afganistán, Siria y Ucrania, algo que se comprende a la luz de un dato fundamental que arroja el informe. Los conflictos son la principal fuente de desplazamientos. Seguirán siéndolo en 2024.-
Imagen referencial: Niños extienden sus manos a través de una verja, en un campamento del Ejército francés, en Bossembele (República Centroafricana).
RAQUEL C. PICO/ABC, España