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En todos los países occidentales: Las tasas de natalidad alcanzan mínimos históricos mientras se promueven políticas abortistas extremas

La despenalización total del aborto en el Reino Unido y la votación a favor de incluir el aborto en la Constitución francesa subrayan la paradoja entre la legalización del procedimiento y las cada vez más bajas tasas de natalidad en estas naciones

Últimamente se ha visto un gran esfuerzo por parte de los abortistas para establecer por ley el «derecho» a matar a los bebés en el vientre materno durante los nueve meses de embarazo.

En Estados Unidos, Joe Biden está haciendo del feticidio un tema central de la campaña presidencial de 2024, y la vicepresidenta Kamala Harris recorre el país en una «gira abortista» para animar a los votantes. En el Reino Unido, se está impulsando la despenalización total del aborto. Y en Francia, el Senado acaba de votar a favor de incluir el aborto en la Constitución francesa.

Consideremos esto en el contexto de un flujo aparentemente interminable de titulares que advierten de que casi todas las sociedades modernas se enfrentan a un problema acuciante: no hay suficientes bebés. He aquí una muestra de titulares recientes:

  • Global News: «La tasa de fertilidad de Canadá ha alcanzado su nivel más bajo de la historia».
  • Fox News: «La tasa de natalidad en España cae al nivel más bajo desde que se tienen registros hace más de 80 años», con un descenso del 25% sólo en la última década.
  • The New York Post: «Los nacimientos en EE.UU. siguen disminuyendo, ya que casi la mitad de las mujeres menores de 45 años no tienen hijos», con una caída de casi el 55% en el período anterior de cuatro años.
  • The Guardian: «La natalidad en el Reino Unido cae a mínimos históricos mientras los activistas dicen que «procrear es un lujo»».
  • The Guardian: «Los nacimientos en Japón alcanzan un mínimo histórico mientras el gobierno advierte de que la crisis está en ‘estado crítico’».
  • Y otro: «La tasa de fertilidad de Corea del Sur cae a mínimos históricos pese a los 270.000 millones de dólares en incentivos». Titulares de otros medios aluden a los «temores de extinción» de Corea del Sur.
  • El Deccan Herald: «Singapur se enfrenta a la reducción de su población: la tasa total de fertilidad cae por primera vez por debajo del 1%».

En países como Canadá, esto se traduce en un sistema sanitario tambaleante y en una creciente presión sobre los ancianos y los enfermos para que «opten» por la eutanasia. Incluso China, que esterilizó por la fuerza a un número incalculable de mujeres y abortó por la fuerza a decenas de millones de bebés, trata ahora desesperadamente de impulsar políticas pro natalidad y básicamente ruega a las mujeres que tengan hijos ante la inminencia del precipicio demográfico.

Sin embargo, nada de esto hace que los políticos señalen una de las razones obvias del problema: el aborto. El presidente francés Emmanuel Macron es el mejor ejemplo de esta esquizofrenia. Por un lado, está pregonando el «rearme demográfico» e impulsando políticas pro-natalidad para animar a las mujeres a tener más bebés; por otro lado, ha liderado la campaña para incluir el aborto en la constitución francesa. No sobra destacar que el propio Macron no tiene hijos.

En Francia se producen más de 200.000 abortos al año. En Canadá se practican 100.000 abortos al año; en Estados Unidos, unos 800.000; en España, 90.000; en Corea del Sur, 30.000; en Japón, 120.000; y en Singapur, 4.000.

Según el Instituto Guttmacher, se producen aproximadamente 73 millones de abortos al año en todo el mundo. La verdad es que no hay escasez de bebés. La verdad es que son asesinados en una crisis de derechos humanos. El pronatalismo es una broma de mal gusto si al mismo tiempo se defiende el «derecho» a descuartizar a los bebés en el vientre materno. Si las sociedades quieren sobrevivir, el mundo tiene que debatir seriamente sobre el aborto.-

(LifeSiteNews/InfoCatólica)

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