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El primer informe del Pentágono sobre los ovnis lo niega todo: ni naves ni restos biológicos de extraterrestres

Se publica la primera parte del informe encargado por el Congreso para determinar si el Gobierno de los Estados Unidos lleva décadas ocultando información sobre los ovnis

Ni naves alienígenas en bases secretas, ni restos orgánicos de hombrecillos verdes, ni tecnologías desarrolladas por ingeniería inversa. Los avistamientos ovnis, ahora llamados UAPs (Fenómenos Anómalos no Identificados) son, prácticamente todos, perfectamente explicables, y los pocos que no lo son deben su aura de misterio al hecho de que los datos de observación fueron escasos, de poca calidad y/o mal documentados. Además, Estados Unidos no tiene guardadas naves extraterrestres, ni restos de alguna de ellas que se hubiera estrellado, y por supuesto tampoco dispone de restos biológicos procedentes de fuera de la Tierra. Los ovnis, pues, no existen, y si existen, desde luego no están, ni han estado nunca, entre nosotros.

Esas son las conclusiones a las que ha llegado hasta ahora la Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios (AARO, All-domain Resolution Office), adscrita al Secretario de Defensa de Estados Unidos y que desde 2022 se encarga de investigar y analizar avistamientos de objetos voladores y otros fenómenos aéreos de difícil explicación. Según figura en la declaración del general de división Pat Ryder, Secretario de Prensa del Pentágono, que se adjunta al Volumen I del informe de AARO, titulado ‘Informe sobre el registro histórico de la implicación del gobierno de EE. UU. con fenómenos anómalos no identificados (UAP)’, entregado hace unos días al Congreso y en el que se investiga el posible ocultamiento por parte del gobierno norteamericano de información relativa a naves y organismos extraterrestres, «hasta la fecha, AARO no ha encontrado evidencia verificable para las afirmaciones de que el gobierno de los Estados Unidos y empresas privadas tengan acceso o hayan hecho ingenierìa inversa con tecnología extraterrestre». Queda pendiente, sin embargo, la publicación de una segunda parte del informe.

Graves acusaciones

Como se recordará, hace tan solo unos meses el ex oficial de inteligencia David Grusch aseguró que el gobierno norteamericano guardaba, y practicaba desde hace décadas, ingeniería inversa con naves o restos de naves alienígenas en bases militares secretas. Y no solo eso, sino que afirmaba también tener testigos de que en esas naves los militares habían encontrado ‘restos biológicos no humanos’. En resumen, Grusch afirmó que existía un programa gubernamental altamente secreto dedicado, desde los años 40 del pasado siglo, a la recuperación y la ingeniería inversa de ovnis accidentados.

Junto a la reciente desclasificación de vídeos tomados por pilotos de combate y en los que se veían extraños objetos volando de forma imposible, las acusaciones de Grusch llevaron a la celebración de una audiencia ante el Congreso norteamericano, que ante la gravedad de los testimonios decidió investigar las cuestiones planteadas y encargó un informe a AARO. Ahora, el volumen 1 de esa investigación se ha hecho público y afirma oficialmente que no ha encontrado prueba alguna de que estemos siendo visitados por inteligencias extraterrestres.

Más bien, en cualquier caso, todo lo contrario. El informe, en efecto, afirma en sus conclusiones que «hasta la fecha, AARO no ha descubierto ninguna evidencia empírica de que ningún avistamiento de un UAP haya representado tecnología de fuera de este mundo, o la existencia de un programa clasificado que no haya sido reportado adecuadamente al Congreso».

Identificaciones erróneas

«Los esfuerzos de investigación -prosigue el informe- determinaron que la mayoría de los avistamientos fueron el resultado de la identificación errónea de objetos y fenómenos ordinarios. Aunque muchos informes de UAP permanecen sin resolver, la evaluación de AARO indica que si se hubiera dispuesto de datos de calidad adicionales, la mayoría de esos casos también se habrían identificado y resuelto como objetos o fenómenos ordinarios». En otras palabras, sea lo que sea que el gobierno norteamericano haya estado investigando, no es alienígena.

Según se desprende del informe, lo que muchos de los testigos de Grusch pensaban que eran naves extraterrestres eran, en realidad, tecnología secreta de defensa que el gobierno estaba probando en ese momento. El informe, de hecho, apunta a numerosos programas gubernamentales, actuales y pasados, que incluían experimentar con nuevas formas de aviones, e incluso de naves espaciales.

Con todo, los redactores del informe parecen querer curarse en salud y advierten que se trata solo de una primera parte. «El volumen II -escriben los autores- se publicará de acuerdo a la fecha establecida en la Sección 6802 de la Ley de Autorización de Defensa Nacional para el año fiscal 2023 y proporcionará un análisis adicional sobre la información aún no asegurada y analizada, entrevistas aún no realizadas, y vías adicionales de investigación aún no completadas en la fecha de la publicación del volumen I».

Habrá, pues, una segunda parte, y aunque parece poco probable que ahí nos aguarde alguna sorpresa, lo cierto es que no está dicha aún la última palabra.-

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