El retorno a la caverna
Los estragos ideológicos de la Revolución de la Comuna de Paris continúan después de más de dos siglos de su sangriento inicio, los ataques en contra del derecho divino a la vida continúan, sancionando como legis
La Revolución Francesa ha regresado para ofrecer el espectáculo macabro del retorno a las cavernas, si a partir de 1789, la comuna de Paris se reunía para deleitarse con los espectáculos de sangre frente a la guillotina y, participaba activamente en linchamientos callejeros, usualmente en contra de mujeres que no llegaron a entender en qué momento se cambió a Dios por la diosa pagana de la libertad confundida, aquella inventada por el hombre y pensada desde el desenfreno y éxtasis , la cual exige cuota de sangre para saciar su sed infinita.
Los estragos ideológicos de la Revolución de la Comuna de Paris continúan después de más de dos siglos de su sangriento inicio, los ataques en contra del derecho divino a la vida continúan, sancionando como legis el asesinato de los niños concebidos en el vientre materno. Los Herodes posmodernos, los legisladores franceses, votaron en su mayoría por la desprotección de la vida, de 925 diputados y senadores, que sesionaron conjuntamente para consolidar el asesinato –porque para los políticos franceses es importante matar niños–, solo 72 votaron en contra, solo 72 votaron para proteger el derecho a vivir del humano concebido. Mi saludo a ellos, que no se dejaron presionar por la macabra ideología woke que está inoculando la civilización con el veneno que la llevará a su completa destrucción. Sin humanos la civilización no existe, tampoco existe el concepto o la idea misma del universo y la vida, este conocimiento vital se ha olvidado. Emmanuel Macron, el super Herodes, dice sentirse orgulloso que el derecho al aborto se haya inscrito en la Constitución de Francia, y lanzó la amenaza de inscribir el derecho a matar en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea. El mismo Macron, que también ha insinuado iniciar una guerra en contra de Rusia, la cual ocasionaría 500 millones de víctimas la primera semana y la destrucción de la civilización. Hay que tomar muy en seria a Macron, a quien no parece importarle la vida, con tal de recibir el aplauso de gentes confundidas por la cultura del placer y la falsa libertad posmoderna. Francia se extingue, con tasa de natalidad por debajo de los niveles de reemplazo, esta nueva ley de la muerte, lo garantiza aún más. Macron será recordado como el culpable directo.
No nos confundamos, cualquier ley del hombre que vaya en contra del derecho natural, es nula. Nula es por consiguiente la ley del aborto emanada por el parlamento de Francia. El derecho a la vida es un derecho natural, que emana del corazón del hombre y está protegido por la voluntad divina de Dios, ningún cuerpo jurídico inventado por el hombre está por encima de ella, no puede ser cambiada, alterada, interpretada al antojo de los tiempos. Sin vida humana la civilización no existe, sin vida humana el universo desaparece.
La facultad divina de llevar vida en el vientre le fue otorgada únicamente a la mujer, es su poder exclusivo, es su belleza única por encima de cualquier otra, es su fin supremo. El valor de la mujer y su belleza radica en esta capacidad, la de llevar vida en su vientre, en la de conectarse milagrosamente con la vida nueva, compartiendo su cuerpo con el de su hijo, un cuerpo físicamente independiente, pero conectado por las emociones. ¿Qué sería de la mujer si en un arrebato posmoderno de falsa libertad se las esteriliza al nacer? ¿Cuál sería su valor? En esa dirección la civilización está caminando, en estos últimos años a paso acelerado, las democracias occidentales no protegen a la mujer, más bien la están destruyendo.-
Foto Macron: Agencia (EFE)
15 marzo, 2024/PanamPost