Edmundo y la otra Venezuela
Gente honorable y aguerrida como el gran Teodoro, o el inolvidable Pompeyo, o el Cardenal Castillo Lara, o intelectuales de la talla de Ángel Bernardo Viso o Manuel Caballero, y tantos más. Voces que clamaron en un desierto de ignominia
Fernando Luis Egaña:
No voy a entrar en el tema del laberinto electoral. En este respecto cualquier cosa puede ocurrir. Es como un juego de marionetas que la hegemonía despótica y corrupta trata de manejar a su antojo. Ya veremos.
Pero la subida al tablero de la escena política de mi fraterno Edmundo González Urrutia, tiene un significado más profundo. Es el significado de que hay otra Venezuela.
Me explico: a lo largo del siglo XXI, nos hemos acostumbrado, lamentablemente, al horror de la cosa pública como el máximo bochorno y descaro. Cualquier matiz de dignidad ha desaparecido.
El predecesor fue como un motor para la degradación de la política y la vida pública. Y el sucesor, intentando imitar, ha sido y es tan grotesco y ruin, que faltan palabras para caracterizar la situación.
Gente honorable y aguerrida como el gran Teodoro, o el inolvidable Pompeyo, o el Cardenal Castillo Lara, o intelectuales de la talla de Ángel Bernardo Viso o Manuel Caballero, y tantos más: periodistas de valor, dirigentes sociales, luchadores populares; son los que resguardan la dignidad nacional en estos tiempos de mengua. Voces que clamaron en un desierto de ignominia.
María Corina Machado es una venezolana de excepción, cuyo coraje y valentía ha logrado encauzar el enorme rechazo a la hegemonía. Su respaldo nacional aterra a la hegemonía.
Edmundo González Urrutia, como candidato unitario, nos confirma que aún existe una vanguardia decente, profesional, meritoria y sin miedo a la lucha.
Quiero para mi Patria, que el futuro no sea el abismo del presente, sino que se parezca a lo que representan María Corina, Edmundo, y millones más. Otra Venezuela. La verdadera Venezuela.-