Iglesia Venezolana

Superiores Mayores de la CONVER: «La fuerza del Espíritu nos impulsa a comprometernos con el país en este momento crucial de nuestra Historia»

Mensaje final de la XXIII Asamblea Ordinaria

MENSAJE FINAL
XXIII ASAMBLEA DE SUPERIORES MAYORES

Desde la XXIII Asamblea Ordinaria de Superiores Mayores de la CONVER,
en la Casa Mons. Ibarra, de la Conferencia Episcopal Venezolana, presentes
Órdenes, Congregaciones, Institutos, comunidades eclesiales que hacen
vida apostólica en el país, les saludamos.

Invocando al Espíritu Santo recordamos que somos llamados como
centinelas del alba a ser cuidadores y portadores de esperanza. Nos
sentimos impulsados a renovar los signos de comunión, vida y misión en
medio de la compleja realidad del país en que la Vida Consagrada sigue
encarnada. Como Iglesia venezolana nos vemos en la urgencia de ofrecer
la palabra profética que nos conmociona para salir y anunciar al Maestro
que nos anima a renovar, revitalizar, retornar a las fuentes, refundar,
regenerar y rehacer nuestras vidas y caminos de misión.

Sentirnos mujeres y hombres del alba nos hace reconocer que estamos
en camino, reaprendiendo a estar con el Maestro, a contemplarlo en los
pliegues de las comunidades eclesiales en todo el país, a buscar por dónde
el Espíritu nos anima a continuar dando nuestros “panes y peces; junto a
otros asumir el riesgo audaz y en fidelidad creativa en la búsqueda de
formas organizacionales que nos hagan ágiles y disponibles para la misión.

El discernimiento nos hace sentirnos encarnados en el país con el hilo
multicolor de los carismas congregacionales y, junto al llamado a la
conversión personal, congregacional e institucional, la conversación en el
Espíritu es el camino para buscar, hallar y compartir la voz del Señor que
nos saca a las periferias; y rotas nuestras tinajas vemos que se van
transformando en surcos abiertos para resucitar compartiendo la vida y
misión con otros.

Reconocemos que ser vida consagrada, centinelas de las llamadas en el
Espíritu, nos conduce a permanecer en Él como Él permanece en y con
nosotros (cf. Jn 15,4) sintiéndonos llamados sinodalmente a ser testigos de
la vida, la luz y la resurrección.

La sinodalidad nos mueve a cuidar los tesoros que el Señor nos ha
confiado. No podemos solos. Los sonidos del Centinela nos despiertan con
el entusiasmo del joven y la sabiduría del anciano para re-andar con osadía
y memoria agradecida nuestra historia intercongregacional, porque no
nos cansamos de reconocer que el Señor nos sigue llamando a colaborar
con Él en la construcción del Reino de Dios.

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La conversación en el Espíritu nos adentró a manifestar con humildad
todo el bien que hacemos en los distintos lugares, con la gente sencilla que
nos despierta y nos habita el corazón con sus alegrías. También nos
permitió ver con ojos críticos nuestros errores y así sentirnos llamados a un
proceso de conversión para la misión. Además, seguimos escuchando la
voz del Espíritu para buscar los mejores caminos para que las estructuras
de gobiernos congregacionales se adecúen a los signos de los tiempos.

El compartir las mociones fue signo de “escucha atenta” que nos revela
la necesidad de cuidar el Misterio que discretamente nos habla y nos llama
a:
• convertirnos para dejarnos llevar por el Espíritu,
• construir y abrazar espacios comunitarios para el compartir la vida
en común y la misión que nos une,
• abrirnos a la soro-escucha que hace posible ver nuevas todas las
cosas, para sentirlas y soñarlas en Cristo,
• buscar y potenciar liderazgos participativos con laicos y laicas, en
perspectiva sinodal,
• repensar nuestras estructuras y modos de servicio de la autoridad.
• ejercitar la obediencia dialogada en escucha empática y recíproca,
• comprometernos a generar espacios comunitarios y eclesiales
seguros.

La fuerza del Espíritu nos impulsa a comprometernos con el país en este
momento crucial de nuestra Historia. Como centinelas del Espíritu, cuyo
dinamismo no podemos detener, estamos atentos para favorecer toda
experiencia que nos ayude a crecer en libertad, justicia y participación
ciudadana, oponiéndonos a todo aquello que atente contra la dignidad
humana.

Con María de Coromoto, despertamos al alba que nos desafía para
seguir diciendo: ¡Aquí estamos Señor, somos centinelas de tu Espíritu!

04 de Mayo de 2024.

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