Lecturas recomendadas

Convergencia o continuidad

 

Cardenal Baltazar Porras Cardozo:

 

El sacerdote y periodista, delegado de catequesis de Madrid, Manuel María Bru Alonso le mete el diente a un tema candente, las comparaciones ideologizadas que afirman una ruptura entre los tres últimos papas. Hay quienes tienen nostalgia por el papa polaco, resquemor por la renuncia de Benedicto XVI y una incapacidad para entender al papa Francisco. “detrás de la ignorancia, afirma, se esconde la promoción y divulgación de un dislate, que no goza ya del atenuante de la ignorancia, sino, más bien, del agravante de la manipulación interesada”. Entresacamos unos párrafos que nos abran al discernimiento necesario para no dejarnos seducir por los poderosos que pretenden imponer una iglesia a la carta de intereses nada sanos.

 

“Entre los diversos sucesores de Pedro, siempre hay procesos de novedad en la continuidad, difícilmente de contraposición o de contradicción. Y entre san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, el proceso se repite lo mismo que entre Pío XII, san Juan XXIII y san Pablo VI (Pío XII es, después de santo Tomás de Aquino, el autor más citado en los documentos del Concilio Vaticano II): cada uno aporta una gran novedad con respecto a sus predecesores y, al mismo tiempo, cada uno dibuja una sorprendente y armoniosa continuidad, más fácil de reconocer con una observación suficientemente honda y perspicaz”.

 

“LA HISTORIA VIENE DE PAÍSES LEJANOS Fijémonos en la “novedad en la continuidad” entre Juan Pablo II y Francisco; luego hablaremos de Benedicto XVI. La primera similitud entre ellos es evidente. Un papa europeo, pero no italiano, después de 455 años; y un primer papa proveniente de América y, con ello, de otro continente que no fuera el europeo. Y si resulta evidente que Polonia y Argentina, con su denominador común de países con un gran arraigo católico, son muy diferentes, la no menos evidencia de la similitud estriba en que ambos aportan mundos muy diferentes al de la vieja Iglesia romana”.

 

“TRES PAPAS ANTE EL ‘CATO-CAPITALISMO’ Para Novak, la misma expresión de san Juan Pablo II de “estructura de pecado” no puede ser admitida en la doctrina cristiana, porque “la lógica de la actividad económica se encuentra en un plano diferente del de la lógica de las motivaciones”. Su propuesta supone abandonar los cuatro principios de la Doctrina Social de la Iglesia: tanto la solidaridad como la subsidiaridad, el bien común o la primacía de la dignidad humana estorban a la “mano invisible”, porque las fluctuaciones de un mercado sin correctivos políticos y sociales, no solo hacen intrínsecamente variables los valores bursátiles, sino también los valores morales”.

 

“CONTEXTOS ECLESIALES NO ROMANOS Volviendo a nuestros dos papas sanamente comparados, podemos decir que si Polonia trasladó a Roma la realidad de la Iglesia perseguida tras el telón de acero, Argentina trajo a la Ciudad Eterna la realidad de la Iglesia latinoamericana, no menos insuficientemente valorada desde Roma que la anterior, cuando bien sabíamos que los documentos finales de Medellín (1968), de Puebla (1979) o de Aparecida (2007) –por mencionar tres de las más significativas asambleas del episcopado latinoamericano– no podían quedar reducidos a textos de un magisterio continental, sino que estaban llamados a remover la conciencia de renovación de toda la Iglesia. Polonia primero, Argentina después. Dos contextos históricos, sociales y eclesiales muy diferentes al contexto italiano de la Curia romana. Con un papa latinoamericano parece como que el Espíritu Santo nos hubiese planteado un desafío inédito: ha llegado la hora de la misión inter-gentes, de la misión eclesial globalizada. Ya no hay iglesias misioneras e iglesias misionadas, sino que todas las iglesias participan de la única misión, como evangelizadas y como evangelizadoras”.

 

LA LUCHA POR EL ALMA DE ESTE MUNDO La cosa viene de lejos. Una minoría cada vez más influyente y tenaz de la Iglesia estadounidense, que lleva décadas manipulando la doctrina social de san Juan Pablo II y que directamente ignoró la de Benedicto XVI, ahora se ha visto abocada sin remedio, abandonando la ya imposible estrategia de la manipulación, a una oposición beligerante contra el papa Francisco y contra su doctrina social, liderando en todo el mundo el intento cismático de acabar con su pontificado, tratando de deslegitimar su misma elección y utilizando todas las artimañas posibles para desprestigiarlo al máximo, sobre todo entre los católicos.

 

TRES PAPAS ANTE EL ‘CATO-CAPITALISMO’ Para Novak, la misma expresión de san Juan Pablo II de “estructura de pecado” no puede ser admitida en la doctrina cristiana, porque “la lógica de la actividad económica se encuentra en un plano diferente del de la lógica de las motivaciones”. Su propuesta supone abandonar los cuatro principios de la Doctrina Social de la Iglesia: tanto la solidaridad como la subsidiaridad, el bien común o la primacía de la dignidad humana estorban a la “mano invisible”, porque las fluctuaciones de un mercado sin correctivos políticos y sociales, no solo hacen intrínsecamente variables los valores bursátiles, sino también los valores morales”.

 

LAS DEMÁS SINRAZONES DE LA ‘BERGOGLIOFOBIA’ La pretensión de Novak no es la única razón del fenómeno anti-papa del movimiento neoconservador de Estados Unidos. Desde el primer momento, Francisco molestó al puritanismo norteamericano protestante, compartido por no pocos católicos republicanos. Enfatizar la importancia pastoral del discernimiento y del acompañamiento personales, ya sea de divorciados, homosexuales o familias rotas por la pobreza, no es el tipo de discurso de defensa de la “modélica familia americana” basada en la “teología de la prosperidad” de los padres de la patria, peregrinos del siglo XVII”.

 

TRES PAPAS POR UNA IGLESIA “EN SALIDA” Desde el Concilio Vaticano II, la Iglesia nunca ha sufrido peligro de cismas, ni cismas consumados por parte de aquellos que, por muy críticos que fueran con Pablo VI o con Juan Pablo II, se quejaban porque consideraban que los aires renovadores del Concilio hubiesen sido frenados. En realidad, tanto los cismas consumados como los nuevos peligros cismáticos actuales, provienen de quienes no aceptaron nunca el Concilio o de quienes han querido reinterpretarlo despojándolo de su letra y de su espíritu. San Pablo VI, san Juan Pablo II y Benedicto XVI sufrieron insistentemente la beligerancia de los movimientos neoconservadores, que son los que más procuraron presionarlos, manipularlos, y al no conseguir doblegarlos, desprestigiarlos”.-

2-5-24

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