Estados Unidos y la OTAN 75 años después
Héctor Quintero Montiel/ Encuentro Humanista:
La Organización del Atlántico Norte fue creada al comienzo de la Guerra Fría y originalmente era un pacto de seguridad colectiva contra la Unión Soviética. Doce países formaron y firmaron su adhesión a la OTAN el 4 de abril de 1949, en la ciudad de Washington. Sus primeros signatarios fueron: Estados Unidos, Canadá, Bélgica, Francia, Italia, el Reino Unido, Dinamarca, Islandia, Luxemburgo, Noruega, los Países Bajos y Portugal.
Como parte de la arquitectura de posguerra y bajo los principios de Naciones Unidas, entre sus objetivos destacaba la idea de evitar una tercera guerra mundial mediante el respeto a la gobernanza democrática, el Estado de derecho y los derechos humanos. Así diseñaron una alianza defensiva para promover la paz y salvaguardar la seguridad de sus miembros.
Fue bajo el paraguas de la OTAN que Alemania pudo militarizarse nuevamente, culminada la Segunda Guerra Mundial. Y, como la Guerra Fría duró cuatro décadas, la OTAN fue también el principio organizador de la política de defensa de los aliados, un marco seguro y de crecimiento y evolución constantes para el desarrollo de la política de seguridad y protección europea de la posguerra.
La OTAN tiene su sede en Bruselas, Bélgica, y se desarrolló a medida que se intensificó la Guerra Fría. Su objetivo era proteger a los países de Europa Occidental de la amenaza que suponía la Unión Soviética y contrarrestar la expansión del comunismo tras la Segunda Guerra Mundial.
Movida por el recelo, la Unión Soviética creó entonces en 1955 el Pacto de Varsovia, una coalición para contrarrestar la presión occidental a la que se sumaron Albania, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia, la República Democrática Alemana y Rumanía; el Pacto se derrumbaría poco después de haber caído el Muro de Berlín y del retiro del Pacto de Alemania y de los otros países comunistas del Este de Europa. El efectivo fin del Pacto fue oficializado el 1 de julio de 1991, en una reunión en Hungría de los seis países que seguían siendo miembros.
Mientras desaparecía el Pacto de Varsovia, la OTAN ha seguido su crecimiento: hoy cuenta con 32 miembros. Por orden alfabético, son: Albania, Alemania, Bélgica, Bulgaria, Canadá, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estados Unidos, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Islandia, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Macedonia del Norte, Montenegro, Noruega, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, Rumanía, Suecia y Turquía.
A pesar de los grandes cambios geopolíticos que se han producido desde la fundación de la OTAN, su objetivo sigue siendo el mismo. El principio clave en el que se basa la alianza es el de la defensa colectiva, señalado en su Artículo 5: «Un ataque armado contra uno o varios de ellos en Europa o América del Norte se considerará un ataque contra todos ellos». Garantiza que los recursos de toda la alianza pueden utilizarse para proteger a cualquier nación miembro. Esto es crucial para muchos de los países más pequeños, que estarían indefensos sin sus aliados. Islandia, por ejemplo, no cuenta con un ejército permanente.
Dado que Estados Unidos es el miembro más grande y poderoso de la OTAN, cualquier Estado de la alianza está efectivamente bajo la protección de Estados Unidos.
La OTAN depende de la aportación de fuerzas de sus países miembros, lo que significa que es esencialmente tan fuerte como la unidad y coordinación de las fuerzas individuales de cada nación. Es de interés de toda la coalición asegurarse de que cada país dedique suficientes recursos a su defensa. Este ha sido uno de los principales puntos de fricción en la alianza, con Estados Unidos y el Reino Unido criticando a menudo a otros Estados miembros por no aportar su parte justa.
El gasto militar de Estados Unidos siempre ha eclipsado los presupuestos de los demás aliados desde la fundación de la OTAN en 1949. Pero la diferencia se hizo mucho mayor cuando Estados Unidos aumentó su gasto tras los atentados del 11S. Según las directrices de la OTAN, cada país debería gastar el 2% de su PIB en defensa, pero la mayoría de los países no están alcanzando ese objetivo. A raíz de la crisis en Ucrania, ha habido rectificaciones y compromisos en aumentar los aportes.
El expresidente de Estados Unidos Donald Trump fue particularmente elocuente en este tema, exigiendo a los países europeos que hicieran más y, en un momento dado, incluso sugiriendo que «devolvieran» a Estados Unidos sus déficits pasados. Según las estimaciones más recientes de la OTAN, siete estados miembros, Grecia, Estados Unidos, Croacia, Reino Unido, Estonia, Letonia, Polonia, Lituania, Rumanía y Francia, alcanzaron el objetivo del 2% en 2021. La postura de Trump, si bien parte de una realidad cierta, se queda muy corta. La OTAN no es una alianza comercial, y su vigencia no debe ser evaluada fundamentalmente bajo criterios financieros. Sería un gravísimo error.
En realidad, la primera y única vez que se invocó el mencionado artículo 5 fue tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos. y la OTAN se movilizó para dar su apoyo.
La Alianza es el muro de contención y defensa de los valores de Occidente. De la democracia, y de la libertad.
Tras la caída de la Unión Soviética, la OTAN ha ido evolucionando y ampliándose. Desde entonces sus miembros han servido como fuerzas de paz en Bosnia, han luchado contra el tráfico de personas y se han desplegado para interceptar a los refugiados en el Mediterráneo. La Alianza también está respondiendo a las nuevas formas en que pueden desarrollarse los conflictos, por ejemplo, creando un centro de ciberdefensa en Estonia.
Y está muy alerta ante las abundantes amenazas que está recibiendo de parte de la tiranía rusa de Putin. En ese rol actual, la presencia de los Estados Unidos es más importante que nunca. Los peligros hoy tienen fuentes diversas, y el eje del mal formado por China, Rusia, Corea del Norte e Irán está más activo que nunca.-