Trabajos especiales

La oralidad conserva su importancia en la transmisión cultural de los pueblos indígenas

Los docentes Marisela Jiménez, Ismael Herrera Chipiaje y José Valentín Quero explican la importancia de la transmisión de los relatos a las nuevas generaciones como pilar para alimentar su cosmovisión

Las comunidades indígenas ubicadas en municipios del interior del estado Amazonas, alejadas del bullicio de Puerto Ayacucho y de los “beneficios” de la globalización, conservan aún su proceso de transmisión oral, especialmente de cuentos, mitos y leyendas.

Un legado ancestral

Los abuelos, sabios y demás personas mayores de las comunidades de Autana, Atabapo, Manapiare, Maroa, Río Negro y Alto Orinoco, son depositarios vivientes de todos los relatos históricos y mitológicos de sus pueblos y comunidades, y siguen cumpliendo la tarea de transmitir de generación en generación el caudal mitológico de su cosmovisión.

La historia del Kalivirrinae (árbol de la vida), los cuentos de los Mawari, Pumeyawa, las historias del Dios Napiruli o Mapiruli, según el pueblo indígena, forman parte de estos relatos que los abuelos han transmitido a sus hijos y luego a sus nietos, como una forma de extender estas narraciones culturales, que además forman parte de su cosmovisión.

Según la magister en educación, Marisela Jiménez, “de ese legado ancestral, hacen parte, tanto la solución a los problemas, como las peripecias e incidentes en la vida de los pueblos; tanto las interpretaciones de la realidad como los sueños y obsesiones; tanto lo trascendente como lo más cotidiano”.

Agrega que a ese gran caudal se suman los mitos, cuentos y leyendas, prácticas religiosas y ritos iniciáticos, recetas de medicina y observaciones meteorológicas, cantos y refranes, bailes y artesanías, usos y costumbres.

Explica la especialista que “cuando los miembros de la familia o de la comunidad se reúnen para compartir “el tiempo real vivido” por sus ancestros, no se limitan a relatar el pasado, sino que lo interpretan y lo reactualizan en el momento de narrarlo”.

Reforzar y rescatar la práctica oral

Esto último lo atribuye el profesor José Valentín Quero, indígena baré, “a la diferencia que hay entre las diferentes culturas, siempre hay una pequeña variación en cuanto a la interpretación, cada quien quiere darle una connotación muy propia y eso se acepta como algo muy bueno, porque hay algo que siempre tú le vas agregando que de repente se desconocía”, manifiesta sobre los relatos culturales indígenas.

Para este docente en desarrollo cultural, las comunidades que mantienen una mayor transmisión oral de cuentos, mitos, leyendas, costumbres y demás manifestaciones, son las que no salen casi de sus territorios, que hacen su vida diaria y ordinaria en él a diferencia de las que están en contexto urbano o cerca de una gran ciudad.

“En contexto urbano el indígena pierde muchas cosas. Porque la pedagogía propia originaria materna se pierde, porque él va a aprender un poquito en la escuela. Lo demás es lo que él oye, ve en la calle y para ser aceptado en ese grupo de calle de plaza o de barrio tiene que hacer lo que hacen los demás, mientras que en la comunidad andan pescando, cazando, buscando frutos en el monte, buscando pichones de animales, buscando hierbas con el anciano, con el papá. Eso no lo pueden hacer en zonas urbanas”.

La influencia de la globalización

Por su parte, el también docente Ismael Herrera Chipiaje, del pueblo jivi, considera que la oralidad en los pueblos indígenas está en riesgo “porque la parte de la globalización ha estado influyendo mucho en nuestras comunidades, la manera muy directa de que yo lo catalogo como mamá televisión y abuelo teléfono son los que están orientando a nuestros hijos y estamos perdiendo casi el horizonte de la oralidad y en muchas comunidades le quita a los muchachos el interés de escuchar a los abuelos, esa es la realidad que está pasando en nuestras comunidades de todos los pueblos indígenas, eso está afectando hasta a los idiomas que se están castellanizando”.

Refiere Herrera Chipiaje que hay que reforzar y rescatar la práctica oral en las comunidades. “Que los abuelos cuando lleguen del conuco se sienten en la orilla del fogón y comiencen a decirnos, a manifestarnos su realidad, su expresión, su forma de expresar. Nos cuente sobre el cerro Kalivirrinae (Autana) cómo fue su historia, sus mitos y leyendas que cada pueblo tiene según su cosmovisión”.

Ratifica que la oralidad se mantenga verbalizada y que siga pasando de generación en generación. “Primero fueron mis abuelos, luego ellos pasaron a mis padres, yo he pasado a mis hijos y mis hijos se encargan a mis nietos, aunque hay un predominio del proceso oral en los abuelos o ancianos de la comunidad, quienes son los depositarios y van transfiriendo al resto de sus descendientes”.

La lengua materna es un tesoro que debemos proteger y celebrar. Es la llave que nos abre las puertas a la sabiduría ancestral, la identidad cultural y la diversidad lingüística. Fortalecer las lenguas maternas es fortalecer la cultura indígena, y con ella, la riqueza y el futuro de Venezuela.-

2 Jun, 2024 /Correo del Caroní

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