Un lindo recuerdo

Alfredo Gómez Bolívar:

En el año 2010  en el Semanario Católico “La Iglesia Ahora” en el número 274 publique un artículo que lo titulé: ¿Sabes qué opinaba el Cardenal José Humberto Quintero sobre José Gregorio Hernández? Se me ocurrió actualizarlo ya que éste 29 de Junio estaremos conmemorando los  105 años de la muerte, de nuestro futuro Santo. El mismo comienza así:

Es notable que algunos hombres extraordinarios no guarden mezquindad en su corazón cuando hacen referencia o citan a otros hombres, reconociendo en ellos sus méritos y sus virtudes.

Uno de estos hombres extraordinarios, que se destacó como un pastor insigne de la Iglesia venezolana, fue el Cardenal José Humberto Quintero, por ello, quiero compartir con ustedes, amigos de ésta página, la opinión que expresó el Cardenal Quintero acerca del Doctor  José Gregorio Hernández.

José Humberto Quintero Parra nació el 22 de septiembre de 1902, en el pueblo merideño de Mucuchíes; fue hijo de Genaro Quintero Dávila y de Perpetua Parra. Siendo solo un adolescente ingresó al Seminario Menor de Mérida, regido en aquella época por el Presbítero Enrique María Dubuc, futuro Obispo de Barquisimeto. En dicho Centro de Estudios realizó todo el curso de humanidades y, al finalizarlo, recibió el título de bachiller en filosofía.

Fue enviado luego a seguir estudios filosóficos y teológicos en la Universidad Gregoriana de Roma, siendo huésped del Colegio Pío Latinoamericano de esa ciudad. En 1926 obtiene el título de Doctor en Sagrada Teología. Retorna a Venezuela, y en Mérida, de manos del Nuncio Apostólico Monseñor Felipe Cortesí, recibió la Ordenación Sacerdotal el 22 de agosto de 1926.

Vuelve a Roma a continuar sus estudios de derecho canónico, los cuales culmina en 1928, año en que comienza su ministerio sacerdotal. Su primer destino es en  Santa Cruz de Mora, en el Estado de Mérida; y luego el Arzobispo Metropolitano de Mérida, Monseñor Acacio Chacón lo designa como su secretario de cámara y gobierno, y además es maestro de ceremonia de la Catedral; Vicario General del Arzobispado y Canónigo Magistral del Cabildo Eclesiástico de Mérida.

Por varios años sería jefe del servicio de la las capellanías militares, institución que ayuda a organizar. En 1953 es nombrado Arzobispo titular de Acrida, coadjutor, con derecho a sucesión, del Arzobispo de Mérida, Monseñor Acacio Chacón, y es consagrado en Roma el 6 de septiembre de 1953. Con motivo del fallecimiento de Monseñor Rafael Arias Blanco, es designado por el Papa Juan XXIII como nuevo Arzobispo de Caracas el 31 de agosto de 1960, y el 16 de enero de 1961 fue elevado a la dignidad de Cardenal, siendo el primero en la historia de la Iglesia católica en venezolana…

…Una de las opiniones más hermosas del cardenal José Humberto Quintero sobre José Gregorio Hernández lo podemos recoger en el prólogo del libro biográfico del Doctor Hernández que realizó el R.P.  Eduardo Gema, titulado;  “El siervo de Dios Doctor José Gregorio Hernández Cisneros”, publicado en 1950. El Cardenal lo titula así: ¨Dos Palabras¨

   Para apreciar plenamente la altura de una montaña, no hay método más eficaz  que subir a ella. La simple vista de la mole gigante nos da desde luego una idea de su magnitud, pero esa idea resulta siempre falla e imprecisa ante la realidad, como lo comprobamos cuando, emprendida la hazaña en la ascensión, logramos al fin poner el pie en la cumbre.

   El Doctor José Gregorio Hernández se destaca en la historia contemporánea de Venezuela con imponencia  de montaña. Pero dudo que la mayoría haya apreciado en su plenitud esa gloriosa grandeza…

…Al llegar a la página final de este libro, el lector no puede menos que exclamar: ¡Qué grande fue, en realidad, este venezolano! Y siente el deseo de que esa grandeza se vea proclamada aquí en la tierra, por la suprema autoridad del Romano Pontífice en el esplendor de la canonización.          Este deseo y aquella exclamación  testifican que el autor logró  conducirnos hasta la cumbre…

EL Cortejo llegando a la Catedral de Caracas esquina La Torre

…Cuando el ataúd que contenía el cadáver del santo y sabio varón salió de la Catedral, concluidas las exequias litúrgicas, la multitud congregada en la Plaza Bolívar exclamó: “El doctor Hernández es nuestro”, y se apoderó de aquella urna para llevarlo hasta el lejano cementerio. En esa solemne marcha hacia la ciudad del silencio y del reposo eterno, “sobre el mar cabezas, el féretro flotaba como una bandera”. Aquel grito espontáneo, en el que se confundían las voces de la gratitud y de la admiración, aquel grito más elocuente que el mejor elogio fúnebre, debe persistir en la vida de la Patria.  A que Venezuela continúe repitiéndolo, con indiscutible orgullo de madre afortunada, va encaminado este libro. Así, “sobre el mar de cabezas” la gran figura de este excelso adalid de la ciencia y de la virtud seguirá “flotando como una bandera”.

Mérida, Junio de 1953

Cardenal José Humberto Quintero

Cuando en el año 2.015 mi esposa y yo trabajamos en nuestro libro sobre José Gregorio, le dimos muchas vueltas al título, hasta llegar al consenso de tomar la expresión salida del corazón de la gente: -El doctor Hernández es nuestro-. Porque él es, como explicó el Cardenal Quintero, de todos. No le pertenece a nadie en exclusiva, es de cada enfermo que lo invoca, de cada necesitado que lo requiere, de cada alma agradecida por haber sido favorecida… José Gregorio Hernández tiene la virtud de hacerse querer, además de ser motivo de unión y santo orgullo para todos los venezolanos. La devoción que suscita ha trascendido fronteras y lo ha hecho de la misma forma en la que él actuaba, con sencillez, humildad y sin aspavientos; con estampitas que van pasando de mano en mano, con el testimonio sincero de quien gracias a Dios y a la intercesión de José Gregorio, han recuperado la salud.-

Alfredo Gómez Bolívar

2024