El Mundo

Evaristo Spengler: «Nuestra Iglesia no sería tan rica si no hubiera estado al lado de los indígenas y los migrantes»

El obispo de Roraima destaca las opciones hechas por la Iglesia

La trata de personas forma parte de la migración de forma velada y silenciada

 

Davi Kopenawa: «el hombre blanco va allí, utiliza a nuestras mujeres, a nuestras niñas, como si fueran un plato desechable que tiran»

 

«El Estado aún no ha asumido su papel en la lucha contra el tráfico de personas»

 

«Los migrantes son un blanco especial para la explotación en las rutas del tráfico»

 

Es necesario «desnaturalizar una economía de muerte que se ha establecido en este estado de Roraima»

 

Acompañar a los migrantes es una prioridad -no la única, pero sí una de las más importantes- en la diócesis de Roraima. Las pastorales sociales de la diócesis, que tienen su sede en la Casa de la Caridad Papa Francisco, se comprometen a acompañarlos de diversas formas, incluso ante la escasez de recursos y personas para llevar a cabo esta misión. Muchas manos se unen para construir un futuro mejor, para generar vida para tantas personas vulnerables, buscando aliviar su sufrimiento. En este sentido, son muchos los proyectos sociales que muestran el rostro samaritano de la Iglesia en Roraima, hasta el punto de que su obispo afirma que «Nuestra Iglesia no sería tan rica si no hubiera estado al lado de los indígenas y de los migrantes«.

Rueda de Prensa

Una herida abierta que avergüenza a la humanidad

En una rueda de prensa, los medios de comunicación locales fueron informados sobre el trabajo de la Comisión Episcopal Especial de Combate al Tráfico de Personas de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), que se encuentra en misión en la diócesis de Roraima del 17 al 23 de junio, con visitas a Guyana y Venezuela. Según su presidente, el obispo de la diócesis de Tubarão, Mons. Adilson Pedro Busin, la comisión forma parte de la Comisión para la Acción Socio-Transformativa de la CNBB y, dentro de la estructura de la Curia Vaticana, está bajo el paraguas del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral.

El obispo destacó que la CNBB siempre se preocupa por la dimensión social, recordando que la comisión, creada en 2016 e integrada por obispos, religiosos, religiosas, laicos y laicas, es uno de los frutos de la Campaña de Fraternidad de 2014, cuyo tema fue «Fraternidad y Trata de Personas». Mons. Adilson Busin recordó las palabras del Papa Francisco, que define la trata de seres humanos como «una herida abierta que avergüenza a la humanidad«. La comisión ya había visitado Roraima en 2018, un estado con un alto nivel de inmigración.

Mons. Busin recordó que la trata de personas forma parte de la migración de forma velada y silenciada. Por eso es importante pisar el terreno, escuchar a la gente, ver, para poder llevar a cabo la misión de estar vigilantes y responder como Iglesia a este problema. Insistió en la importancia de provocar, de recordar a la sociedad la realidad de la trata de personas. Para ello, la comisión existe para ayudar a arrojar luz, para mantener nuestras antenas atentas, para escuchar a las víctimas y descubrir el rostro del Señor en sus rostros.

Comissão tráfico de pessoas

El Estado aún no ha asumido su papel

El obispo local, también miembro de la comisión, Mons. Evaristo Spengler, recordó su tiempo como obispo en la Prelatura de Marajó, región que atrae mucho la atención de los medios de comunicación en lo que se refiere al tráfico de seres humanos, explotación sexual y trabajo esclavo, enfatizando que lo que existe en Roraima es mucho mayor que en Marajó. En una región donde las fronteras tienen poco control migratorio, esto permite el tráfico de personas, incluso de niños, así como de mercurio para la minería ilegal. Ante esto, el obispo denuncia la falta de actuación de los poderes públicos ante episodios de contrabando de todo tipo, episodios de grooming, explotación, coyotes que se aprovechan del desconocimiento de los migrantes.

En la realidad interna de Roraima, el obispo habló de la minería ilegal en la Tierra Indígena Yanomami, que está destruyendo la naturaleza, contaminando los ríos, y a pesar de la Operación Desintrusión, mostrando la fuerza de la narco-minería, financiada nacional e internacionalmente, donde hay tráfico de armas, drogas, explotación sexual de mujeres indígenas, recordando las palabras de Davi Kopenawa: «el hombre blanco va allí, utiliza a nuestras mujeres, a nuestras niñas, como si fueran un plato desechable que tiran«, algo que define como realidades muy duras. Ante esto, Mons. Spengler denuncia: «El Estado aún no ha asumido su papel en la lucha contra el tráfico de personas».

Desde esta perspectiva, la misión de la comisión es ayudar a hacer un diagnóstico en profundidad y descubrir caminos a seguir como Iglesia, trabajando en red con la sociedad y exigiendo la actuación de los poderes públicos. Y es que los poderes públicos están dejando en manos de la sociedad y de las organizaciones humanitarias la adopción de medidas.

Los migrantes son un blanco especial para la explotación

El aumento del tráfico de personas en la región fronteriza está relacionado con el aumento de la migración, algo que aparece en las investigaciones realizadas por la Universidad Federal de Roraima. Márcia Maria de Oliveira, profesora de esa universidad, señaló que «los migrantes son un blanco especial para la explotación en las rutas del tráfico«, hablando de la existencia de empresas especializadas en el tráfico, en el transporte clandestino, que ha aumentado en los últimos dos años en Roraima.

Estos migrantes son luego enviados a trabajar sin contrato, sin remuneración, de forma análoga a la esclavitud, en empresas madereras, minas ilegales de oro y grandes explotaciones agrícolas. Las mujeres son las principales víctimas, con un aumento del abuso sexual de niños, según la socióloga, que señaló que el tráfico de seres humanos en la región está estrechamente vinculado a la minería de oro, que a su vez está controlada por el narcotráfico, hablando del crecimiento del tráfico de seres humanos.

Comissão Tráfico Humano

Crímenes bárbaros naturalizados

Uno de los problemas en el estado de Roraima, según el obispo local, es la falta de interés por parte de las autoridades con respecto a la trata de personas. Un ejemplo de ello fue la audiencia pública en la Asamblea Legislativa de Roraima, en julio de 2023, sobre la trata de personas, a la que no asistió ningún diputado, a pesar de que todos habían sido invitados. Ante esto, el obispo dijo que «los crímenes bárbaros se han naturalizado aquí en el estado: la destrucción de la naturaleza, la venta de personas, la explotación sexual, parece que se han naturalizado», denunciando la dificultad de involucrar a las autoridades del estado en estas causas.

El Obispo de Roraima pidió a la sociedad roraimense que piense a quién vota. Recordó que el Papa Francisco ha dicho que no podemos convertir a los seres humanos en mercancías, comparando la realidad actual de los migrantes con la vivida por los esclavos traídos de África hace siglos. Evaristo Spengler destacó que se trata de causas que necesitan ser abordadas en la sociedad roraimense y en la Iglesia. Para ello, la Iglesia de Roraima está estrechando lazos con las Iglesias de la frontera, la Diócesis de Guyana y el Vicariato de Caroní, un camino común en el que esta misión ayudará a avanzar.

Es necesario «desnaturalizar una economía de muerte que se ha establecido en este estado de Roraima«, subrayó Márcia de Oliveira. Una realidad ligada a la minería, con numerosos casos documentados de trata de seres humanos, violaciones, incluidas las colectivas, y explotación infantil. Teniendo esto en cuenta, el informe de la misión, que será elaborado por la comisión, pretende hacer recomendaciones a los poderes públicos para una mejor actuación en la prevención del tráfico de seres humanos.-

 Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica/RD

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