Encuentran en la Iglesia del Santo Sepulcro el altar mayor de los cruzados
En la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, un equipo de historiadores de la ÖAW encontró por casualidad el mayor altar medieval conocido, que se había dado por perdido durante décadas. Consagrado en 1149, el altar mayor de los cruzados, excepcionalmente ornamentado, apunta a una conexión hasta ahora desconocida entre Roma y el reino cristiano de Jerusalén
El 15 de julio de 1149 fue un día especial para Jerusalén: exactamente 50 años antes, los cruzados europeos habían conquistado la Ciudad Santa y proclamado el Reino de Jerusalén tras siglos de dominio musulmán. En ese importante aniversario un acto debía fortalecer aún más el joven reino. El punto culminante fue la nueva consagración de la Iglesia del Santo Sepulcro, uno de los mayores santuarios de la cristiandad. En el centro del edificio de la iglesia, espléndidamente ampliado en estilo románico en años anteriores, se inauguró una obra de arte especial: un nuevo altar mayor.
Entre los escombros de la historia
«Conocemos relatos de peregrinos de los siglos XVI, XVII y XVIII sobre un magnífico altar de mármol en Jerusalén», cuenta Ilya Berkovich, historiador del Instituto para el Estudio de la Monarquía de los Habsburgo y los Balcanes de la Academia de Ciencias de Austria (ÖAW) y coautor de un nuevo estudio sobre esta obra de arte histórica. Sin embargo, tan grande como fue la impresión que el altar dejó en las personas a lo largo de los siglos, así de repentina fue su desaparición de la memoria colectiva. «En 1808 hubo un gran incendio en la parte románica de la Iglesia del Santo Sepulcro», relata Berkovich. «Desde entonces, se pensó que el altar de los cruzados había desaparecido», añade el historiador.
Varios descubrimientos sorprendentes
Recientemente, el arqueólogo Amit Re’em de la Autoridad de Antigüedades de Israel y el historiador de la ÖAW, Ilya Berkovich, hicieron un hallazgo sensacional en medio de la Iglesia del Santo Sepulcro: en un pasillo trasero de la iglesia, una pesada losa de piedra de varias toneladas había estado apoyada en la pared durante un tiempo indeterminado, y en su lado frontal los turistas habían dejado grafitis. Cuando la losa fue volteada debido a trabajos de construcción, reveló su herencia artística mucho más antigua: la losa, decorada con ornamentos de lazos en ese lado, fue rápidamente identificada como la antigua y espléndida fachada del altar medieval de los cruzados.
Para los historiadores, este descubrimiento es sorprendente en varios aspectos. Primero, por el hecho de que la losa pudo permanecer oculta durante tanto tiempo en un edificio tan intensamente investigado como la Iglesia del Santo Sepulcro, a pesar de recibir diariamente la vista de miles de peregrinos y turistas. «Que algo tan significativo pudiera pasar desapercibido en ese lugar durante tanto tiempo fue completamente inesperado para todos», confirma Berkovich.
Igualmente significativo es el nuevo conocimiento que el hallazgo permite sobre el altar mayor medieval. Las excepcionales decoraciones llevaron a los investigadores a la pista del llamado Cosmatesco. Esta técnica especial de decoración en mármol era dominada exclusivamente por maestros gremiales en la Roma papal, quienes transmitían esta habilidad de generación en generación. La técnica se caracterizaba por usar pequeñas cantidades de valioso mármol, que en la Roma medieval se obtenía principalmente de edificios antiguos, para decorar grandes superficies colocando pequeños fragmentos con gran precisión, creando patrones geométricos y ornamentos resplandecientes.
El altar respaldaba la reclamación de la Cristiandad
El valor de este arte era bien conocido por sus maestros y también por el Papa. Solo se conocen pocas obras de arte Cosmatesco fuera de Roma, y hasta ahora solo una fuera de Italia: en la Abadía de Westminster, donde el Papa había enviado a uno de sus maestros. El ahora redescubierto altar Cosmatesco en Jerusalén debió haber sido creado con la intervención del Papa, posiblemente Eugenio III: al enviar el Pontìfice a uno de los maestros Cosmatesco al Reino de Jerusalén para fabricar el altar de los cruzados, subrayó literalmente la reclamación de la cristiandad sobre la ciudad. «El Papa honró así a la iglesia más sagrada de la cristiandad», afirma Berkovich.
El redescubierto altar mayor es así la prueba de una conexión desconocida hasta ahora entre Roma y Jerusalén, que también es importante para la historia del arte europeo. «Con un ancho original de más de 3,5 metros, hemos descubierto el mayor altar medieval conocido hasta la fecha», destaca Berkovich. Él espera que futuras investigaciones en los archivos papales puedan sacar a la luz más detalles sobre la historia de la creación del altar, posiblemente incluso la identidad del maestro Cosmatesco que creó la obra de arte.-
(ÖAW/InfoCatólica)