Iglesia Venezolana

Cardenal Porras: «La transparencia es indispensable»

El purpurado alude a la situación en Venezuela y pide crear espacios para la negociación

 

«Sin verdad no hay credibilidad ni confianza y por ende, tampoco, paz auténtica, durable, sólida. Sin verdad, la mentira y la manipulación nos convierten en esclavos no en personas libres y responsables». Palabras del cardenal Porras que pronunció al final de la eucaristía que, con motivo de los 57 años de su ordenación sacerdotal, ofició ayer en el Santuario de Don Bosco en Altamira, Caracas, la archidiócesis venezolana de la que ha sido arzobispo y ahora es administrador apostólico

 

«Hay que ofrecer espacios para encontrar puntos de negociación, porque la vida social postula que las partes tienen algo que ceder en función del bien común»

 

«Las instituciones son democráticas en la medida en la que la igualdad y la fraternidad nos llevan a la libertad interior y exterior, por lo que hacen falta espacios de confrontación e intercambio para encontrar la senda común que favorece a todos»

 

«Sin verdad no hay credibilidad ni confianza y por ende, tampoco, paz auténtica, durable, sólida. Sin verdad, la mentira y la manipulación nos convierten en esclavos no en personas libres y responsables». Palabras del cardenal Porras que pronunció al final de la eucaristía que, con motivo de los 57 años de su ordenación sacerdotal, ofició ayer en el Santuario de Don Bosco en Altamira, Caracas, la archidiócesis venezolana de la que ha sido arzobispo y ahora es administrador apostólico.

Tras glosar sus años de ministerio, el purpurado señaló que «ahora, creo que es pertinente, ante todo, una reflexión sobre la situación que vivimos». «Desde mi adolescencia doy gracias a aquella materia obligatoria desde la primaria de la formación social, moral y cívica, enriquecida luego teológica y pastoralmente, que inculcó en nuestras mentes valores ciudadanos y una ética civil de envergadura. Cuánta falta hace retomar esa materia», apostilló.

Comenzó recordando la inauguración del edificio del Seminario Menor de Caracas, a la que asistió el general Marcos Pérez Jiménez, acompañado del arzobispo Rafael Arias Blanco. “Comenzábamos los estudios de bachillerato. En el acto matutino antes de comenzar las clases, el canto del himno nacional y la revisión de cada uno de nosotros nos habló el padre Rector, Miguel Antonio Salas, eudista de una sola pieza, más tarde obispo en Calabozo y Mérida, donde nos dio la mejor clase de comportamiento ético. Nos dijo palabras más, palabras menos: ‘hoy es un día de luto para esta casa porque viene el presidente al que hay que recibir por educación, pero que tiene sus manos manchadas con sangre por los presos políticos torturados o desaparecidos. Un sacerdote no es digno de darle la mano a quien tiene en las suyas sangre inocente”.

Oración por los fallecidos en las protestas

«Es lección que jamás hemos olvidado quienes fuimos sus alumnos. Con este trasfondo, una primera memoria en la oración y el recogimiento debe ir a los fallecidos trágicamente, por la agresión y represión violentas de la pasada noche, que enlutan a hogares y a la conciencia pacífica, honesta y solidaria de nuestro pueblo y comunidades».

Miembros de la Guardia Nacional Bolivariana despejan una calle bloqueada en Caracas

Miembros de la Guardia Nacional Bolivariana despejan una calle bloqueada en Caracas EFE

«La prédica permanente de violencias, odios y polarizaciones destruyen la paz y la equidad. Somos diferentes, pero hermanos, aunque nos cueste aceptarlo y vivirlo. Existimos para vivir en relación y hacer de la fraternidad una virtud indispensable para optar a la vida plena. Sin diálogo, sin tomar en cuenta al otro y dejarlo todo al uso del forcejeo, de la fuerza, no conduce a la convivencia necesaria para que una sociedad marche unida y no separada en bandos irreconciliables», señaló el cardenal.

«Sin verdad no hay credibilidad ni confianza y por ende, tampoco, paz auténtica, durable, sólida. Sin verdad, la mentira y la manipulación nos convierten en esclavos no en personas libres y responsables. La vida ciudadana que se divide en privilegiados y marginados destruye la igualdad», apuntó el arzobispo, quien recordó que «en la política los mejores años de nuestra vida republicana han sido los que han ofrecido oportunidades a todos. Cuando los populismos y favoritismos ponen otras medidas se producen los quiebres que traen mayor pobreza y discriminación».

Cardenal Porras

Cardenal Porras

«Las instituciones son democráticas en la medida en la que la igualdad y la fraternidad nos llevan a la libertad interior y exterior, por lo que hacen falta espacios de confrontación e intercambio para encontrar la senda común que favorece a todos. La dignidad de la persona, su valoración positiva, es la única capaz de conducirnos a la reconciliación, el perdón y la acción samaritana. Es lo que ha faltado en la dirigencia para hacer de la gente seres creadores, creativos, abiertos al bien de los demás. Es parte del tejido social que está resquebrajado en el presente», indicó.

«Sin confianza mutua no hay paz»

Finalmente, el cardenal Porras afirmó que «la trasparencia es indispensable y se entreteje en lo señalado anteriormente. Sin confianza mutua no puede haber, repito, paz. Hay derecho a exigirla en conciencia, como testimonio de coherencia y autenticidad, y es obligación de los responsables de la cosa pública de ofrecerlo, por imperativo legal, pero sobre todo, cívico y ético».

«No siempre se entiende -prosiguió-, pero a esta vocación no podemos renunciar porque hay que ofrecer espacios para encontrar puntos de negociación, porque la vida social postula que las partes tienen algo que ceder en función del bien común. De espaldas los unos a los otros no quedan sino el espacio para la irracionalidad y la violencia. Eso es moralmente inaceptable para quienes buscamos la verdad y queremos el bien de todos. Solo la confianza da credibilidad y abre ventanas al progreso y la esperanza. Es lo que debemos pedir y hasta exigir con insistencia, con seriedad, con firmeza sin caer en provocaciones, porque es mucho más lo que nos une que lo que nos separa».-

 José Lorenzo/RD

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