Mujeres protagonistas de la comunicación de la Iglesia en América latina y el Caribe

Del 29 al 31 de julio de 2024 se llevó a cabo en la sede del Celam – en Bogotá – el Encuentro Latinoamericano y Caribeño de responsables de comunicación de Conferencias Episcopales y Organismos Eclesiales. Muchas voces, experiencias, saberes, datos, exposiciones, talleres se vivieron a pleno durante estas tres intensas jornadas.

Difícil elegir con quién profundizar sobre un tema o debatir sobre diferentes posturas. Quizás fue que ante tamaño dilema ADN Celam conversó con cinco mujeres que — desde sus expertisses desplegadas en importantes roles y funciones en organismos eclesiales del continente — contaron qué se llevan de vuelta a sus países después de estos  intercambios profesionales y vivenciales.

Cada una compartió su visión de cómo anda la comunicación latinoamericana y caribeña.

«Es muy esperanzador»

 

“Lo más importante de todo ha sido la experiencia del encuentro que te permite soñar juntos. Uno de los desafíos que tenemos como iglesia es hacer un trabajo en comunión. Hay experiencias hermosas en distintos países pero hacemos poca incidencia en la sociedad porque no hay un trabajo articulado», señaló Eunice Meneses, referente de comunicación de la Conferencia Episcopal Panameña.

Los grandes estrategas en comunicación entienden que para que podamos transformar actitudes, incluso incidir en la misma cultura —hablamos de que hay mucha corrupción, individualismo— tenemos el mejor mensaje para transmitir que es la buena noticia de Jesús que nos ama a pesar de todas nuestras deficiencias.

Sin embargo, – explica esta laica – «hemos sido poco incisivos para utilizar todas las herramientas pero de manera articulada, como una sola Iglesia, sobre todo latinoamericana, donde se plantea el gran desafío de acompañar los procesos de nuestros pueblos, que no son fáciles, y tenemos pueblos muy pero muy afectados por los sistemas que tenemos en nuestros países.

Remitió al caso Venezuela que «nos duele porque vemos un pueblo confrontado, un pueblo que pareciera no tener esperanza y hoy deberíamos nosotros como Iglesia manifestarnos de manera contundente todos en unidad para darles esperanzas, ese aliento de que no están solos, y de que la fuerza de la oración y de la acción colectiva —no para tener injerencia dentro del gobierno— para alzar nuestra voz en un momento tan sensitivo como este».

Primero, porque «nos debe doler Venezuela, como nos debe doler Nicaragua, como nos debe doler todo el resto de continente y el mundo y tenemos que hacerlo visible. Lo estamos sintiendo pero no lo manifestamos y pareciese que estuviéramos indiferentes».

”Es muy esperanzador que nos encontramos por primera vez después de la pandemia y veo una renovación entre quienes nos encontramos aquí, llevo muchos años participando de estos espacios. Hay jóvenes, hay adultos y hay nuevas miradas frente al mundo digital que nos desafía», añadió.

La Iglesia es una gran red que nadie puede negar que «concita no solo esperanza sino todavía mucha credibilidad. Crear una red a partir de esta experiencia [De hecho, al finalizar el encuentro se dio por nacida la Reclac (Red de Comunicación Latinoamericana y Caribeña) es uno de los aspectos más importantes que nos llevamos de este Encuentro, más allá de nuestras conferencias episcopales incorporando a más gente en este proceso, especialmente a los jóvenes que son nativos digitales que pueden ser misioneros que transformen realidades.”

Superar los desafíos institucionales

Araceli Teresa Gutiérrez Florentín, paraguaya,  es la encargada de comunicación de REGCHAG (Red Eclesial del Gran Chaco y el Acuífero Guaraní), explicó que “aparte de conocer presencialmente a todos los compañeros de comunicación, que los veía virtualmente, es una oportunidad gratísima para ver en qué están trabajando ellos», los procesos que llevan adelante en cada conferencia y organismo eclesial y aprender de ellos.

«Creo que en materia de comunicación estamos bastante bien en el continente, la gente así nos percibe, perotenemos bastantes dificultades a nivel institucional: o tenemos falta de financiamiento o nos falta personal», indicó.

Justamente es su caso, puesto que «estoy trabajando sola en la comunicación de mi Red. Ahí el panorama es difícil, pero tenemos muchas ganas de seguir trabajando, estamos muy contentos de tener este tipo de encuentros.”

Cambiar algunos criterios

 

Adriana Fajardo, secretaria ejecutiva de la Comisión Episcopal de Comunicación de la Conferencia Episcopal Peruana, considera que  “las áreas de comunicación de las conferencias episcopales vivimos problemáticas muy similares y tenemos respuestas diferentes en las cuales queda clara la creatividad que existe para tratar de salir adelante como oficinas de comunicación, la pasión que cada uno le pone a su trabajo pero, sobre todo, el escucharnos y ver qué soluciones encontraron otros que tú puedas aplicar en tu país.»

Con relación a la comunicación eclesial en el continente, cree que se deben «cambiar algunos criterios, traer algunas líneas comunicacionales como tienen las empresas, manuales que nos orienten cómo afrontar determinadas situaciones. De los casos específicos, me gustó mucho el de cambio de logo de la Conferencia Episcopal Mexicana: lo han hecho de un modo como lo haría una empresa».

También me gustó algo que leí en el tótem de Uruguay el primer día del encuentro, se pidió a cada delegado de conferencia episcopal y organismo eclesial que tomara una de las tres caras de un tótem colocado en la sala de reuniones y que expresara qué hace y cómo hace comunicación su espacio desplegando el arte y la imaginación. Por cierto, vale aclarar que las reuniones se dieron en mesas redondas, con el modo del Sínodo de octubre de 2023 en el Aula Pablo VI en el Vaticano.]: hicieron un asado con periodistas, algo que es muy latinoamericano, la comida y la charla. Apalancarnos en los usos y costumbres de nuestros países para plantear diálogos con la prensa y, sobre todo, en situaciones difíciles.”

Una voz desde las Antillas

 

Lauren Branker es comunicadora oficial de la Conferencia Episcopal de Antillas, que abarca 19 países de esta región. Aseguró que «me llevo son todas las redes sociales que podemos aplicar dentro de nuestro eje comunicativo. De los trabajos en grupo me interesó todo el tema de encuestas y el trabajo colaborativo en las redes. También es un logro la colaboración que podemos tener desde Antillas con otros países».

”Estoy como anonadada de todo lo que podido ver en este encuentro, por ejemplo cuando vimos a Albertina, todo el manejo de crisis, las plataformas para obtener datos de los usuarios de las redes, cómo interactúan, y las diferentes estrategias de comunicación que se están llevando a cabo en distintos países», ha dicho.

Además acotó: «Me llevo una amistad con Óscar Elizalde [Director del Centro para la Comunicación del Celam]  de casi 4 años y todo lo que les pido que hagamos colaboraciones en redes sociales, como también hemos colaborado en materia de idiomas. Lo compartido siempre ha sido maravilloso, siento al Celam como familia, y siempre busco nuevas oportunidades para seguir estando en este proceso”.

Compartir la misión

Lisandra María Cháves Leiva, secretaria ejecutiva de comunicación de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, se va con ganas de hacer cosas diferentes, de trabajar más comunicados, compartir más experiencias, y de transmitir todo esto a mis colegas allá.

«Somos 8 colegas de 8 diócesis, cada una tiene su comisión diocesana de comunicación, y todo lo que hemos vivido aquí hay que bajarlo a todo el país a través de los responsables de comunicación y también informar a la red de medios católicos que nosotros desde la Conferencia los ayudamos a hacer proyectos juntos, a estar unificados», indicó.

Siente que «estamos bien en el continente porque hay comunicación y hacemos muchas cosas bonitas, unos con más recursos que otros, con más tecnología que otros, pero lo que tenemos que trabajar ahora primero es en la red porque no podemos salir a construir solos para lograr más impacto».

Espera que este encuentro promueva una mayor unidad, «no vernos como competencia, de quién hace mejor las cosas, o quién tiene la primicia, sino más bien ver cómo nos ayudamos mutuamente. Si yo puedo ir a un evento y tengo las fotografías las comparto para que todos podamos publicar. por ejemplo».

«Sentirnos que estamos en una misión, como dijo monseñor Lucio Ruiz en este encuentro, misión que es para los demás. No es un trabajo que estoy haciendo para lucirme sino que lo hago para servir y una misión. Eso cambia todo”, finalizó.-

02.08.2024 | Virginia Bonard