Opinión

¿Cuántos son los Caminos hacia la Democracia?

El enfoque de un “único camino, el de los políticos, hacia la democracia” es una injusticia y un error estratégico

José Antonio Gil Yepes:

Los caminos hacia la democracia son tantos como relaciones existan o se puedan construir entre cada uno de los sectores sociales que componen una sociedad. Sin embargo, estamos acostumbrados a ver uno solo de estos caminos para definir si existe o no democracia; el de las relaciones entre el grupo que controla el gobierno y los partidos que no son gobierno (pero quieren serlo).

Es importantísimo que esa vía de comunicación sea abierta y equitativa para que los partidos que no son gobierno puedan llegar a serlo. Siendo una de las principales desviaciones de la democracia la no alternabilidad entre los que gobiernan y los que quieren gobernar. De allí que la elegibilidad indefinida del presidente, gobernadores, alcaldes y diputados sea una regla muy negativa dado que quien ejerce el poder tiene ventajas para perpetuarse en él.

Pero el enfoque de un “único camino, el de los políticos, hacia la democracia” es una injusticia y un error estratégico. Es una injusticia porque los partidos no son los únicos grupos que aspiran a gozar de libertades, derechos, ejercer sus funciones y alcanzar sus objetivos, sino todos y cada uno de los demás sectores. Y es un error estratégico, porque la democratización entre cualquier binomio, trinomio, etc. de sectores implica el avance en el nivel de democratización de la sociedad.   Por ejemplo, si los políticos que han gobernado el país hubieran escuchado más y desconfiado menos del empresariado, no hubiera implotado el régimen anterior ni éste estaría en el atolladero en que se encuentra. En ambos casos, la implosión del Pacto de Punto Fijo y la pérdida de popularidad del régimen de NM se deben a la pobreza y esta última a que los partidos que nos han gobernados no han permitido que la empresa privada despliegue su potencial para evitar que se fortalezca el binomio empresa-trabajadores.

Seríamos un país mucho más democrático si los empresarios y trabajadores tuviesen unas relaciones mucho más estrechas y, entre ambos, pudieran ponerle la mano en el pecho a los gobernantes de turno para que eviten o corrijan tantas políticas económicas que tanto daño nos han hecho a todos. Pero a la mayoría de los políticos no les ha interesado que el binomio empresa-trabajadores se fortalezca porque perderían poder. Por eso siguen sembrando el mito comunista del odio de clases. Y los trabajadores caen en esa manipulación, sin darse cuenta de que los han perjudicado enseñándolos a odiar a quienes les dan trabajo y les remuneran más que cualquier gobierno. En algunas empresas han mejorado las relaciones empresa-trabajadores por el colapso económico que ha impuesto el chavismo. Pero las dirigencias empresarial y sindical no han lanzado una campaña de transformación cultural para que los trabajadores y empresarios se den cuenta de que son aliados.

Otra trampa es suponer que, para crecer en grados de Democracia hay que crecer en grados de libertades individuales. Pero las libertades y los derechos son mitos que sólo logran tener vigencia en la medida que algunos seres humanos nos hemos puesto de acuerdo en que queremos libertades y derechos, los hemos transformado en leyes y hemos logramos que un ejército haga que se cumplan. De allí que la Democracia no existe sin pluralismo, y el pluralismo consiste en que, quienes tienen posiciones e intereses comunes, se organizan en grupos para implementar y hacer respetar sus intereses por los demás sectores.
La hegemonía del gobierno chavista se ha debido, no sólo a su mayor organización interna, sino también a la falta de organización de los partidos de oposición.

Si somos sinceros, tendríamos que aceptar que los únicos desorganizados y, por ello, disminuidos en su poder de influenciar las decisiones de políticas públicas no son sólo los partidos, sino todos los demás sectores.

El sector empresarial luce como el más avanzado en su organización gremial, pero hay muchos gremios que podrían ser mejores; muchas alianzas que los empresarios pueden desarrollar entre los eslabones de sus respectivas cadenas de producción:  trabajadores, proveedores, distribuidores, fuentes de tecnología y hasta con los entes públicos especializados en supervisar cada actividad empresarial, y existen ejemplos de sectores empresariales que sí lo logran. Del sector trabajadores-sindicatos ni se diga. Más que atomizados, como los partidos, los sindicatos se han debilitado a un nivel que sobrepasa lo imaginable. Este debilitamiento no se debe tanto a ataques del gobierno, sino a luchas intestinas, apetencias personales y falta de conciencia de la necesidad de agruparse entre iguales para poder tener poder. Entre las ONG’s, no existe una función de coordinación. Están a punto de sufrir un golpe de fuerza del gobierno para minimizarlas y no tienen poder para responder.

La oportunidad que presenta el Escenario Vertical-NM está definida por la imperiosa necesidad que tiene cualquier gobierno de turno de aliarse con la empresa privada y ésta con sus trabajadores para reducir la pobreza. Si esto se logra, avanzaremos en democratización y pluralismo. Quién sabe si será por esto último por lo que el gobierno de NM no se ha lanzado en esta dirección. En el Escenario Horizontal-EGU, se esperaría un desarrollo multidireccional súbito de las relaciones pluralistas, más democracia y menos pobreza.-

@joseagilyepes

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