Marcelino Miyares: Una Bitácora cubana (CVIII)
“Solo un 3% de residentes en la Isla encuestados se considera firmemente socialista, mientras una mayoría del 85,9% cree que Cuba debe cambiar su modelo hacia uno más abierto”
1 – Liberales, neutrales, reformistas y muy poco socialistas: la identidad política de los cubanos cambia, según Cubadata
La encuestadora independiente Cubadata publica el estudio ‘Explorando futuros posibles para la democratización en Cuba’, una radiografía de 360 grados de la sociedad cubana actual. Nos lo presenta Ángeles Rosas, en nota publicada en Diario de Cuba.
Nunca es fácil hacer investigaciones de opinión en la tiranía castrista. Pero los avances tecnológicos, en especial en materia de comunicaciones, así como la constancia y rigurosa planificación han permitido a Cubadata realizar seis encuestas entre septiembre de 2023 y febrero de 2024.
Nos informa la periodista que en los seis sondeos participaron 10.248 personas de toda la Isla, de ellas 4.552 panelistas, es decir, individuos a los que se preguntó cada mes.
En el prólogo del estudio, la investigadora Hilda Landrove destaca la importancia del análisis estadístico de Cubadata:
«En un régimen de diseño totalitario y completamente cerrado, que combina una frenética producción de narrativas oficiales con el sistemático impedimento a los derechos civiles de la población, la existencia de Cubadata y la generación de estudios sobre los datos recabados constituye una oportunidad valiosa para mirar a una ciudadanía que reclama cada vez mayor protagonismo en la construcción de su vida presente y futura», señala.
Una conclusión general que revela el estudio “Explorando futuros posibles para la democratización en Cuba” es que “la fuerte reconfiguración de los valores, el trabajo y la comunidad en Cuba está transformando la identidad política de sus ciudadanos”. Los principios revolucionarios se están reevaluando, hay una crítica abierta a ellos, en la búsqueda de “modelos más abiertos”.
Otros datos muy destacados y reveladores son que “solo un 3% de residentes en la Isla encuestados se considera firmemente socialista, mientras una mayoría del 85,9% cree que Cuba debe cambiar su modelo hacia uno más abierto”.
El unanimismo socialista está acabado en Cuba. El ciudadano cubano ha evolucionado hacia una «mayor diversidad ideológica y política». Veamos extractos importantes de la nota:
“Solo un 3% de los encuestados por Cubadata durante seis meses se considera «firmemente socialista»; el 11,2% se ve como «socialista reformista»; el 14,2%, centrista y neutral; el 21,7% «liberal o promercado»; un 16% se identifica con «otra ideología», y el grupo mayoritario (33,9%) no se identifica con ninguna.
«El panel muestra que no se trata simplemente de una dicotomía entre dos extremos ideológicos (socialistas y capitalistas). Existe una amplia gama de grupos intermedios y pragmáticos con nuevas posiciones políticas y sociales. Estos grupos intermedios incluyen desde reformistas, centristas y neutrales hasta aquellos identificados con ideologías no tradicionales».
«Muchos cubanos, especialmente los más jóvenes y aquellos con ideologías no alineadas con el socialismo tradicional, muestran una postura crítica hacia el Gobierno y buscan cambios significativos. Esto refleja una fragmentación en la unidad ideológica y una evolución en las expectativas y demandas de la sociedad cubana «, añade.
El estudio derivado de las seis encuestas de Cubadata concluye también que «las protestas en Cuba no están unificadas por una identidad política común y además están cada vez más motivadas por razones cívicas y de cuidados, no solo económicas». (…)
Una última conclusión del estudio arroja que «la violencia política y de género es muy intensa para las mujeres, que sufren una doble victimización. (…)
Las mujeres cubanas enfrentan una doble vulnerabilidad. Ellas tienen una menor representación en las ideologías firmemente socialistas o liberales/promercado y una alta proporción en grupos pragmáticos.
Entre los temas indagados en este segundo panel de Cubadata, sobre los que DIARIO DE CUBA irá publicando, aparecen la resiliencia, autonomía y legitimidad política en Cuba; emprendimiento, valores y legitimidad política; diáspora y legitimidad política; el futuro de Cuba y el desarrollo sostenible; autocuidado, inclusión y ejercicio de derechos en Cuba.
2-El “hombre nuevo” y la normalización de la violencia
“No habrá solución a la violencia en nuestras calles y barrios si no terminamos con la violencia política que hemos asumido como «normal», nos dice en nota publicada en Cubanet Ernesto Pérez Chang.
Inicia su trabajo mencionando la actual escalada de violencia que se vive en la Isla; hay una creciente violencia social con muchas víctimas inocentes, lo que constituye
“una señal de alarma para detenernos a reflexionar sobre la sociedad de la que somos parte, sobre los muchos“monstruos” que cargamos dentro y, más urgente, sobre la creciente “normalización” de la violencia en un contexto de “sálvese el que pueda”.
Pero es que, como acertadamente recuerda Pérez Chang, esta sociedad socialista siempre mostró desprecio hacia la vida humana; ¿qué si no es el lema “socialismo o muerte”? ¿Cómo olvidar la violencia estatal representada por los “actos de repudio”, o las “Brigadas de Respuesta Rápida”?
Hoy destaca no sólo la tradicional normalización de la violencia estatal que, al ser revolucionaria, es “justa y nunca se equivoca”. A esta violencia socialista “normalizada” durante décadas, se le une hoy la de los pandilleros que aterrorizan a los barrios en las diversas ciudades y pueblos en toda la Isla.
“He escrito otras veces sobre el asunto, y volveré esta vez porque sigo preocupado por lo que veo a diario no en las redes sociales, donde apenas alcanzamos a ver la punta del iceberg, sino en mi propio barrio “marginal”, así como en la ciudad “marginal” toda donde vivo, el país marginalizado de una punta a la otra, donde el común denominador en las relaciones entre las personas, incluso entre el Gobierno y nosotros los “gobernados” (para no decir sometidos), es la violencia”.
Una violencia que pudiera transformarse en irreversible o muy difícil de revertir si se piensa como algo “coyuntural” (o como algo que “ocurre en todas las sociedades”, como he leído de algunas “ciberclarias”) y no como un elemento de “adaptación”, de “sobrevivencia”, que se ha ido instalando en nosotros como “natural” debido a la sostenida indiferencia institucional y policial, en un sistema político que sistemáticamente la ha usado contra todo aquel que se le enfrente.
¿Cuánta responsabilidad hay en un sistema que invierte todos los recursos “policiales” en “investigar” y sofocar el más mínimo brote de disidencia, que incluso la criminaliza, mientras desatiende esa criminalidad verdadera que no reconoce como peligrosa en tanto su objetivo no es un cambio político?
Para algunos el problema está en la crisis económica, el estado de miseria general, y aunque hay razón en lo que esgrimen, igual no profundizan en las causas verdaderas, de base, que indudablemente señalan a la fabricación forzosa de ese “hombre nuevo” del castrismo que en la práctica se hizo más de odios, envidias, revanchismo, chusmería, discriminaciones, violencia, vagancia y mediocridades que de aquellos materiales “revolucionarios” de la fórmula escrita en el discurso oficial. (…)
Así no hay grandes diferencias entre el asesino que no duda en matar para realizar sus “sueños” y el “sistema” que mata de hambre a 1.000 ciudadanos para darle de comer a un solo turista, o el “sistema” que inculca en nuestras mentes que todo aquel que no sirve a nuestros propósitos es el enemigo, y al enemigo se le aniquila.
No importa que ahora vengan juicios “ejemplarizantes”, o que incluso retomen la pena capital. Así quizás los hechos de sangre pararán por un tiempito, pero la violencia de base continuará tal cual y nuestra sociedad se transformará no en una “sociedad mejor” sino apenas en un volcán dormido. Y los volcanes no “duermen”, es solo una metáfora para que olvidemos la catástrofe que estallará cuando a la superficie salga todo eso que la montaña esconde en su interior.
3–Cuba: punto clave en la rivalidad entre EEUU y China
Muchas cosas pueden cambiar en la historia de un país, en los hechos que ocurren, en los desarrollos sociales, económicos, culturales. Pero hay un dato del cual ningún país puede escapar: su geografía, sus vecindades, los linderos geopolíticos.
Cuba está y estará siempre a menos de 150 kilómetros de los Estados Unidos. Nuestra historia ha estado marcada siempre por ese hecho, y obviamente después de más de seis décadas de una revolución traicionada y volcada a servirse de regímenes amigos y socios en su notoria incapacidad de producir un mínimo de bienestar económico, junto al perenne desprecio a los derechos humanos, vemos cómo en su imparable decadencia, así como en una época fue mero instrumento de la Unión Soviética en la llamada Guerra Fría, y por ello se produjo la “Crisis de los cohetes”, que amenazó con llevar al planeta a una catástrofe bélica, hoy es China, la del dictador Xi Jinping, la que quiere usar a la Isla para contrarrestar la presencia de los EEUU en el Mar de China Meridional, en apoyo permanente de sus aliados, en especial Taiwán.
Sobre ello ha escrito una interesante nota Scott B. McDonald, en la revista “Política Exterior”. En ella, el autor señala que
A principios de julio de 2024, el Center for Strategic and International Studies publicó un informe en el que se sugería que China estaba desarrollando sofisticados puestos de vigilancia en la isla caribeña de Cuba. Los gobiernos estadounidense y chino descartaron rápidamente la noticia, ya que ninguno de los dos países deseaba una crisis mayor en Cuba en medio de unas relaciones ya tensas.
Es probable, sin embargo, que China y Cuba sigan acercándose por razones geopolíticas. Estados Unidos desempeña un papel importante en el patio trasero de China –Taiwán y el Mar de China Meridional– y China está demostrando que puede hacer lo mismo con Cuba. Cuanto más profunda sea la implicación china en Cuba, más complicado será el panorama geopolítico, lo que reforzará la opinión entre los responsables políticos de Pekín y Washington de que las dos potencias están inmersas en una nueva Guerra Fría en la que Cuba podría convertirse en un punto álgido. (…)
Las acciones de China en Cuba repiten el enfoque estadounidense en Taiwán y el Mar de China Meridional. Asimismo, la posible presencia de China en Cuba crea potencialmente una amenaza estratégica para Estados Unidos, al poner en peligro cadenas de suministro, puertos y otras instalaciones críticas en caso de conflicto sobre Taiwán.
También existe un atractivo diplomático en el acercamiento a Cuba. China se ha beneficiado del apoyo cubano en foros internacionales, como las Naciones Unidas. En 2020, Cuba redactó la declaración conjunta en nombre de 45 países «en apoyo de las medidas antiterroristas y de desradicalización de China en Xinjiang».
Cuba se beneficia significativamente de su conexión con China. Aunque China no ha realizado grandes inversiones en Cuba como en otros países latinoamericanos, sigue siendo un socio comercial clave y desempeña un papel en los proyectos petroquímicos y de infraestructuras del país caribeño. También compra zinc y níquel cubanos, materiales fundamentales para la transición energética mundial. En 2024, China envió alimentos y equipos médicos a la isla, ambos escasos.
Pekín también ha ayudado a La Habana a mejorar la supervisión de la población. Empresas chinas como Huawei, TP-Link y ZTE construyeron la red de telecomunicaciones de Cuba, que el gobierno cubano utiliza para controlar a su población. En 2021, cuando la isla estalló en protestas generalizadas provocadas por las terribles condiciones económicas, el gobierno cubano utilizó tecnología china para cerrar Internet en el país, obstaculizando la capacidad de comunicación de los manifestantes.
De cara al futuro, si las relaciones entre EEUU y China siguen deteriorándose, China podría verse tentada a acelerar su compromiso con Cuba, incluida la prestación de una mayor asistencia económica y una cooperación militar más estrecha.
Concluye el autor con una lamentable verdad: la relación China-Cuba será un reflejo de la relación entre los Estados Unidos y China. Es un triángulo del que por desgracia la Isla no podrá escapar, al menos mientras el régimen castrista exista.
DAGOBERTO VALDÉS
4-CUBA: ENTRE LA AGONÍA, LA GERMINACIÓN Y EL “HILO QUE NOS UNE”
Hay que leer -y oír- a Dagoberto Valdés, siempre alerta, presente y preocupado por el acontecer en la Isla. Su voz es siempre pedagógica y una vez más lo demuestra en una nota publicada en Convivencia, ese medio dispuesto a servir, desde una visión centrada en el humanismo integral, a lograr la liberación definitiva de nuestra tierra. Veamos un resumen de una nota reciente:
“Yo no creo que mi tierra esté muerta.
Está esparcida por el viento,
y anda, en esta hora de agonía,
por los pueblos y por el mar.
Pero hay un hilo misterioso que a todos nos sujeta a la tierra querida
y será bello de ver el día en que, a un tiempo,
con la maleta entre las alas, vuelvan al nido todas las palomas”.
José Martí. Carta a Rodolfo Menéndez. (O.C. Editorial Ciencias Sociales, t. 20, p. 348)
La increíble vigencia de José Martí, el verdadero, recordado por el padre Lester, un fraile dominico cubano, amigo y hermano, de la familia de Fray Bartolomé de las Casas y Fray Antonio de Montesinos, me ha conmovido y confirmado en mi esperanza que no es ilusoria, ni utópica, sino realista.
Los que me conocen o me leen saben que no descanso en decir y vivir que Cuba es una noble y única nación formada por dos pulmones: la Isla que respira, resiste y resucita aquí cada mañana; y el otro pulmón: la Diáspora esparcida por todas las latitudes y crecida a lo largo de todos estos 65 años.
Esa Diáspora, siempre creciente, como el mar que nos rodea va en olas: exilio histórico, desterrados, marielitos, balseros, los de las rutas, las selvas y los ríos, los sepultados en el Estrecho de la Florida, los que decidieron irse por los mares, los vientos, los emigrados, cuya causa profunda es la misma de todos: escapar, no de su tierra, no de su cubanía, no de sus raíces, no de sus familias, no de su Iglesia y su barrio, sino del régimen que ha convertido la unidad predicada en desintegración obligada, por la vida invivible, por la agonía inacabable, por la muerte lenta. Es el sistema, no Cuba, el que muere.
Es por ello que quiero compartir con ustedes esta certeza de José Martí, que escribe desde Nueva York, el 26 de junio de 1889 una carta a un amigo editor de la revista Escuela Primaria. En la misma misiva le presenta el primer número de La Edad de Oro que define como “empresa del corazón”. En la carta dice Martí:
“Yo no creo que mi tierra esté muerta. Está esparcida por el viento…”
5-Primera ley del castrismo: si algo funcional mal, seguro puede empeorarse
Destaca Rafaela Cruz, en Diario de Cuba, que si el Ministerio de Agricultura concediera 100 pesos de crédito por cada plan, medida, resolución, orden, estrategia, ley o convenio que elabora, los campos cubanos no serían hoy sabanas de marabú.
Un campesino cubano arando la tierra con bueyes. Diario de Cuba
La realidad es que el castrismo ha ahogado siempre al campo. Las posibles iniciativas de emprendimiento siempre fueron bloqueadas por una burocracia enemiga de la libertad de empresa que siempre buscó robarse lo poco o mucho generado por el esfuerzo de los agricultores. Destaca Cruz:
“aunque teóricamente privada en gran parte, la agricultura cubana, ahogada en socialismo, no pudo generar un mercado de tierras que aglomerase la base productiva en los proyectos más eficientes; tampoco pudo decidir qué cultivar, ni vender a quien quisiera a precios voluntariamente acordados. Mucho menos, abastecerse de una cartera competitiva de proveedores o aceptar inversión extranjera, ni soñar con importar o exportar directamente. Y así, una lista enciclopédica de limitantes, prohibiciones y obligaciones que constituyen un descarado abuso de ley para, desde el Estado, robarse el fruto del trabajo agrícola, quizás la labor más fatigosa del mundo… aparte de mirar atentamente una retransmisión de un discurso de Fidel Castro.
Y no solo se cerraron para los empresarios privados del campo todas las puertas, verjas y talanqueras que podrían permitirles alimentar al país y prosperar; para colmo, con demasiada frecuencia el Estado ni siquiera les paga en tiempo y forma, impidiéndoles capitalizar e invertir, inversión también obscenamente desatendida desde un Gobierno que ha llevado al agro cubano, después de siglos de crecimiento casi lineal, a una quiebra forzada, malévolamente dirigida desde el Ministerio de la Agricultura”
Para colmo, hay una nueva normativa donde una vez más les dicen a los empresarios agrícolas cubanos qué es lo que deben sembrar, cómo, dónde, a quién vendérselo, que los supedita al plan económico del Estado. Concluye la nota de Rafael Cruz afirmando que
“es una vuelta de tuerca hacia la izquierda para un campo cubano ya intoxicado del peor herbicida conocido: el estatismo. ¡Boniatos sí, socialismo no!”
Marcelino Miyares, 23 de septiembre 2024