Opinión

Significados de las Exportaciones Venezolanas

José Antonio Gil Yepes:

Las exportaciones venezolanas se pueden clasificar en dos grandes categorías: Rentistas y No Rentistas.

Las exportaciones rentistas provienen de grandes reservas de recursos naturales y su costo de producción es mucho menor que el precio de venta en los mercados internacionales. Entre estas exportaciones se ha destacado el petróleo. Le siguen el hierro, sus reducciones y acero, más bauxita y aluminio, aunque en montos modestos. Recientemente, el gobierno está impulsando el oro y otros minerales metálicos (cuyas estadísticas no conocemos) para compensar la caída del ingreso petrolero. Las exportaciones rentistas presentan pocas transformaciones e incluso se exportan como materias primas; generan pocos empleos, aunque bien pagados; cuando la explotación es bien manejada. La ganancia es muy grande. Involucran a pocos actores, y le otorgan a quien las controla un gran poder, económico y político.

En todas, predomina la propiedad del Estado sobre los yacimientos y el control sobre las empresas que los explotan. Los impuestos que las pechan son muy altos, lo cual frena la inversión privada, como es el caso de la Ley de Hidrocarburos. Estos rasgos hacen que el gobierno pueda recabar un porcentaje muy alto de sus ingresos fiscales de sí mismo y de pocos actores; que no dependa del éxito del sector empresarial para generar ingresos fiscales; y que pueda repartir la renta entre sectores poco productivos que se convierten en dependientes de dicho reparto. Así, los gobiernos han generado inflación porque el circulante supera lo que el país produce; le han echado la culpa al empresariado y recurrido a los controles de precios, en vez de controlar su propio gasto y promover más inversión privada. De esta manera han aplicado políticas económicas que perjudican la inversión, producción, exportaciones, empleos y salarios y, a pesar de tal despropósito, han logrado que las mayorías voten por ellos. La peor de esas “políticas” ha sido que quienes han controlado el Estado se han erigido por encima del resto de los sectores. Con ese poder, han aplicado políticas, como la sobrevaluación del bolívar, el centralismo político-administrativo, controles de precio y de cambio, para evitar el empoderamiento de otros sectores y de las regiones.

La concentración de exportaciones en actividades rentísticas ha generado la “Enfermedad Holandesa”, perjudicado la diversificación y estabilidad macroeconómica, la diversificación de las fuentes fiscales y de divisas y, por ende, limitado el pluralismo y la democracia porque el gobierno se autofinancia y se hace sordo a las necesidades de las actividades privadas. Con el título de uno de mis libros, Poder, Petróleo y Pobreza, quise significar que la renta ha sido mal utilizada para repartir y controlarnos, y no para producir, enriquecernos a todos y hacernos más democráticos.

Las exportaciones no rentistas de Venezuela son producto de las transformaciones de materias primas, insumos e ingenio local: acero, aluminio, plásticos, chocolates, cafés premium y cacaos finos, alimentos procesados, rones, camarones, cangrejo azul, frutas tropicales, pescados y productos farmaceúticos y servicios de transporte marítimo, turísticos y financieros. Generalmente, pero no siempre, presentan un alto valor añadido.

Si diversificaramos nuestras exportaciones, seríamos una sociedad no sólo más estable macroeconomicamente y de mayor crecimiento y menos pobreza, sino también mucho más pluralista y democrática.  Pero eso no lo han querido los políticos que han gobernado a Venezuela porque verían reducida su cuota de poder. Si AD y Copei no hubiesen cometido el error de mantener a raya el poder del sector empresarial, los empobrecidos no los hubieran removido con el voto ni estaríamos metidos en este berenjenal, que comenzó cuando CAP II trató de cambiar el modelo y, por ello,  AD y Copei le revocaron el mandato.

Para diversificar las exportaciones, necesitamos democratizar el capital de las empresas del Estado que acaparan los recursos naturales, pero no exportan por estar mal gerenciadas. Necesitamos desmontar, progresivamente, la sobrevaluación del bolívar porque abarata artificiosamente las importaciones va contra de nuestra producción, empleos y salarios. Necesitamos desmontar el contrabando; los ilícitos aduaneros (que huelen a podrido); y conseguir que la Guardia Nacional, el SENIAT y el Cuerpo Diplomático apoyen a los exportadores. En la coyuntura, se necesita cambiar la política antiinflacionaria basada en restringir la liquidez y, con ello, el crédito, la inversión, el empleo, los salarios y el consumo, por una política que promueva la oferta privada para cubrir el consumo nacional y las exportaciones.

La clave para levantar las exportaciones no rentistas es construir confianza gobierno-empresa a través de la convocatoria de Grupo Programadores Mixtos; como los que tuvieron éxito en los años 60 bajo el proceso de Planificación Democrática. Entonces la democracia era débil y los gobernantes necesitaban el apoyo de empresarios y trabajadores. La idea central es ponernos de acuerdo, cooperar. Es decir, nuestro problema es sociopolítico, no de dinero, de infraestructuras ni de sanciones. En este tema, todos tenemos que aportar, pero los políticos han tenido la sartén agarrada por el mango.-

@joseagilyepes

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