Álvaro Pombo gana el Premio Cervantes 2024: «Dios es una evidencia de los pueblos y también para mí»
Resumimos en 15 ideas breves el pensamiento de este heterodoxo escritor católico
«Echo de menos hoy en día hablar con alguien cristiano. No con alguien piadosito que reza mucho, hablo de una poderosa tradición. Me cuesta trabajo no ver el mundo con ojos cristianos», dice Pombo.
El jurado acaba de otorgar al escritor Álvaro Pombo García de los Ríos, de 85 años, el Premio Cervantes 2024. Entre las razones para concedérselo está «su extraordinaria personalidad creadora, su lírica singular y su original narración. A su notabilísimo nivel como poeta y ensayista, se une el ser uno de los grandes novelistas de nuestra lengua que indaga en la condición humana desde las perspectivas afectivas de unos sentimientos profundos y contradictorios«.
Nacido en Santander en 1939. Es Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid y Bachelor of Arts en Philosophy por el Birkbeck College de Londres. Además, es miembro de la Real Academia Española de la Lengua desde 2004. El autor cuenta con una extensa trayectoria, con casi medio siglo de publicaciones, entre novelas, relatos, artículos en prensa, ensayos y libros poéticos.
Entre sus obras destacan, entre otras, Protocolos (1973), Variaciones (1977), Relatos sobre la falta de sustancia (1977), El parecido (1979), Hacia una constitución poética del año en curso (1977), El héroe de las mansardas de Mansard (1983), El hijo adoptivo (1984), Protocolos para una rehabilitación del firmamento (1992), Aparición del eterno femenino contada por S.M. el Rey (1993), Donde las mujeres (1996), Vida de San Francisco de Asís. Una paráfrasis (1996) o Un asalto a la idea de Dios (2022).
Un fondo espiritual cristiano
Homosexual que detesta lo LGTBI, el Orgullo y el matrimonio homosexual, Pombo se ha definido como «católico no practicante». Aunque, si algo ha estado presente en su vida y en su literatura ha sido la idea de Dios. «Debo aclarar ante todo: mi experiencia católica es infantil y primaria», aseguró en una entrevista, mientras, en otra, reconocía: «Yo he sido un bohemio y una calamidad toda la vida, sin duda. Pero eso es compatible con estar bien con Jesucristo. Echo de menos hoy en día hablar con alguien cristiano. No con alguien piadosito que reza mucho, hablo de una poderosa tradición. Me cuesta trabajo no ver el mundo con ojos cristianos«.
[El periodista Vidal Arranz, en el portal VozPopuli, charló con Álvaro Pombo en abril de 2022 y hablaron en profundidad sobre Dios, la liturgia… o el poder del mal].
-«Creo que el tema de Dios es de gran actualidad. Inactuales son los agnósticos, me parece a mí. El tema de lo sagrado y lo divino, y por tanto el tema de Dios, y el cristianismo, es una cosa muy seria. Esto no quiere decir que yo sea un devoto o un beato practicante, pero hay una especie de fondo espiritual cristiano en mis libros y en mi obra».
-«Vivimos en un país laico donde no se habla de Dios y que no tiene prácticas religiosas. Eso es verdad. Pero también es cierto que mucha gente se casa por la Iglesia, bautizan a sus hijos y entierran a sus muertos con ritos religiosos aunque, al mismo tiempo, viven como si Dios no existiera«.
-«Desde nuestros antepasado más remotos, lo sagrado está presente en la conciencia humana. No hablo necesariamente de Nuestro Señor Jesucristo, sino de lo sagrado».
«Lo que yo creo es que Dios es una evidencia de los pueblos y personalmente también es una evidencia para mí», comenta el escritor cántabro.
-«Lo que yo creo es que Dios es una evidencia de los pueblos y personalmente también es una evidencia para mí. Vivimos en un mundo en el que nadie tiene culpa de nada. ‘Yo no he sido’ es la frase que mejor lo define».
-«La conciencia de Dios evita la banalidad. También la banalidad del mal. Porque es muy complicado fundar la ética y el horizonte religioso aporta a la ética, a la filosofía moral, un ángulo importante. No se trata de beaterías, o de ir a misa. Se trata de la presencia de aquello que nos trasciende. El alma del hombre se orienta hacia el misterio, hacia aquello que está más allá de él. Y ese es Dios. Tenemos a Dios encima como una montaña, que es un modo bíblico de designar a la divinidad. Pero es inaccesible, que quede claro. No es que sepamos nada. Sabemos muy poco de todo, pero de lo que menos sabemos es de ese Dios que, sin embargo, es una montaña por la que ascendemos. Esa es la idea».
-«Sería muy cómodo que Dios proporcionara estabilidad al mundo, pero no caerá esa breva. Dios no es un comodín, ni es el relojero del mundo. Dios no resuelve problemas».
-«Estoy muy interesado en las vidas de santos y he escrito una sobre San Francisco de Asís. Y cuando lees sus vidas ves que no es cierto eso de que ‘quien a Dios tiene, nada le falta’. ¿Cómo que no, si a muchos les falta absolutamente todo? ‘No tengo ni donde reposar la cabeza’, decía San Francisco de Asís. Pues igual que el crucificado. Pero esa desnudez del alma es importantísima en la vida del místico y del hombre profundamente religioso. El hombre profundamente religioso no tiene por qué tener una sensación confortable. Puede tener una visión muy trágica del mundo y de la existencia».
-«Hay que tener cuidado. No hay que servirse de la religión como de un vademécum. La religión no es un prontuario. No es ‘Quince maneras de ser bueno’. No. La religión no es eso. La religión cristiana es un asunto muy importante: ‘Busca el reino de Dios y su justicia y lo demás se te dará por añadidura’. O no, cabría añadir. A lo mejor se te da, y tienes que estar agradecido, pero a lo mejor no. Hay mucha gente que no ha tenido la añadidura. Hay que saber incluir el fracaso existencial, nuestros fracasos, dentro de una experiencia profunda de lo divino«.
-«Hay un talante religioso y un talante cristiano. Pero ese talante no debe considerarse tampoco una especie de talismán. Es verdad que existe, en los buenos cristianos, pero hay que tener cuidado con esas cosas. No podemos decir: ‘si lo tienes, estarás bien’. Todos tenemos dificultades que son insolubles, y aspectos que no resolvemos de nuestra vida y que nos morimos sin resolver. ¿Cómo confiar en Dios cuando todo se te ha venido abajo? Estos días me pregunto cómo podrán los cristianos ortodoxos de Ucrania confiar en Dios cuando se han quedado con lo puesto y les han echado de sus casas. ¿Confían todavía en Dios? Pues a lo mejor sí, pero es una confianza muy espiritual, y muy especial«.
-«Los rituales sirven para recordarnos que la cotidianidad no lo es todo. El rito bautismal, por ejemplo. Echar agua por encima de la cabeza del recién nacido no es banal; es importante. En Valladolid tenéis la Semana Santa ritualizada y eso es importante. Pero tiene que serlo de dentro a afuera, no de fuera hacia adentro».
-«La liturgia tiene que estar llena de sentido. La liturgia puede ser una cosa devota, bonita, confortable, que nos hace sentir bien, si te gusta. Pero ¿hay realmente un movimiento del alma hacia lo inaccesible? No lo se. Es un asunto que no tengo resuelto. Dios no está presente sin más en el mundo. Hay que hacerle presente. Y eso es lo que yo le pido a lo religioso».
-«Cuando rezas himnos tan importantes como el Salve Regina tienes que saber lo que dices. Tienes que reactivar en tu conciencia y visualizar lo que estás diciendo. Si no, lo dices todo de memoria, como el teorema de Pitágoras «.
[En febrero de 2022, con motivo de la publicación de su obra La ficción suprema, el escritor concedió una entrevista a Jesús Fernández Úbeda, en Libertad Digital, en la que toca temas como el de la fe en la historia, Cristo o el demonio].
-«El asunto es que Dios ha estado presente en la contienda de los seres humanos, Dios en abstracto, desde el principio de los tiempos. No es el dios decimonónico de las iglesias del Sagrado Corazón de Jesús: es una presencia, un objeto cultural profundo, inmanente a la conciencia humana. De alguna manera, sin Dios se achica la idea que tenemos de nosotros mismos. Dios no es el opio del pueblo: Dios está en el corazón del pueblo. No es el opio que te atonta, sino un corazón que te ilumina, una luz».
Momento en el que se anuncia el Premio Cervantes para Álvaro Pombo.
-«Jesucristo es Jesús de Nazaret, una figura muy atractiva desde el punto de vista de la imaginación. Así como Dios es una figura distante, Jesús de Nazaret es una figura muy atractiva. Es el Dios que se hizo hombre, la encarnación del Verbo. Pero si prescindimos un poco de teología, de formulaciones teológicas, y decimos que era un hombre que fascinó a su generación, a su tiempo, y que dejó una huella de bondad, es una figura poéticamente muy potente. El cristianismo se llama así por Cristo, y me parece que en Occidente es difícil liberarse, entre comillas, del cristianismo. Estamos inmersos en una cultura profundamente cristiana, con un importante componente pagano también».
-Sobre si el mal es más divertido que el bien, concluye: «No me lo parece. El Bien es una cosa espléndida. El Bien es muy difícil de ver. El Mal lo encontramos por todas partes. ¿Divertido? El Mal es saltón, se te echa encima. Ahora, el Mal es el Bien. ‘Qué bien matar a este’. ¿Cómo que qué bien? ¡Qué mal! Lucifer, el Mal personificado, es un transformista».-