Cepal, globalización y retos
El impacto más inmediato de la globalización en el sentido común, es que estamos en un nuevo proceso histórico central y cambio de época caracterizado por profundas transformaciones estructurales
Jesús Mazzei:
El tema de la globalización es recurrente y apasionante, recientemente varios acontecimientos marcarán el devenir internacional en los próximos meses, lo cual me permite compartir con los amigos lectores algunas ideas ya vertidas en este diario sobre este tema que no es una moda intelectual o política.
Por un lado, un escenario para y sobre el debate constante de ideas, si estamos en un momento de estatus quo de la globalización, o en una nueva fase del proceso de globalización, esto viene como consecuencia de los que ha significado las consecuencias de la pandemia del COVID-19, que ha sido una crisis sanitaria de dimensiones globales y por la otra, dos hechos en la dimensión militar del proceso de globalización, si asumimos que esta es una tendencia y proceso, multidimensional de esta conceptualización de la realidad internacional.
En efecto, un hecho político-militar, como la invasión rusa a territorio ucraniano, hace casi mil días de guerra, la Guerra de Israel contra los diversos grupos terroristas de Hamás y el grupo chi, libanes Hezbolá, que han supuesto un debate en varios principios sobre la guerra y la política, y la ponen en entredicho son ellos: la relación ofensiva defensiva, el centro de gravedad y el punto culminante de la victoria, que supone un cambio en las reglas en el orden geopolítico mundial y graves repercusiones en el mundo militar y de carácter estratégico y no menos importante; además, la reciente la decisión de FED de los Estados Unidos de mantener las tasas de interés, y aparentemente esperar a inicios del año que viene, tendrán un impacto significativo en la economía mundial a corto y mediano plazo: en los intereses del pago servicio de la deuda, reflujo de dólares a la economía norteamericana y una desaceleración de la economía estadounidense en el corto plazo y sus efectos en la investidura del nuevo presidente Donald Trump, entre otros efectos a mediano y largo plazo. Y a sabiendo y teniendo la certidumbre del resultado electoral de los Estados Unidos, que nos da una imprevisibilidad de cómo será la actuación de la primera potencia mundial, en un mundo diferente al del 2017 o sí ello es ápice para saber cómo será el Donald Trump en un nuevo mandato globalmente y regionalmente.
Estamos en mi modesta opinión; en lo que Carlota Pérez definió hace unos años, un intervalo de reacomodo desde todas las dimensiones posibles desde lo económico, lo financiero, lo comercial, lo social lo político, en fin; en un momento de cambios que definirán las próximas oleadas de la globalización en las décadas por venir. El nuevo ciclo que aquí se abre da lugar a un debate en curso sobre la crisis de la globalización, el desarrollo de una post-globalización (es decir una globalización que sigue en desarrollo, pero con nuevas características que hacen a una nueva fase posterior), o una desglobalización, de una post-globalización con rasgos diferentes, de una globalización alternativa a la asociada al orden internacional liberal con la emergencia de nuevos focos de dinamismo económico en diversas regiones, de globalizaciones alternativas (la irrupción de líderes populistas antiglobalizadores, una derecha pos-liberal).
Si unimos a ello al debate la posición de la Cepal en un estudio reciente y hago una cita extensa expresa lo siguiente”… Hoy en día se desconfía de la interdependencia, que se considera llena de riesgos. El término “seguridad”, que en el período de la posguerra había estado asociado sobre todo con los temas militares, en la actualidad se aplica a la seguridad alimentaria, la seguridad energética, la seguridad de las cadenas de suministro y las industrias estratégicas de alta tecnología. Predominan las estrategias de reducción de la dependencia de socios comerciales considerados no alineados con los propios intereses. Todo esto se traduce en una transición hacia nuevas reglas del juego para el comercio, la inversión y la globalización. La redefinición de la globalización y de sus reglas del juego se puede resumir en los siguientes elementos principales: Las transformaciones en el entorno internacional presentan retos y oportunidades para la estrategia de desarrollo de América Latina y el Caribe, el comercio total de bienes y servicios como porcentaje del producto interno bruto (PIB) mundial mostró un acelerado crecimiento entre mediados de la década de 1980 y 2008. Entre 2009 y 2022 tuvo varios períodos de caídas y recuperaciones, y no fue sino hasta 2022 que superó ligeramente el nivel registrado en 2008, Segundo, la geografía de las cadenas globales de valor se ha modificado y, tanto en los Estados Unidos como en Europa, se observa el acortamiento o deslocalización cercana (nearshoring) de dichas cadenas, así como el propósito de aumentar la capacidad de fabricación nacional (reshoring) y de establecer nuevas cadenas de suministro entre socios extranjeros alineados con los intereses propios (friendshoring). Tercero, la política industrial basada en subsidios de gran escala, que fue relegada ampliamente durante el período de hiperglobalización y del consenso de Washington, ha retornado en las economías desarrolladas de occidente y es un factor central en la política económica china.
Esta política es acompañada de manera creciente por subsidios y políticas proteccionistas comerciales tecnológicas entre las grandes potencias comerciales. Cuarto, tras la crisis financiera internacional de 2008-2009 se inició un proceso encaminado a reformar las reglas de la tributación corporativa internacional. Su objetivo es reducir la erosión de la base tributaria y el traslado de ganancias a jurisdicciones con mecanismos tributarios favorables para las empresas multinacionales, pero que no corresponden a la localización de la actividad económica que generó las utilidades. Estas modificaciones limitan algunos de los espacios tradicionales para la política pública, como los incentivos fiscales para fomentar la inversión y atraer inversión extranjera directa (IED). Quinto, en las últimas décadas el mundo ha sido testigo de acelerados cambios tecnológicos que han transformado de manera profunda las dinámicas económicas, sociales y políticas. Las nuevas tecnologías han tenido un profundo impacto económico y social, han transformado sectores enteros y han creado nuevas oportunidades de crecimiento y desarrollo. Las transformaciones tecnológicas no solo tienen la posibilidad de impulsar el crecimiento económico basado en una mayor productividad, sino que también crean un entorno que facilita la convergencia hacia economías más desarrolladas, al mejorar significativamente las condiciones de vida de la población. Sexto, la rivalidad tecnológica e industrial entre las principales economías del mundo se ha agudizado, y ya no tiene solo connotaciones económicas sino también de seguridad nacional. Esta rivalidad ha pasado de las declaraciones políticas a las restricciones concretas en la exportación de productos y tecnologías estratégicas, así como al uso de tecnologías producidas por los rivales estratégicos. Séptimo, el cambio climático impone costos y consecuencias económicas y sociales cada vez mayores, particularmente a los países en desarrollo y a los más vulnerables a ese cambio, que son los que tienen menos recursos y capacidad para enfrentarlos. El proceso de redefinición de la globalización plantea desafíos para la región, por ejemplo, cómo competir en la atracción de IED y estimular la inversión nacional en sectores clave; cómo navegar los conflictos geopolíticos y comerciales desde una perspectiva que privilegie los intereses y los imperativos de la región; cómo compatibilizar las aspiraciones de desarrollo tecnológico y El aprovechamiento de los retos y las oportunidades que presenta la redefinición de la globalización no es automático, sino que requiere emprender profundas transformaciones en el patrón de desarrollo de la región. América Latina y el Caribe ante las trampas del desarrollo… – Síntesis productiva con el potencial desacoplamiento tecnológico entre bloques, y cómo maximizar las oportunidades comerciales y de atracción de IED con los diferentes bloques. Este proceso también ofrece grandes oportunidades para el desarrollo de los países de América Latina y el Caribe, pero su aprovechamiento no es automático: requiere no solo políticas de atracción de inversiones sino también políticas de desarrollo productivo, tema que se aborda en los siguientes capítulos de este documento…”
En ese sentido, además, cobra siempre actualidad para ubicarnos en el concepto de globalización, para tenerla presente, la definición que nos ofreció en forma lucida hace unos veintisiete años el politólogo Luciano Tomassini que goza de una sólida perspectiva, y estimo, es una de las que tiene mayor consenso en la comunidad académica y enmarca un carácter dinámico de la tendencia y proceso; el cual lo refirió como: “… un proceso de difusión de ideas, valores, formas de producción y de comercio, procesos y productos, diseños organizativos y formas de conducta, a través de las fronteras nacionales. Un proceso, por lo tanto, que está conduciendo a una creciente articulación e interdependencia de todas las sociedades…”. Añadiría, aún más, por las interconexiones e interrelaciones que produce la globalización. Esto hoy enfrenta un gran desafío.
Además de lo anterior, el paso a una sociedad globalizada, como la del presente, tiene una diferencia sustancial con anteriores procesos globalizadores, el cual ha evolucionado dentro del sistema capitalista industrial y el componente actual diría fundamental, que caracteriza este sistema globalizado, es el conocimiento intensivo. También está su complejidad y multidimensionalidad, por la pluralidad de relaciones que se dan entre sus componentes, por la pluralidad cuantitativa de sus diversos componentes, esto es sus diversas dimensiones y las relaciones que se dan entre lo interno y externo de las relaciones entre los estados, actores individuales, corporaciones, etc.
Aún más, la pandemia, puso en la palestra la dimensión de salubridad y la fragilidad que tiene la condición humana desde el punto de vista de lo sanitario y el poder de contención al contagio masivo del virus originario desde China y en otro orden de ideas, desde el punto de vista militar, las consecuencias del apoyo logístico, de equipamiento y de soporte de inteligencia que tiene el ejército ucraniano, por parte de occidente tiene como consecuencia en la no conclusión del conflicto militar, que junto con la propia naturaleza de qué guerra están haciendo, los ucranianos está reconduciendo globalmente el hacer la guerra en el futuro y su impacto en los estudios militares y estratégicos del futuro. Tres conceptos están en entredicho hoy: El punto culminante de la victoria, el centro de gravedad y la relación entre la ofensiva y la defensiva en la guerra, que esta es de otra naturaleza.
En tal sentido, el ritmo de crecimiento de sus PIB, el valor de los productos simbólicos, la producción localizada en diferentes áreas, con una integración horizontal de las diferentes organizaciones multinacionales y complejos estatales y no estatales y empresariales, plantean un sistema internacional con diferencias sustanciales y se entrelaza con proceso anteriores que son diferentes son ellos: la internalización y la transnacionalización y una probable deslocalización de industrias y cadenas de suministro y de valor. Hay tres tendencias en lo político, en el aumento de la comercialización de los servicios punta de lanza de un nuevo capitalismo y la reconfiguración de las cadenas de valor.
En ese sentido, el impacto más inmediato de la globalización en el sentido común, es que estamos en un nuevo proceso histórico central y cambio de época caracterizado por profundas transformaciones estructurales, en los presupuestos, criterios, y certezas básicas, en los paradigmas a partir de las cuales organizamos nuestra existencia individual y colectiva para actuar en el mundo, visualizando la construcción de nuestra subjetividad individual y colectiva en un proceso de interacción e interrelación compleja con los sistemas sociales y naturales que conforman el planeta, es un proceso multidimensional.
Por tal razón, consideramos a la globalización, efectivamente un proceso multidimensional caracterizado a mi entender por seis vertientes principales interrelacionadas: La militar, económica con sus dos subdivisiones: la financiera y la comercial, la comunicacional/cultural, la científica,/tecnológica, la ecológica/ambiental, la sanitaria y por última, la política que por ser la última no es la menos importante, es sí la determinante de las relaciones internacionales actuales y el rol de los estados en la estructura internacional y de los diversos actores políticos que la componen internamente y su relación dialéctica con su pares en otros lados de esa estructura nacional y subnacional (la sociedad civil y la política).
Para algunos estudiosos de la globalización, ella surge en el siglo XV, por lo cual no es nuevo, hoy en la era contemporánea ha cambiado la distribución del poder, las reglas de su funcionamiento, el carácter de frecuencia, complejidad y dimensión de las interacciones, y por último, la capacidad relativa de orientar los procesos, ejemplo de ello, el rol de los diversos actores transnacionales que muchas veces poseen mayor capacidad que algunos Estados, en orientar en su beneficio las acciones estratégicas emprendidas. Para los estudiosos ha habido cinco procesos globalizadores.
De hecho, algunos autores hablan del paso de una sociedad globalizada segmentada a una sociedad global integradora y más equitativa, que está por verse. Se ha abierto pues, el debate de hacia dónde vamos, por esta doble crisis: la pandemia y la guerra de Rusia-Ucrania y la situación en el Medio Oriente. La interrogante es si la globalización es un ocaso, creo que no.
La globalización postpandemia adquiere un carácter más duro, con mayor importancia de la dimensión económica y particularmente de la militar y un retroceso de la dimensión blanda. En el último año crece notablemente la presencia de Rusia, China y la India, y cae la de Estados Unidos (EEUU) y la de los principales países europeos. El valor agregado de presencia global de los países del denominado sur global ha crecido en los últimos años, mientras que el de los países del norte se ha estancado o incluso descendido. Pero la brecha entre ambas agrupaciones es todavía considerable y similar a la existente a mediados de los años 90, como lo afirman los analistas expertos en globalización, también en un estudio reciente, Alejandro Álvarez Tobón y Manuel García Santos del Instítuto Real Elcano, y reafirman,” Esta recuperación se produce por el fuerte crecimiento de la dimensión militar, muy condicionado por el despliegue de tropas rusas en Ucrania y la tendencia de remilitarización de países asiáticos. En el contexto inflacionario de la energía y bienes primarios crece también la dimensión económica y sólo muy tímidamente la dimensión blanda. Hay que tener en cuenta que, con los datos considerados para esta edición, no se registra todavía la recuperación del turismo internacional, limitando notablemente el crecimiento de la dimensión blanda. Aun con ello, entre 2022 y 2023 todos los países incrementan el número de turistas recibidos, a excepción de China, Ucrania y Camerún, aunque todavía mantienen niveles inferiores al estallido de la pandemia…”. Hoy la Globalización se ha tornado más dura y la dimensión predominante es la militar.
Finalmente, de acuerdo al estudio de Presencia Global del año 2023, Venezuela, ocupa el puesto 75, con un porcentaje del 16,8%, muy inferior al logrado en los años 90, variables gracias a la fortaleza de su industria petrolera e inversiones en el exterior, desde el punto de vista financiero y comercial, su tejido industrial hoy disminuido en 80%, que la ubicaba entre las primeras 5 economías latinoamericanas y otras como cultura ciencia, turismo, migración, donde tenemos índices de un completo retroceso. Estamos en un momento de reacomodo, veremos cómo inciden al mediano y largo plazo estas tendencias de la Presencia Global, por cierto, para los que hablan del declive de los Estados Unidos, ocupa un primer lugar, muy lejos de China y entre las primeras 20 países, la mayoría son economías capitalistas desarrolladas, europeas y asiáticas, muy lejos de las visiones apocalípticas de los marxistas desubicados histórica y analíticamente, en los años 70.
En conclusión, como afirma la Cepal…” En la década de 1980, como resultado, por una parte, de la combinación de avances en las tecnologías de la información y el transporte y, por otra, del inicio de “la gran liberalización”, comienza un período de creciente y acelerada integración de la economía mundial, que comprende: • Un incremento de la importancia del comercio internacional en relación con el PIB mundial. • La transformación de los flujos internacionales de capital, tradicionalmente dominados por los préstamos y la ayuda oficial, y en los que la inversión extranjera directa (IED) adquiere una importancia creciente. • La reorganización geográfica de las cadenas de valor, que tanto en su componente físico (manufactura) como en el de servicios (desde el uso de centros de llamadas hasta los procesos de diseño, investigación y desarrollo) pueden ahora desagregarse en componentes discretos, cada uno de ellos en la ubicación geográfica que resulte económicamente más conveniente. • Un incremento de la participación del comercio de bienes intermedios en el comercio total, por lo menos para los países con mayor participación en las cadenas globales de valor. Como resultado de este proceso, un conjunto importante de actividades de manufactura se traslada desde los países avanzados hacia países en desarrollo. Al mismo tiempo, zonas industriales tradicionales en los países desarrollados ven disminuir el número de empleos bien remunerados y estables que no requieren estudios universitarios.
En muchas ocasiones estos puestos de trabajo estaban concentrados geográficamente, de manera que su eliminación tuvo impactos sobre regiones enteras y no solo sobre ciertos grupos demográficos. Ya desde la década de 1990, se observaba cierto descontento con la globalización. En 1997, Dani Rodrik publicó su libro titulado «Has Globalization Gone Too Far? Posteriormente, en 2002, Joseph Stiglitz publicó su libro El Malestar con la Globalización. Lo sucedido durante la famosa Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Seattle en 1999 hizo evidente que el propio malestar con la globalización también se había globalizado. Allí, miles de activistas protestaron contra este fenómeno de diversas formas: sindicatos que se quejaban sobre los efectos en el desempleo y la pérdida de industrias, y ambientalistas que señalaban los daños al medio ambiente, la proliferación del plástico, la pérdida de biodiversidad, la pesca sin controles y el daño a los delfines y las tortugas, entre otras cosas. Todos protestaban contra una globalización cuyas reglas se percibían al servicio de las grandes empresas multinacionales y del poder corporativo, y no de los pueblos y del planeta. La hoja de balance del período que Dani Rodrik llamó “hiperglobalización”, de los años ochenta al 2010, aproximadamente, tuvo grandes factores positivos. Se registró un crecimiento de la inversión y del comercio internacional, acompañado de una enorme reducción de la pobreza a nivel mundial, la creciente incorporación de la mujer en el mercado laboral y la coincidencia con una aceleración de la revolución tecnológica. No obstante, también surgieron tendencias negativas que dieron lugar a un gran descontento: i) un gran incremento de la desigualdad, tanto en países desarrollados como en desarrollo; ii) la aceleración de la desindustrialización prematura; iii) un incremento de las vulnerabilidades y fragilidades, en particular de los países en desarrollo, y iv) una gran dependencia energética de los combustibles fósiles. El auge de China ha creado una rivalidad por la supremacía tecnológica y productiva relacionada con las nuevas tecnologías, en especial en relación con la revolución digital, la inteligencia artificial, los estándares de Internet y varias industrias de alta tecnología, como la de los microprocesadores, la de fabricación de baterías y la de la electromovilidad, entre otras…”
Se trata como concluye la CEPAL, en este estudio que invito a leer, discutir y analizar…” Se trata de una transición de un conjunto de reglas que privilegiaba criterios de eficiencia a uno que incorpora las demandas y objetivos de seguridad nacional, de desarrollo de capacidades productivas nacionales, creación de empleo, protección de la naturaleza y el planeta, resguardo ante los riesgos de la revolución digital y la inteligencia artificial y atención a los impactos sociales negativos de la interdependencia y la inversión, entre otras cosas…”
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