Aniversario estimulante
Intención fundamental de estas líneas es estimular -por no decir urgir- el necesario aprovechamiento del CPV a sus 25 años de feliz realización
Mons Ovidio Pérez Morales:
El presente artículo inaugura al inicio del tiempo de Adviento una serie que cubrirá todo el año 2025, conmemorativo del XXV aniversario de inicio del Concilio Plenario de Venezuela (CPV), que abrió el siglo XXI y el III milenio cristiano, tiempo particularmente desafiante.
El Episcopado venezolano precisó como sentido y finalidad del CPV: “a cinco siglos del inicio de la evangelización de nuestro país, trazar un conjunto de orientaciones y normas que ayuden a concretar la nueva evangelización, que nuestra Iglesia está emprendiendo y desea desarrollar” (Carta pastoral colectiva, Guiados por el Espíritu Santo, 10 enero 1998). La presente página XXV ANIVERSARIO se propone destacar aspectos de particular significación de dicho Concilio, el único plenario en la Iglesia universal en lo que va de siglo y milenio y uno del trío post Vaticano II. El CPV fue un efectivo y eficaz emprendimiento sinodal en un tiempo en que esta categoría, bajo el impulso del Papa Francisco, habría de adquirir peculiar relieve
A propósito de sinodal es bueno recordar que en el CPV con sus dos centenas y medio de participantes estuvieron representados los tres sectores eclesiales (ministerio ordenados, laicado y vida religiosa) y en sus más variadas condiciones -obispos, presbíteros diocesanos y religioso(a)s, diáconos permanentes, personas consagradas, miembros de múltiples instituciones y tareas, laicos y laicas de los más distintos niveles sociales y culturales, así como de muy variados movimientos evangelizadores y encargos eclesiales. Pueblo de Dios multicolor y polifónico. En este sentido fue un buen adelanto de lo que ahora se trata de promover a nivel de Iglesia universal.
Propósito de esta página será animar el debido aprovechamiento y aggiornamento del CPV (2000-2006), de patente actualidad y necesidad, cuya importancia fue en algún modo neutralizada en sus inicios por la inmediata celebración de la Conferencia de Aparecida (mayo 2007). Los 16 documentos del CPV responden a importantes desafíos en las seis dimensiones de la evangelización y la metodología del ver-juzgar-actuar facilita la ulterior y enriquecida aplicación. La línea teológica pastoral (feliz y oportunamente se asumió la descubierta por la Conferencia de Puebla) asegura e ilumina la unidad y coherencia teológico-pastoral de la profundización y puesta en práctica actualizada del CPV.
Intención fundamental de estas líneas es estimular -por no decir urgir- el necesario aprovechamiento del CPV a sus 25 años de feliz realización.-