CELAM organiza campaña para reconocer defensores de derechos
"Tejiendo futuros, protegiendo vidas" es el lema de la iniciativa que comienza el martes 10 de diciembre, en el Día de los Derechos Humanos, y cuenta con el apoyo de la Pontificia Comisión para América Latina y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que acompañarán el proyecto
«La Iglesia no puede permanecer callada donde la vida está en peligro, amenazada o donde no es suficientemente respetada», asegura el cardenal Jaime Spengler, arzobispo de Porto Alegre (Brasil) y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM). Tras la presentación de la campaña «Tejiendo futuros, protegiendo vidas» en la Oficina de Prensa de la Santa Sede el lunes 9 de diciembre, el purpurado sostiene que, por desgracia, el continente latinoamericano lleva las marcas de una violencia desmedida, sobre todo en los sectores más pobres.
La plataforma, que cuenta con el patrocinio del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y la Pontificia Comisión para América Latina (CAL), quiere articular acciones que promuevan la solidaridad, la protección y el reconocimiento de la labor de los defensores de derechos humanos, líderes sociales y cívicos. Está fuertemente inspirada en el magisterio del Papa Francisco, en particular en las enseñanzas planteadas por las encíclicas Laudato si’ y Fratelli tutti.
Si bien se planificaba desde hace tiempo, el asesinato del ambientalista hondureño Juan Antonio López el 14 de septiembre pasado evidenció la vulnerabilidad a la que se enfrentan los activistas sociales en distintos países de la región.
Refiriéndose a la multiplicidad de razones que conducen a la violencia, afirma que la desigualdad social y económica es impresionante. A raíz de ella, surge la necesidad «de una verdadera reforma agraria» en algunos países. Asimismo, menciona el avance del narcotráfico, «que explota y mata» especialmente a los jóvenes.
«Esta es una realidad cruel, que se cobra tantas vidas, y esto no sale en las noticias».
Ser signo de contradicción
Otra temática preocupante es el peso de las empresas mineras o industrias extractivistas, que se desviven por «succionar de la tierra lo que la tierra ofrece a todos». Por ello, «como Iglesia, en nombre del Evangelio, no podemos permanecer indiferentes».
Para el prelado, si un cristiano no es signo de contradicción en el mundo en el que vive, su vocación se debilita. En este sentido, la campaña del CELAM incluye el cuidado del corazón, pues cada generación, según Spengler, necesita recorrer su camino.
«Cada situación requiere respuestas adecuadas, y cada generación tiene que ocuparse del corazón de la generación en cuestión. Y aquí es donde entra la preocupación con el mundo de la educación, ya sea a nivel secundario, primario, incluso a nivel de educación superior».
Llegar a las escuelas y universidades
Esta iniciativa debe expandirse a los centros educativos, de acuerdo con el presidente del CELAM: «Necesitamos construir espacios y caminos para que esto se haga realidad, hablando, en especial con quienes están a la vanguardia en el mundo de la educación en el continente».
Fortalecer el diálogo social
Un instrumento privilegiado del que se vale la Iglesia es el diálogo social, como explica la Doctora Emilce Cuda, secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina (CAL). En esta plataforma presentada por el CELAM, la CAL escuchará a los obispos del territorio y poniendo en contacto a las Conferencias Episcopales con el Santo Padre y la Curia Romana.
La teóloga argentina estima que la vía no consiste solo en «llevar una arenga de protesta»: «Es válido y necesario recordar el nombre de nuestros muertos, es el reconocimiento necesario, pero también abrir el diálogo social». Siguiendo esa línea, Cuda reivindica la importancia del diálogo social como herramienta que utiliza la Iglesia para resolver conflictos en diversos ambientes.
Incluso adelantó en la rueda de prensa que se han reunido con académicos y especialistas de varios países junto a la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, visto que estas realidades afectan tanto al norte como al sur. Cuda manifiesta que se trató de una instancia maravillosa, porque normalmente son profesionales del diálogo social: no recurren a la fuerza, sino se sientan en una mesa, evalúan las peticiones de la patronal, lo que solicita la parte trabajadora, llegan a un acuerdo y se establecen pasos a seguir. La estudiosa anticipa que dichos profesionales están dispuestos a capacitar en técnicas de negociación.
Para propiciar el diálogo social, lo primero es generar una «comunidad organizada», como sostiene el Papa Francisco: «Nos unimos o no nos unimos», resalta Cuda. «No es una persona hablando sola, es una comunidad que se organiza y se sienta con otra», remarca.
Dar un testimonio claro, de un servicio desinteresado
Por su parte, el cardenal Fernando Chomali, arzobispo de Santiago de Chile, asevera que la Iglesia puede seguir aportando a la defensa de la casa común construyendo «una gran cultura del respeto a la vida». Aún se necesita comprender que «la violencia no es el camino para lograr ningún tipo de objetivo» y es preciso «comenzar a promover con más fuerza el concepto de fraternidad, que lo tenemos muy olvidado».
«Hoy día el concepto de fraternidad, de bien común, está yendo en retirada y está entrando con fuerza el concepto de individualismo, el concepto de lucro. Así que ahí hay un camino que la Iglesia, que cree en un Dios Padre, nos puede ayudar mucho y creo que es una respuesta muy adecuada hoy día».-
Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano/Vatican News