Luisa Pernalete:
Se acercaba el 25 de diciembre. Ya no había clases en la escuela, esa linda que está en la isla de Margarita. Pero Belkis, la directora, y algunas maestras que viven cerca, y algunos alumnos, estaban regando las matas y haciendo algunas tareas pendientes, cuando se apareció una pareja: José, el carpintero, bien conocido en la escuela porque hizo algunos de los libreros, muy buena gente, y su esposa María, también muy conocida por su bondad. María estaba embarazada, a punto de dar a luz, y no conseguían hospital, ni ambulatorio a donde ir.
Se acercaron a la entrada y la Directora salió a saludarles, pensaba que querían agua porque en la comunidad lo del agua es un problema serio, y la escuela tiene un tanque y es solidaria con los vecinos. Pero no era agua: estaban buscando jun lugar seguro para que pariera María. “Directora, no conseguimos ambulatorio ni hospital para que María pueda parir, y ya está a punto, y usted sabe que donde nosotros vivimos hay mucho delincuente queriendo siempre ver a quién ataca. Andamos buscando posada por unos días, y esta escuela es muy linda, ese patio siempre tan limpio, hay agua y gente buena, ¿no puede María dar a luz aquí?”
Inmediatamente, la maestra Belkis les abrió la puerta y reunió a las otras docentes y a los niños y niñas que estaban ayudando con lo del jardín, y les planteó el asunto: “¿Qué hacemos? No podemos dejar que el Niño nazca en la calle, con tanta cloaca desbordada, con tanto peligro.” Y todos estuvieron de acuerdo en que había que darles posada a José y María para que pariera en la escuela.
“El salón más lindo es el de preescolar. Y podemos limpiarlo mejor. Y hacer unas carteleras bonitas. Manos a la obra”. Y todos comenzaron a ofrecer lo que podían hacer, además limpiar el salón,y los baños, todo muy bien-
“En mi casa hay una cunita de cuando yo nací y seguro que mi mamá la puede regalar a María”, dijo Any, siempre con tanta iniciativa. Y añadió “y mi hermano Henry Tomas, que canta muy bonito y toca la flauta, puede venir a cantar y tocar para que la música alegre a José y María”.
“Mi vecina Bárbara, acaba de hacer un curso de primeros auxilios, puede de venir a ayudar” Dijo Marcial. Y Así cada quien dijo lo que podía hacer: unos dijeron que como por ahí no hay ovejas, que podían traer sus mascotas, todas bien educadas, perritos y gatos y hasta una paraulata y una guacamaya, pues todos los pesebres tienen animalitos.
Las morochas, Samanda y Martina, dijeron que su mamá cocinaba muy rico y podría hacer unas hallacas para darle a María y José a vecinos que vinieran a visitar a recién nacido… Y así, todos en movimiento…
Y llegó el 25, y el Niño, que se llamaría Jesús, nació en la escuela. Los alumnos comenzaron a cantar Niño lindo, y después, Corre caballito, que todo el mundo coreaba: Al Niño Jesús, le vengo a pedir, que el agua por tubo nos vuelva a salir” y otra maestra inventó otra estrofa: A José y María, en la navidad, pido que nos traiga más fraternidad… y otra más allá: al Niño le pido, nos de voluntad, para que podamos construir la paz, al Niño le pido, en esta oración, que todos tengamos buena educación… El Niño Jesús, que nos dé una mano, pa que en Venezuela, seamos como hermanos… Y así iban inventando estrofas para José, María y Jesús.
Y mientras cantaban los niños, otros traían regalos “Palabras bonitas, traen en el morral todos esos niños que van al portal”. Otros llevaban obras buenas que habían estado haciendo en la comunidad, como visitar a tanto anciano que ha quedado solo.
Además de alumnos de la escuela, también se acercaron organizaciones de la comunidad, como esas Madres Promotoras de Paz, siempre proponiendo buenas acciones en la escuela y en la misma comunidad.
Toquemos los instrumentos, toquemos con alegría, que nos oiga todo el mundo que viene el Niño Dios, cantaban los niños.-
Diciembre 2024