Una Bitácora cubana
A los autoritarios se les conoce por la vida, pero sobre todo por cómo mueren. Quizás es que intuyen que tras cerrar los párpados ya no podrán dictar órdenes, encarcelar enemigos ni encadenar países.
Marcelino Miyares:
1–El último viaje de Carlos Alberto Montaner, el cubano más lúcido de nuestros tiempos
Gina Montaner, en su más reciente libro, “Deséenme un buen viaje”, narra el final de su padre, un gran cubano, un hombre que sabía escuchar, la antítesis de Fidel Castro: Carlos Alberto Montaner.
La autora narra los últimos meses del escritor y analista; en palabras de Yoani Sánchez en 14ymedio, se trata “de un testimonio armado desde la dulzura y la comprensión de una hija que hace valer, no sin dudas y dolores, la voluntad de morir de su padre”.
Es perfectamente comprensible toda la controversia que la eutanasia está generando; hace poco el parlamento británico aprobó iniciar un debate para ver si se aprueba una ley al respecto en el Reino Unido. Llama la atención que se decidió que la votación se hiciera sin líneas partidistas; en materias de moral no puede haber una línea de partido. Cada parlamentario votó según su conciencia y su moral.
Pero volvamos al libro de Gina Montaner y la reseña de Yoani Sánchez:
“El volumen, que acaba de ser publicado por la editorial Planeta, muestra la madurez de Gina Montaner como escritora, un ejercicio en el que es fácil detectar su formación y experiencia como periodista. Estamos ante un relato cuidado, que mantiene en buena medida una cronología lineal, aunque con los necesarios saltos al pasado para explicar ocho décadas de un hombre que parece haber compactado varias vidas en una sola.
Gina nos regala un mapa pero no del tesoro. Extiende ante nuestros ojos un plano para recorrer el accidentado camino de decir adiós a alguien que se ama. Si, además, esa persona va a cerrar la puerta por propia voluntad, eligiendo el mes y el día, “Deséenme un buen viaje” será entonces un indispensable compañero de ruta. Poco se ha escrito, desde la literatura, en lengua española, sobre la eutanasia, mucho menos de manos de un testigo ubicado en la primera fila de las emociones y la responsabilidad.
En poco más de 200 páginas asistimos junto a Gina y Carlos al largo y tortuoso proceso burocrático de hacer valer la Ley de la Eutanasia que se aprobó hace dos años en España. La familia regresa al lugar que considera su hogar tras el exilio al que se vio forzada seis décadas atrás. En Madrid bregan con la burocracia, las emociones y el deterioro de salud que va sufriendo Montaner a causa de una parálisis supranuclear progresiva, la enfermedad neurodegenerativa que le afectó la expresión facial y la locomoción, junto a la capacidad de hablar y escribir.
No obstante, aunque frente a los ojos del lector se ve deteriorarse y desvanecerse poco a poco a un hombre que fue sinónimo de elegancia en el lenguaje y en la política, CAM, el acrónimo con el que lo llamaban muchos, sale engrandecido. Sin excesos, sin alardes de un coraje fingido ni lecciones de arrojo ante la Parca que se acerca, Montaner imparte una lección magistral de valentía que su hija logra recoger en las pequeñas anécdotas del día a día. Desde el disfrute del cine en la sala familiar, incluso horas antes de la muerte, hasta su calmada pero decidida postura ante los médicos (…).
El libro tiene también otras lecturas a través del prisma de la historia cubana. Carlos Alberto Montaner se nos confirma como uno de los seres humanos más lúcidos y consecuentes que habitaron el enrarecido escenario de la política de esta Isla. El más libertario entre las figuras isleñas ejerció su arbitrio hasta al final, decidiendo la forma y el momento de marcharse de este mundo. Con excepción de varios famosos suicidas nacionales, los líderes cubanos han mostrado ante la muerte actitudes que van desde la irresponsable búsqueda de un fin heroico hasta la miedosa negación de que el último suspiro se acerca.
Fidel Castro, el hombre que fue la némesis de Carlos Alberto Montaner en tantos aspectos, se aferró a una larga y debilitante agonía final con el único objetivo de prolongar su control sobre la vida de los cubanos. Diez largos años pasó el dictador apagándose y escribiendo unas delirantes reflexiones en las que mezclaba las plantaciones de moringa con los años luz que nos separan de las más lejanas galaxias. Ante la muerte se escondió, se comportó de la misma manera que en aquella madrugada del 26 de julio de 1953 cuando no entró al Cuartel Moncada de Santiago de Cuba y mandó a morir y a matar a decenas de jóvenes que lo seguían ciegamente (…).
Montaner dio su último aliento rodeado de la familia que fundó, una cofradía basada en el amor y la comprensión. Castro escondió a sus hijos y a su esposa por décadas, negó incluso el apellido a varios de sus retoños y quienes lo trataron de cerca lo definieron como una persona incapaz de sentir empatía por nadie, ni siquiera por aquellos que llevaban su propia sangre. A los autoritarios se les conoce por la vida, pero sobre todo por cómo mueren. Quizás es que intuyen que tras cerrar los párpados ya no podrán dictar órdenes, encarcelar enemigos ni encadenar países.
El caudillo y el escritor retratados en el momento final. Uno, con su enfermiza necesidad de dictar a los demás lo que deben hacer, incluso después de su fallecimiento. El otro, recogido en ese círculo íntimo que conformaban su esposa, sus hijos y sus nietas, haciendo lo que mejor se le daba: escuchar. Porque Carlos Alberto Montaner fue uno de esos raros cubanos con la capacidad de oír al otro, de acomodarse en el asiento y volverse todo orejas mientras su interlocutor le desgranaba cárceles, exilios o proyectos literarios.
Si uno pidió que le levantarán un mausoleo de obligatoria visita, el otro sabía que el más honorable panteón donde debía descansar su memoria era en los libros que dejó, la familia que fundó y los miles de amigos que tuvo por todos lados.”
2– Muere en Miami Juan Manuel Salvat, fundador de Ediciones Universal y decano de los libreros cubanos
La prensa y medios cubanos, con una sola voz, destacaron el fallecimiento de Juan Manuel Salvat, que durante toda su vida dignificó la labor editora, combinando una eficaz labor divulgadora de la cultura cubana con un gran don de gentes y con el perenne ejercicio de la ciudadanía cubana a favor de la libertad.
Como también destacó Pedro Corzo en 14ymedio, “Juan Manuel Salvat fue un hombre de familia que mezcló con extrema grandeza la intimidad del hogar con sus deberes cívicos”. Muy cierto.
Nacido el 27 de marzo de 1940, en Sagua la Grande, Villa Clara, comenzó laborando en la bodega de su padre, y todavía siendo un adolescente se sumó a la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista. Su lucha cívica no tuvo descanso, ya que en la Universidad de La Habana formó parte de la Agrupación Católica Universitaria, uniéndose a la lucha contra la dictadura castrista. Recuerda Pedro Corzo que “su activismo en la Universidad de La Habana lo realizó junto a una pléyade de jóvenes entre los que figuraban Alberto Müller y Joaquín Pérez Rodríguez, otro cubano ejemplar que luchó siempre por Cuba y Venezuela, fallecido recientemente”.
En 1965 fundó, en la Calle Ocho, la Librería Universal, publicando y divulgando la obra de muchos autores, especialmente cubanos. La Librería Universal fue siempre uno de los símbolos de la identidad cubana, un espacio de diálogo, encuentro y confluencia a favor de la libertad de nuestra patria.
Desgraciadamente, a sus 84 años no pudo superar la diabetes que llevaba mucho tiempo padeciendo.
Paz a sus restos.
BORRELL Y SU REEMPLAZANTE, KAJA KALLAS
3- Josep Borrell, adiós y nunca más
Michel Suárez, en Diario de Cuba, reseña la partida de Josep Borrell, exjefe de la diplomacia europea desde 2019, cuya gestión no estuvo libre de polémicas, en especial su tendencia a favor del “apaciguamiento” y voltear la mirada ante la evidente violación por parte del régimen castrista de los acuerdos entre Bruselas y La Habana. Ello fue notorio en una visita a mediados de 2023, cuando se jactó de que la misma -en vez de servir para reclamar el apoyo del régimen a Putin en Ucrania- serviría para profundizar la cooperación europea con Cuba (o sea, con el régimen).
Algunas de las opiniones al respecto:
«Lo mejor de la etapa de Borrell es que se fue y no puede regresar. Ha hecho mucho daño que estas posiciones sean ocupadas por personas con un sesgo político tan grande, que interfiere en su capacidad de entender la naturaleza de un régimen como el cubano», afirma Carolina Barrero, directora ejecutiva del grupo Ciudadanía y Libertad.
Elena Larrinaga, presidenta del Partido Demócrata Cristiano de Cuba (PDC), coincide en que el mandato de Borrell «ha resultado fallido para Cuba, porque no se ha conseguido nada».
«Todo está peor. No ha sido una ingenuidad, la política de apaciguamiento no ha funcionado», asegura.
«El hecho de que no haya aprovechado el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (ADPC) para avanzar y dar seguimiento al asunto fundamental de los derechos humanos, caracteriza su débil gestión», opina Manuel Cuesta Morúa, vicepresidente del Consejo para la Transición en Cuba.
El activista socialdemócrata lamenta que la UE no reaccionara al apoyo de La Habana a Moscú en la invasión a Ucrania: «Lo que indicaba el manual era un encarecimiento de las relaciones al Gobierno cubano, por mal comportamiento. Y la UE tenía a la mano una herramienta estratégica para eso y no la utilizó «.
Un activista que prefiere el anonimato admite a DIARIO DE CUBA:
«Este será recordado como un período en el que al régimen se le dieron todas las prebendas con tal de no molestarlo. Entre ellas, no usar los fondos de la cooperación, que estipula el ADPC para apoyar a la sociedad civil real, y que el dinero fuera para organizaciones del régimen».
Borrell ya es historia. Afortunadamente.
Ha comenzado la era de Kaja Kallas, una política, diplomática y abogada estonia. El abuelo de Kallas fue Eduard Alver, uno de los fundadores de la República de Estonia el 24 de febrero de 1918. Kallas es asimismo hija de Siim Kallas, ex primer ministro, expresidente del Partido Reformista Estonio y exvicepresidente de la Comisión Europea. Ella es militante de dicho partido, de ideología liberal (liberalismo a la europea), que se desempeñó como primera ministra de Estonia desde el 26 de enero de 2021 hasta el 23 de julio de 2024. previamente fue diputada al Parlamento Europeo de 2014 a 2018.
Ella ha sido siempre una firme defensora de los derechos de Ucrania, hecho que la ha llevado a ser declarada en busca y captura en Rusia. Vladimir Putin ciertamente la detesta, lo cual no puede ser considerado sino como un elogio.
4-Rafaela Cruz: ¿Qué fue primero, el huevo o el hambre en Cuba?
Rafaela Cruz, en Diario de Cuba, afirma que “los bíceps y tríceps de Ronnie Coleman, ocho veces Mr. Olympia, en su momento de mayor gloria, no alcanzaron la dureza del rostro del PCC que, en su órgano oficial de desinformación digital, Cubadebate, se ha atrevido a hablar del «problema» de la escasez y los precios de los huevos… en ¡Estados Unidos!
No obstante, la publicación hubo de reconocer que, según fuentes especializadas, «la escasez (de huevos) en los supermercados ha sido aislada y temporal», tan temporal que «se ha ido solucionando rápidamente, incluso en cuestión de un día».
O sea, la prensa oficialista se alarma por la supuesta escasez de huevos en los EEUU, pero no dice nada de la escasez en la Isla. Como dice Cruz:
“Cuánto cinismo debe albergar el hígado de estos panfletarios para hablar en Cuba sobre huevos, donde los huevos se han convertido en anécdota que padres cuentan a hijos: «Así era, un cartón de huevos costaba 30 pesos, y sí, había bastante, podías comprar dos y hasta tres cartones sin problemas… No, no hace tanto, si ya hasta se había muerto Fidel». (…)
De lo que parecen olvidarse los combatientes de la UPEC (Unión de Periodistas de Cuba), es de que el huevo en Cuba, en ese mismo periodo, también ha sufrido un poquitín de aumento en su precio, exactamente un 1.900% de aumento. Es decir, más de 30 veces lo que se ha encarecido en EEUU.
En 2020 ya el huevo estaba desapareciendo de la Isla, según declaraciones del ministro de Agricultura a causa de que las gallinas cubanas estaban viejas (esto es literal, no ironía), y un cartón de huevos se cotizaba a 175 pesos, una cifra enorme para el salario de la época. Sin embargo, hoy, después de mucha ingeniería monetaria para inducir inflación y el derrumbe de la producción nacional (porque en Cuba socialista ninguna producción es sostenible) el cartón de huevos puede superar los 4.000 pesos.(…)
Y mientras el alienado y explotado obrero del capitalismo puede comprar miles de cartones de huevos, un digno obrero socialista en esta Cuba con salario medio de 5.500 pesos, puede adquirir, si lo encuentra, un cartón y medio al mes; ¿el problema del huevo está aquí o allá?
En fin, paleontólogos, filósofos, biólogos y borrachos de cantina pueden debatir qué fue primero, si el huevo o la gallina, pero para los que padecemos la terrible enfermedad de aún vivir en esta isla, algo está bien claro: primero fue la revolución, luego el huevo… desapareció.
5– La sanidad cubana, más allá de la propaganda
Una vez más publicamos uno de los ensayos de “Quieromicubalibre” sobre la situación en Cuba, en esta ocasión sobre los servicios sanitarios. Desde hace muchísimos años el castrismo buscó asociar las palabras “sistema sanitario cubano” y “éxito”. Por décadas, se ufanaba la dictadura de que los indicadores de salud eran ejemplo para el mundo.
Estoy seguro que los lectores conocen muy bien no sólo la realidad de hoy, sino cómo el Gobierno siempre ha manipulado los hechos. Veamos extractos importantes de este trabajo:
“Este entorno genera una presión constante sobre los profesionales de la salud para cumplir con indicadores estrictos, muchas veces centrados en metas numéricas que buscan mejorar la imagen internacional de Cuba a partir de lograr ciertos objetivos en términos de desempeño del sistema de salud. La imposición de estos objetivos se convierte, en la práctica, en una herramienta orientada a la propaganda política, de modo que la apariencia de éxito tiene mayor relevancia que la situación real de los pacientes y los profesionales de la salud en el país.(…)
Así, el sistema centralizado de salud de Cuba, aunque haya sido vendido internacionalmente como un modelo de éxito, puede ser visto también como un reflejo de las restricciones y sacrificios que se llegan a imponer a la población de un país sometido por el comunismo, todo en aras de mantener un modelo de prestigio internacional.
“(…) Mitos que ha construido la propaganda castrista en torno a la sanidad cubana, este paradigma presentado al mundo como un modelo ideal, pero que presenta grietas que se hacen muy visibles en cuanto procedemos a realizar un análisis serio y riguroso de la situación. Este ejercicio revela que, lejos de ser un ejemplo a seguir, el sistema cubano de salud impone altísimos costes sociales y éticos para sostener una estructura que, bajo el control absoluto del Estado, prioriza los objetivos numéricos sobre las necesidades reales de los pacientes. Además, el análisis formulado demuestra que buena parte de los logros supuestamente alcanzados por Cuba son, en realidad, mera propaganda”.
Esa es la dura y triste realidad.
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